El precio del petróleo vuelve a crecer según el indicador del Mar del Norte, el barril de Brent. El precio de este tipo de petróleo ha alcanzado durante este lunes un precio de 81.93 dólares por barril, lo que supone un nuevo récord en su escalada de precios.

Esta subida viene propiciada especialmente por la posible intervención de Turquía en la zona del kurdistán iraquí (ubicado en la frontera entre ambos países). El Ejecutivo de Gül anunció que perseguiría a los miembros del ilegalizado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), autores de varios atentados en suelo turco, aunque fuera más allá de las fronteras iraquíes.

Diferentes valores para diferentes petróleos

Existen varios tipos de petróleo y, según el tipo al que se refiera, diversos índices de precio. El brent es el petróleo típico del norte de Europa y su índice de precios es el estándar aceptado en el Viejo Continente. Otras medidas que se valoran en el mundo es el WTI (West Texas Intermediate), referencia usada en Estados Unidos, o el índice de la OPEP.

La tendencia de los últimos meses rompe un inicio de año a la baja, en el que el precio del barril sufrió una depreciación de casi un 10% debida, fundamentalmente, a las altas temperaturas y el consecuente descenso de uso de energía. En aquellos momentos, incluso, se auguró que el consumo de petróleo se iría ralentizando en el futuro.

Las consecuencias inmediatas de la subida

No obstante, desde el Fondo Monetario Internacional se advirtió de que el precio del crudo seguiría creciendo durante los próximos años, tal y como se confirmó a finales de verano.

Estas subidas tienen una consecuencia inmediata: el encarecimiento de los precios de los combustibles, lo que afecta no sólo al usuario a la hora de poner gasolina, sino que encarece el transporte de cualquier bien de consumo, afectando a su precio final. De hecho, también ha comenzado a afectar a otros sectores, tal y como se aprecia tras la subida del precio de los billetes de Air France hace apenas unos meses.

Ante esta crisis el mejor remedio, según los expertos, es apostar por la estandarización de fuentes energéticas alternativas, como los combustibles a base de algas o el biodiesel.