Isabel Coixet: "Quienes van a ver la película de moda no son espectadores"

  • La cineasta recibe este lunes el premio Atlántida, dedicado a personajes fuera del mundo editorial que promuevan la lectura.
  • "Para mí, lo mejor es estar en un sofá con un libro".
  • "Si algún día crees que lo sabes todo, será un coñazo".
La cineasta Isabel Coixet.
La cineasta Isabel Coixet.
GTRES
La cineasta Isabel Coixet.

Cada año, el Gremio de Editores de Cataluña distingue con el premio Atlántida a una figura que, fuera del mundo editorial, haya contribuído de alguna manera a fomentar el mundo del libro y la lectura.

Desde Joan Manuel Serrat hasta el artista plástico Jaume Plensa, premiado el año pasado, el Atlántida recorre un camino por nombres de la música, la pintura o el cine; este año, el testigo cae sobre la cineasta Isabel Coixet, que este lunes recoge el galardón en su Barcelona natal.

No es un universo ajeno para ella: Trabaja en la adaptación de la novela La Librería, de Penelope Fitzgerald, y antes fueron otros textos de autores como Catherine MacPhail o Philip Roth. Ha publicado artículos, guiones y tomos de reflexiones como La vida es un guion (2004), y se dice lectora empedernida.

La premian por fomentar la lectura. No parece fácil ahora que no está en su mejor momento…

Yo creo que las cosas importantes en la vida nunca son fáciles. No sé quién dijo eso de que la única cosa fácil en este mundo es engordar (risas). Cuando hay tantas opciones, la gente deja de leer, igual que van menos al cine. Aun así, creo que hay que seguir haciéndolo: a mí me apasiona.

¿Cómo es esa Coixet lectora?

Omnívora. Me hace mucha gracia cuando hablan, por ejemplo, del boom de la novela negra. Recuerdo leer con 13 años a Dashiel Hammett y Raymond Chandler, y no es de ahora. De hecho, ahora la novela tiene que ser muy buena, porque cuando has empezado con los grandes, te cuestan mucho ciertas cosas.

¿Algún otro género?

Leo de todo: novela gráfica, ensayos filosóficos… estoy leyendo Las Confesiones de Rousseau y una novela de una autora de Nueva York que se llama Rich and Pretty, sobre dos chicas de la alta sociedad americana. También un libro que se publicó en los 70, Diario de soledad, de una autora muy desconocida en España, May Sarton, que me fascina. Para mí es lo mejor: estar en un sofá con un libro.

¿Ve alguno en pantalla?

Es diferente: eso son flechazos. Hay novelas que atrapan de una manera diferente, y a mí no me ha pasado eso en demasiadas ocasiones. Mis adaptaciones literarias han sido muy libres y contadas. Además, no leo una novela con ojos de directora.

El premio es en casa

Y es estupendo. Lo bueno es que te coges un taxi y estás en el sitio, no tienes que ir al quinto coño (risas). Además, me gusta mucho que me lo den en la Filmoteca, porque es un lugar muy importante para mí desde la adolescencia, donde aprendí de los clásicos.

¿Aprendió?

Bueno, de aprender no dejas nunca. Si algún día crees que lo sabes todo, qué coñazo. El aprendizaje es un modo de vida, quizá el más bonito.

¿Se ve escribiendo una novela?

Sí, pero las ganas son una cosa y conocer tus limitaciones es otra. Respeto muchísimo a los escritores.

Entre los best sellers sigue triunfando 50 Sombras de Grey, que según uno de sus artículos podría resumirse con emoticonos…

Bueno, yo tengo la sensación de que la gente que compra el libro no son lectores. Es como la gente que va a ver la película de moda, tampoco son espectadores. Van a verla porque los cuñados la han visto, no porque exista un hábito.

¿Siempre?

Yo no tengo ningún prejuicio. Pero 50 sombras de Grey me pareció tan malo… (risas). Todas estas señoras, en la peluquería, hablando de ello… Una línea de los cuentos de Decamerón de Bocaccio tiene más morbo que todo el libro. Aún así venderán libros, látigos y pezoneras.

Después de todo, ¿hay esperanza?

Espero que sí. Yo la tengo. Hay, por ejemplo, muchos clubs de lectores que eligen un libro, lo leen, lo discuten… me parece otra manera de vivir la literatura muy estimulante y respetable. Aunque para mí lo de los libros es más íntimo, lo respeto.

En su próximo trabajo como directora, la protagonista se pone al frente de una librería. ¿Se imagina en su lugar?

Para los negocios soy fatal, abriría una y me saldrían goteras (risas).

Trabajó en Spain in a day con cientos de fragmentos de película de diferentes autores, ¿asumiría ponerte al frente de una novela así?

La verdad es que me pasé muchos meses en la sala de montaje, así que no sé si sería capaz. Con la película tuve bastante.

En sus palabras, dirige para una minoría, ¿y al escribir?

También, supongo que es una naturaleza. Hay gente que es muy social y se lleva bien con todo el mundo, pero los que hemos sido los raritos del colegio sabemos que lo nuestro es otra cosa. Aunque a veces me preguntan si me veo dirigiendo Star Wars y sí, ¿por qué no? Sería un buen reto.

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