La organización estadounidense animalista PETA ha vuelto a provocar polémica con su última campaña y esta vez no ha sido por usar a famosos desnudos que se declaran sus activistas, sino por una campaña que ha sido considerada como "asquerosa".

PETA organizó una falsa cata de leche en las calles de Reino Unido en la que daba a probar supuesta leche (al menos ellos decían que era eso) de una nueva marca a los transeúntes para que estos describieran su sabor y demás propiedades.

Una vez probada, los participantes se atrevían a describir su textura, sabor e incluso color, pero el momento crítico llega cuando una mujer pregunta si es leche "normal", a lo que la activista le contesta que "es de perro". Una mujer no se lo cree y le pregunta si es leche para perros o producida por perros, la activista le confirma que es lo segundo y los demás comienzan a reprocharle que debería haber avisado y otros, directamente, la escupen.

No obstante, a pesar del mal trago que les hizo pasar PETA, en realidad la bebida no era ni de vaca, ni de perro sino una bebida vegetal de soja.

La campaña de PETA es, según la propia organización para convencer del veganismo y tratar de frenar el consumo de leche de vaca: "Si pensar en beber leche de perro no te agradó, ¿Por qué bebes leche de cualquier otro animal?", se preguntan desde la organización.

¿Es una campaña realmente efectiva por las sensaciones desagradables que genera o PETA ha cometido un error al hacer creer a la gente que estaban bebiendo leche de perro?