Francia vive desde la noche del miércoles una huelga, que se prolongará hasta el viernes, en los medios de transporte público, convocada por los sindicatos para protestar contra la reforma de los regímenes especiales de pensiones de ciertos sectores y que el Gobierno teme que será masivamente secundada.

El seguimiento está siendo "amplio", según las propias compañías, que ya habían anticipado una amplia repercusión en el servicio, ya a primera hora de la mañana se registraban

La huelga también ha afectado la llegada al trabajo de millones de franceses de otras veintiséis localidades.

La compañía pública de ferrocarriles, la SNCF, esperaba prestar 46 de los 700 servicios de tren de alta velocidad y apenas unos cuantos para unir París con Londres, Bruselas, Amsterdam y Colonia. También las líneas regionales se han visto afectadas.

En París sólo funcionan uno de cada diez autobuses y numerosos ciudadanos han recurrido a la bicicleta como medio alternativo.

Por su parte en España, Renfe ha suspendido los servicios internacionales que enlazan España con Francia, Suiza e Italia debido a los problemas en el país vecino.

El origen del conflicto está en la intención del Ejecutivo de ampliar el período de cotización que da derecho a una pensión completa desde los 37,5 años actuales a los 40 para una serie de sectores.

Son los llamados regímenes especiales, que afectan a 1,6 millones de personas (1,1 millones de jubilados y 500.000 trabajadores en activo) en la compañía de ferrocarriles SNCF, la red de transporte urbano de París RATP, las empresas de energía Electricité de France y Gaz de France y los secretarios de notarías.

Las previsiones aportadas por las empresas de transporte indican actividad escasa o incluso nula en varias líneas, sobre todo de transporte urbano. Esta es la primera gran movilización contra las medidas del presidente francés. Algunas, como la intención de acabar con las 35 horas han desatado un intenso debate en Francia.