Las alteraciones en sangre de niveles de fármacos inmunosupresores peligran la supervivencia del órgano trasplantado

  • Las alteraciones en sangre de los niveles de los fármacos inmunosupresores ponen en riesgo la supervivencia del órgano trasplantado, tal y como han mostrado diversos estudios mencionados durante la '5ª Reunión Detecta. Rechazo Humoral 2016. Inmunosupresión efectiva: nuevos marcadores', organizada por Astellas Pharma.

"Hay que tener en cuenta la variabilidad, además de otros factores de riesgo ya conocidos, para que la supervivencia de los injertos sea lo más larga posible. Si la relación entre la dosis del fármaco y sus niveles en sangre no es mantenida, surge el riesgo de que se pueda desarrollar un rechazo humoral subclínico", ha comentado el coordinador de la reunión y doctor del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander), Manuel Arias.

Y es que, prosigue el experto, esta variabilidad tiene como consecuencia el control no efectivo del sistema inmune y fundamentalmente sobre los linfocitos B, que son los productores de anticuerpos.

"El efecto es la aparición de más anticuerpos anti-HLA y, con ello, es más probable el rechazo del órgano trasplantado. El régimen inmunosupresor más efectivo en la actualidad consiste en tacrolimus, micofenolato y prednisona que ha permitido alargar la supervivencia de los pacientes con menos efectos secundarios. En cualquier caso, si el receptor no toma el medicamento inmunosupresor adecuado y en la dosis correcta el sistema inmune genera una respuesta de rechazo hacia el órgano trasplantado", ha añadido.

DIVERSAS CAUSAS

Ahora bien, la variabilidad en los niveles de los inmunosupresores puede tener distintas causas. En este sentido, el director del departamento de Nefrología y del programa de trasplante renal en el Hospital Universitario Leuven (Bélgica), Dirk Kuypers, ha informado de que algunas de ellas son la ingesta de alimentos, trastornos gastrointestinales e interacciones con otros medicamentos, si bien ha reconocido que otras están menos estudiadas como la formulación de fármaco, la sustitución por genéricos o factores genéticos de la persona.

"Por un lado, puede ser consecuencia de la dosis real ingerida, es decir, que esta no sea suficiente debido a la falta de adherencia por parte del paciente y, por otro, a la minimización de la inmunosupresión por parte de los especialistas en un intento de disminuir sus efectos secundarios. Además propios medicamentos inmunosupresores tienen un margen terapéutico estrecho. El paciente puede exponerse a sufrir un rechazo, sino toma la medicación a tiempo o se salta las dosis, o bien ser más propenso a tener infecciones o que aparezcan tumores si toma el fármaco antes de tiempo o más dosis de la debida", ha comentado Arias.

No obstante, los especialistas han recordado que cada paciente es único y el tratamiento inmunosupresor debe ser individualizado y seguido constantemente por el médico para poder advertir a tiempo estas oscilaciones en los niveles de los inmunosupresores y poder ajustarlo.

Una medida que es también apoyada a nivel internacional, tal y como ha manifestado Kuypers, para quien los resultados adversos asociados a una alta variabilidad de los fármacos inmunosupresores debe conllevar la aplicación de medidas en el seguimiento de los pacientes trasplantados para detectar su existencia y poder llevar a cabo intervenciones individualizadas para cada paciente con el fin de evitar el rechazo del injerto.

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