La enfermera Sinead Higgins, de 37 años, y su hijo de siete, Oisin, fueron encontrados muertos el pasado miércoles cuando la polícia forzó la puerta de su casa de Ruislip -oeste de Londres- tras recibir una llamada de un conocido que se interesaba por el estado de salud de ambos, de los que no tenía noticia desde hacía tiempo.
Cinco días antes de su muerte, y tal y como recoge el diario Daily Mail, Higgins, natural de Irlanda, publicó un críptico mensaje en la red social Twitter en el que comparaba su vida con un tornado. "El futuro se ve muy...", escribió junto a un símbolo de un torbellino. En otra red social lanzó: "Has oído lo que he hecho, no lo que he estado pasando. Si estuvieras en mis zapatos, caerías en el primer paso".
Los agentes encargados del caso no descartan ninguna hipótesis, aunque la primera línea de trabajo es que la mujer acabó con la vida del niño y, después, se suicidó. El motivo del crimen sería la depresión que ella afrontaba.
Higgins, que trabajaba como asesora médica legal, habría roto con su socio, lo que le habría provocado problemas económicos.
Vecinos de la zona aseguraron haber visto a su exnovio, Shane O'Driscoll, de 40 años, sentado fuera de la casa después de que Oisin no fuese a clase en los últimos días.
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