"Si Jesús recibió tres regalos de los Reyes Magos, probablemente es que con tres sea suficiente"

Una niña jugando con una Barbie que vuela sobre un dron.
Una niña jugando con una Barbie que vuela sobre un dron.
JORGE PARÍS
Una niña jugando con una Barbie que vuela sobre un dron.

La infancia está indisolublemente unida el juego, a través del cual el niño "desarrolla sus sentidos, fortalece hábitos, despierta su imaginación, aprende valores, libera tensiones y miedos, o desarrolla la psicomotricidad y la memoria", resume Daniela Martínez, profesional del Colegio Oficial de Psicólogos de la Comunitat Valenciana.

De hecho, "impedir que un niño juegue supone un maltrato infantil irreversible" que haría que ese niño "sufriese una patología", según afirmó tajantemente el reconocido psicólogo infantil y ex Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid Javier Urrua con motivo del Día Universal del Niño el pasado 20 de noviembre.

Lo que no tiene necesariamente que estar unido es juego y juguetes. Pero aunque no vayan de la mano, el periodo navideño con el colofón del día de Reyes trae de la mano un alud que muchos padres consideran abrumador. Los datos de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) les dan la razón: en 2015 el consumo nacional de juguetes ascendió a 1.065 millones de euros, un 5,84% más que el año previo, lo que se traduce en 174,12 euros por niño. El 54% de las ventas se concentran en el mes de diciembre.

¿Cuántos juguetes debe recibir un niño?

"Es una pregunta muy frecuente", asegura Deanna Marie Mason, una experta en educación y salud familiar con más de 20 años de experiencia ayudando a familias, escritora y colaboradora de diferentes publicaciones científicas. "Si el niño Jesús recibió tres regalos, probablemente es que con tres sea suficiente", comenta Mason medio en broma antes de añadir, " pero por la cantidad de miembros de la familia le pueden llegar muchos más y es normal. El número no es muy importante, lo importante es mirar al niño, saber qué le gusta y elegir regalos que apoyen su desarrollo". No obstante, hay límites dictados por el sentido común, porque "los niños, sobre todo los menores de ocho años, no pueden entender el coste, darles valor y disfrutar".

En la misma línea responden Véronique y Bryon Torres, fundadores de la web de venta de juguetes  para niños con discapacidad Hop Toys. Él es educador especial y ambos asesoran a padres desde hace dos décadas: "No hay un número mágico, pero no es una buena idea concentrar demasiada cantidad de regalos en esta época. Los niños se terminan saturando y no tienen tiempo a asimilar tantos estímulos de golpe".

Daniela Martínez añade que un exceso de regalos es perjudicial para el menor porque no centra su atención ni desarrolla la relación afectiva con el juguete, y "es importante que el menor sienta sus juguetes como algo valioso y exclusivo para que desarrolle actitudes de cuidado".

Gonzalo Jover, director del Observatorio del Juego Infantil sí que deja caer un número, que coincide con el simbólico del que hablaba Mason. Habla de dos o tres juguetes, porque "no juegan con más". Aunque "no puede existir un número fijo. Pasa como con la comida. Se puede comer un plato o diez dependiendo de la cantidad. Y así como los adultos nos empachamos a comer en estas fechas, empachamos a juguetes a los niños". "Lo mejor sería controlarlo a priori, pero es muy complicado por los usos sociales. Limitar los regalos puede incluso crear malestar entre amigos y familia", reconoce Jover.

Cómo poner coto previo

Precisamente por todo lo apuntado por los expertos y para mantener el aluvión de regalos bajo control, cada vez más familias optan por poner sus propias reglas respecto al número de juguetes que se desenvuelven en estas fechas.

Carlos García es padre de dos niños de ocho y seis años. Los primeros años el día de Reyes de sus hijos, los primeros nietos y los primeros sobrinos por ambas partes, "era una locura"; pero hace dos años hubo un punto de inflexión, cuando vieron que no entraba todo en su coche, y desde entonces "no lo ha sido porque nos coordinamos con la familia. Ponemos todo en común y regalamos con criterio. Regalos que merezcan realmente la pena reciben solo tres, uno en nuestra casa y los otros dos en las de los abuelos".

María Fernández es madre de dos niñas de dos y siete años y tienen establecido que "solo hay un regalo por casa la mañana de Reyes y miramos el importe, que no pase de unos treinta euros;  tenemos que encauzar mucho a la mayor "porque es muy 'pidona', se deja fascinar por los anuncios". A eso se añade hacer limpieza y donación de juguetes un mes antes, "a veces pactada y otras veces no tanto".

Pero lo de poner reglas no sirve en todas las familias."Lo que pedimos se traduciría en seis regalos, pero al final hay gente que hace lo que le da la gana y la mayor se junta con unos veinte", explica María. "A los tíos y los abuelos les hace una ilusión tremenda regalar, casi tanto como a las niñas abrir paquetes. Y yo lo entiendo. Pero un año después, de esos veinte regalos que recibe, puede estar jugando con cinco. Los hay que se estropean pronto y los hay que decepcionan".

Además de intentar controlar el número de regalos, está la opción, recomendada por los expertos, de que la carta a los Reyes Magos no esté protagonizada por los juguetes, que haya siempre un libro, algo necesario como un abrigo o unos zapatos, una experiencia en familia...

"Si el niño necesita una nueva mochila es algo muy apropiado como regalo. Si le gustan mucho las estrellas, se le pueden regalar libros que apoyen este interés. O si es tímido y necesita aprender a ser mas abierto, una clase de baile o teatro. Los regalos no tienen que ser juguetes. Podemos hacer regalos que reflejen nuestros valores y experiencias en familia. Los recuerdos del tiempo pasado juntos resisten más que un juguete de plástico", insiste Deanna Marie Mason.

Y también es importante contrarrestar el influjo de la publicidad."Al final es la fuerza de la publicidad lo que acaba mandando, así que lo que recomiendo a los padres a que lleven a los niños a la juguetería a ver los juguetes y comprobar si es realmente lo que quieren", recalca Gonzalo Jover. "Las empresas gastanmuchos millones en publicidad para vender a los niños. Y los menores de 9 años son los más influenciables. Los padres tienen que ayudarles a elegir fuera de la influencia del marketing", coincide Mason.

Qué hacer ante el exceso de juguetes

Pero qué hacer cuando la avalancha de juguetes ya ha llegado sin que hayamos podido impedirlo. "Dar ejemplo", responde Deanna Marie Mason, "el consumismo nos dice que los objetos pueden dar felicidad y eso no es verdad. Nosotros como padres podemos controlar el consumismo de nuestros hijos dando un buen ejemplo".

La experta también aconseja enseñar a recibir los regalos: "Una buena idea es pedir que vayan a quien les ha hecho el regalo  y que den las gracias antes de abrirlo". Si la magia no permite esos agradecimientos, "pueden abrir un regalo y parar y jugar un poco antes de abrir el siguiente. Que no sea abrir sin parar y no mirar nada".

Para evitar ese abrir paquetes a toda velocidad y sin valorarlos, Véronique y Bryon apuntan que "una buena alternativa es  hacer un juego de pistas para que la recepción de los regalos sea menos bombardeo, y que el niño tenga tiempo de digerir las sorpresas. Va a valorar más cada regalo y, como va a pasar más tiempo, se va a dosificar un poco la excitación".

Gonzalo Jover ve con buenos ojos guardar juguetes e irlos entregando espaciados en el tiempo, incluso animando a los niños a pedir juguetes para el verano, que se guarden hasta entonces.

También apunta otra solución solidaria: "tendemos a pensar que donamos lo que ya no sirve, pero también podemos donar con el niño juguetes nuevos. ¿Por qué no? Educa en valores", concluye Jover.

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