En una Cuba que lleva una semana despidiendo al líder cubano Fidel Castro y donde su hermano Raúl Castro tiene un mandato límite hasta 2018, el gran interrogante es quién tomará el relevo de los Castro al frente del país y continuará la senda aperturista marcada tras el deshielo entre la isla y EE UU.

Expertos consultados por 20minutos apuntan al actual vicepresidente primero de Cuba, Miguel Díaz-Canel, de 56 años, como el 'tercer hombre' de una nueva generación que sucederá a Raúl Castro cuando este deje su mandato, previsiblemente en 2018, tal y como anunció. "El giro en Cuba no lo va a dar Raúl Castro", sostiene Ana del Paso, doctora de relaciones internacionales de la Universidad Complutense.

Para esta experta, Raúl Castro presentará a Díaz-Canel "como el futuro candidato" tras un congreso del Partido Comunista cubano, ya que "tiene un perfil muy aperturista" y de mayor consenso a diferencia de otros nombres como Alejandro Castro Espín, único hijo varón de Raúl Castro, coronel del Ministerio del Interior y jefe del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, más cuestionado por la disidencia cubana por su perfil continuista.

Díaz-Canel, 'número dos' de Castro, ha sido en todo momento un hombre de confianza del mandatario cubano, y será él quien inicie la transición en la isla, según Ana del Paso, un cambio que define como "una transición a la española con tintes caribeños. Una transición de manual de estudio de las relaciones internacionales", ya que Fidel Castro dejó mucho antes de su muerte "un legado de instrucciones de lo que hay que hacer".

Miguel Díaz-Canel nació el 20 de abril de 1960 en Villa Clara y se graduó en 1982 como ingeniero en Electrónica, momento en que se incorporó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) hasta 1985. También trabajó como profesor en la Universidad Central de su provincia natal donde se incorporó a la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC, filial juvenil del PCC).

Entre 1987 y 1989 encabezó un contingente que viajó a prestar apoyo al Gobierno sandinista de Nicaragua, que entonces libraba una guerra contra fuerzas partidarias del exdictador Anastasio Somoza, apoyadas por Estados Unidos. A su regreso, ocupó de nuevo distintas funciones en la UJC. En 1991 ingresó en el Comité Central del PCC y al año siguiente en el Buró Nacional de la UJC, donde fue sucesivamente segundo secretario de la organización juvenil a nivel nacional e integrante de la dirección regional del PCC en la provincia central de Villa Clara.

Posteriormente, entre 1994 y 2003 se convirtió en primer secretario del PCC en Villa Clara y en 2003 fue electo para el mismo cargo en la provincia de Holguín. Ese año, por los resultados de su trabajo político en Villa Clara, fue elevado al Buró Político del Partido Comunista, convirtiéndose en el miembro más joven de este selecto y poderoso órgano de la nomenclatura cubana.

En aquel momento, Raúl Castro, entonces ministro de las Fuerzas Armadas y segundo del régimen, destacó de él su "alto sentido del trabajo colectivo", "su exigencia con los subordinados", su "afán de superación" y su "sólida firmeza ideológica".

No obstante, ha sido durante el 'raulismo' cuando Díaz-Canel ha ganado especial visibilidad pública, ya que ha ejercido primero como ministro de Educación Superior y posteriormente como uno de los vicepresidentes del Consejo de Ministros, en lo que se interpretó como una tendencia de renovación moderada.

El gran paso lo dio en 2013, con 52 años, cuando fue designado primer vicepresidente de Cuba en sustitución del histórico José Ramón Machado Ventura, actual 'número dos' del Partido Comunista de Cuba (PCC).

La idea del relevo ya estuvo presente en el último Congreso del Partido Comunista celebrado el pasado mes de abril, con Fidel Castro aún presente y que supuso una renovación de las estructuras del partido, que salió ligeramente rejuvenecido. "Por inexorable ley de vida, este VII Congreso será el último dirigido por la generación histórica, la cual entregará a los pinos nuevos las banderas de la Revolución y el socialismo", pronunció en su clausura Raúl Castro.

Sobre el plan de "actualización socialista" emprendido hace cinco años en ese país, el presidente cubano reiteró que proseguirá "sin prisa pero sin pausa". "El ritmo dependerá del consenso que seamos capaces de forjar al interior de nuestra sociedad y de la capacidad organizativa que alcancemos para introducir los cambios necesarios, sin precipitaciones ni mucho menos improvisaciones que solo nos conducirán al fracaso", añadió entonces Raúl Castro.

Es por eso que para la experta en relaciones internacionales Ana del Paso "el legado de Cuba está más que escrito, no va a haber sorpresas", ya que "Castro ha dejado bien atado cómo va a ser la transición. Si alguien piensa que va a haber una transición dura, no será así", concluye.