Según ha explicado a Europa Press el gerente de la entidad, Serafín Cano, la empresa cuenta con 3.000 metros cuadrados propios de granjas de caracoles de las que se obtiene una producción constante gracias a la recreación de un microclima primaveral idóneo para el cultivo de los diferente tipos: cabrilla, helix o blanquillo.

Así, la sociedad realiza desde mitad de año las elaboraciones en sus propias instalaciones, con lo que ha incrementado su control sobre la producción para llegar a los más altos estándares de calidad. El resultado es la comercialización de caracoles en tomate o salmuera en distintos formatos que van desde los 600 gramos hasta los tres kilos, listos para calentar y consumir.

La empresa, que lleva más de seis años operando y que ha contribuido a levantar 16 granjas de caracol en la provincia, prevé lanzar en breve nuevas recetas tradicionales para estimular su consumo en quinta gama, también comercializa sacos de las distintas especies en crudo, listas para cocinar sin labores de limpieza previa y orientadas especialmente a restaurantes.

Además de la cría y engorde de caracoles, esta empresa familiar que comenzó con 5.000 ejemplares y ya trabaja con unos 150.000, proporciona gasterópodos para su reproducción a otras granjas de la provincia.