Soraya Rodríguez: "Susana Díaz tiene capacidad y fortaleza para liderar el PSOE"

  • La exportavoz socialista en el Congreso, recuperada por la gestora para la primera línea política, niega las represalias contra los diputados del 'no'.
  • "No hay ninguna duda es de que se va a hacer un congreso y de que se va a celebrar con una elección del secretario general a través de primarias", afirma.
  • Pide a Podemos que cambie su actitud para poder sacar adelante reformas: "Tenemos por delante un camino enorme que aún no se ha recorrido".
  • Rajoy, exige, debe comenzar a practicar el diálogo que predica.
Soraya Rodríguez, diputada del PSOE, en el Congreso de los Diputados.
Soraya Rodríguez, diputada del PSOE, en el Congreso de los Diputados.
JORGE PARÍS
Soraya Rodríguez, diputada del PSOE, en el Congreso de los Diputados.

Soraya Rodríguez (Valladolid, 1963) ha vuelto a la primera línea política. La que fuese portavoz del Grupo Parlamentario Socialista con Alfredo Pérez Rubalcaba ha sido rehabilitada por la gestora como presidenta de la Comisión de Relaciones con la Unión Europea, después de permanecer en segundo plano durante el mandato de Pedro Sánchez.

La diputada concede que el PSOE pasa por su peor momento, aunque es cauta a la hora de hablar de la fecha en la que debe celebrarse el Congreso Federal donde se rearmará el proyecto político. Susana Díaz, asegura, es la opción a la que la mayoría de la formación mira para encabezar la nueva etapa.

Con la legislatura ya en marcha, admite que la situación interna, el enfrentamiento con Podemos -que disputa a los socialistas el liderazgo de la oposición- y un Mariano Rajoy que se niega a dar su brazo a torcer aunque gobierne en minoría pueden dar al traste con la oportunidad de lograr consensos en Educación o pensiones. La "responsabilidad", advierte, no se le puede pedir solo al PSOE.

Tras la dimisión de Pedro Sánchez, usted dijo que había que "cerrar heridas". ¿Relegar a los diputados que dijeron 'no' a Rajoy contribuye a ello?

Una remodelación del grupo parlamentario nunca es un acto ni de abrir ni de cerrar heridas, sino de decisión política. Todas las direcciones lo han hecho. Quien siente que un cambio de organización y responsabilidades se hace por revanchismo o represalias está implícitamente diciendo que los anteriores se hicieron por la misma razón y no es verdad.

La gestora que se hizo cargo del partido tras la dimisión de Joaquín Almunia en 2000 tardó 18 días en convocar un congreso de renovación. Ahora, con una situación mucho peor, llevamos 55 días. ¿Cuándo va a celebrarse?

Sobre la fecha no merece la pena especular si un mes antes o un mes después. Estamos ante un momento político y del partido muy complicados. De lo que no hay ninguna duda es de que se va a hacer un congreso en los próximos meses y de que se va a celebrar, tal y como marcan los estatutos, con una elección del secretario general a través de unas primarias abiertas entre todos los militantes.

¿No es contradictorio que, siendo la situación límite y con debates con el de los presupuestos, la reforma educativa o la relación con el PSC en marcha, se continúe postergando la fecha?

No es que no urja. Hay quienes piensan que se tiene que convocar en unas semanas, aunque a la vez dicen que el partido necesita un debate político de fondo. Pues eso no se hace en unos días. La gestora nos propondrá un calendario que será debatido y aprobado por el Comité Federal. El Partido Socialista no está para urgencias personales de nadie.

Felipe González dijo la semana pasada, delante de Susana Díaz, que no se puede retrasar un congreso indefinidamente, por lo que llamó a la gestora a "ponerse las pilas". ¿Lo comparte?

No tengo por qué estar a favor ni en contra. Lo que tengo muy claro es que el PSOE necesita hacer un buen congreso. Hacer una batalla sobre un mes antes o un mes después en nada ayuda.

Elena Valenciano aseguró hace dos semanas que en la ponencia política con la que se tratará de reconstruir el PSOE estarán ella misma, Ignacio Urquizu, Eduardo Madina o, incluso, usted. ¿Estarán los que ahora se consideran críticos?

Elegiremos a unos compañeros de la forma más democrática posible para que la lleven adelante. No se trata de colocar a una persona para que haga un proyecto. Al Partido Socialista no lo refunda una persona, como algunos pretenden. Necesitamos hacer un debate entre todos y en las agrupaciones. No somos un partido caudillista, sino de militantes, participativo, abierto a la sociedad.

La división del PSOE ha alcanzado a la propia gestora, donde se acusa a Javier Fernández y a Mario Jiménez de actuar en favor de los intereses de Susana Díaz. ¿Es un órgano legítimo para diseñar la futura línea política?

Tiene toda la legitimidad de un órgano de dirección, porque es un órgano provisional, pero elegido por un Comité Federal para pilotar la transición hasta un congreso. Por lo tanto, sus decisiones son legítimas. Otra cosa es que haya compañeros que quieran deslegitimarla. La misma legitimidad que sustenta a la gestora es la que les sustenta a ellos.

Susana Díaz cree que se puede ser presidente autonómico y secretario general. ¿Pueden gobernarse Andalucía y el PSOE al mismo tiempo?

No tenemos ninguna norma estatutaria que lo impida. Políticamente, no parece algo extraño que liderazgos que nacen en el ámbito territorial tengan proyección nacional.

¿Y es Susana Díaz la líder que el PSOE necesita?

Con ella sucede una cosa y es que mucha gente en el partido la ha mirado muchas veces y la ha visto como una posible alternativa a la Secretaría General por su fortaleza y otras cualidades. Eso ya es un elemento positivo. ¿Tiene capacidad, competencia y trayectoria política para serlo? Yo creo que sí.

¿No hay nadie más? ¿Un candidato alternativo o de consenso? ¿O es el único clavo ardiendo que le queda al PSOE?

Claro que puede haber más personas, pero cuando todo el mundo se gira hacia mismo lado, a la que se ve con más posibilidades en un momento de enorme dificultad del partido es a ella.

¿Es la dirección provisional el órgano apropiado para iniciar una revisión de las relaciones con el PSC?

Quiero reiterarlo, porque hay algunos que se empeñan en cuestionarlo: la gestora es un órgano legítimo. En segundo lugar, esta crisis no es ficticia, es real y ha tenido una manifestación muy dura en un momento muy difícil, pero que viene precedida de una relación no exenta de dificultades. Cuando yo era portavoz del Grupo Parlamentario, el PSC se separó del grupo socialista en el derecho a decidir. José Zaragoza dejó su plaza vacante, como sucede ahora, y nombramos una comisión, como acabamos de hacer, para ver como lo solucionamos.

Esa comisión fue inútil, porque hoy estamos ante el mismo problema: las discrepancias en el modelo de Estado y el encaje entre España y Cataluña que el PSOE va a defender.

El problema existe. Hay un protocolo de relaciones que ha funcionado, pero que muchos piensan que tiene que ser más equilibrado, porque hay una clara asimetría: si sales de Cataluña, el PSC funciona como una federación más y participa en la Ejecutiva, en el Comité Federal y en la elección del secretario general porque tiene derecho; pero cuando el PSOE va a la comunidad autónoma catalana, donde nuestra representación política es el PSC, no tenemos nada que decir. ¿Merece la pena una reflexión con el objetivo de seguir trabajando juntos, pero con unas relaciones que impidan que tengamos estas crisis cada cierto tiempo? Creo que sí.

¿La solución pasa, entonces, por acabar con esa asimetría? ¿Por sacar al PSC de los órganos de decisión?

Eso es solo un punto. Depende del contexto, de qué marco de relación tengamos y con qué reciprocidad. Cuando alguien quiere romper, todo es muy simple, pero ni el Partido Socialista ni el PSC quieren hacerlo. Todos en la comisión tienen la voluntad de seguir juntos y, además, es gente que ya ha vivido otras crisis. Creo que se puede sacar una buena propuesta. Lo que decidamos se hará en un congreso, una Ejecutiva o un Comité Federal.

La legislatura por fin ha empezado. ¿Puede liderar el PSOE la oposición en su situación?

Indudablemente, nos enfrentamos a algo inédito, como es un parlamento muy fragmentado con un Gobierno en minoría. ¿Está el PSOE estupendo y en su mejor momento? No, estamos con enormes dificultades, pero hemos de aportar para sacar cosas positivas para el país.

¿Cómo se hace eso con Podemos comiéndoles terreno y echándoles en cara la abstención?

Ese es otro problema, porque tendremos que defendernos de ellos. Nosotros hacemos oposición al PP y Podemos, al PSOE. Hasta ahora, el objetivo de Pablo Iglesias ha sido el sorpasso, liderar la izquierda aunque esta retroceda, que fue lo que consiguió cuando votó no a la investidura de Pedro Sánchez y provocó las segundas elecciones. Cuando Podemos tenga otro objetivo que sea liderar el país y luchar contra las políticas de derechas, estaremos en condiciones de tener un campo de pacto y de acuerdos.

Entonces, los puentes están rotos...

Tenemos por delante un camino enorme que aún no se ha recorrido. Ha habido dos plenos en el Congreso y hemos votado juntos, ellos apoyando nuestra iniciativa de derogación de la LOMCE y nosotros colaborando y trabajando con ellos en la proposición de ley para subir el salario mínimo interprofesional de 600 a 800 euros. Indudablemente cuando esto cambie -y espero que lo haga- la izquierda de este país tiene mucho por ofrecer.

¿Hay entonces un Podemos con el que sí pueden entenderse?

Sí, está claro. Y ellos mismos tienen este debate. Está claro que en Podemos hay quien quiere que haya una colaboración con el PSOE y un sector que no.

¿Van a dar ustedes el primer paso? Pedro Sánchez admitió cierta responsabilidad en su última entrevista al decir que se equivocó al atacar a Podemos y al negarse a pactar con ellos por ser "populistas".

En esa entrevista Pedro Sánchez hizo una serie de reflexiones que son suyas y que no quiero entrar a valorar. Hay muchísimas que no comparto, pero quiero ser respetuosa con quien hasta hace poco fue secretario general. No me parece prudente ni elegante entrar en eso.

¿Se sienten rehenes de Rajoy después de darle la abstención?

Hemos hecho una abstención en clave de España, pero esto no depende solo de nosotros. Es una buena legislatura para hacer una reforma educativa que dure más de cuatro años, para una profunda reforma fiscal y para hacer una buena reforma constitucional, porque en la mesa de discusión se sientan todos y se aprueba lo que dice la mayoría. Pero Mariano Rajoy también tiene que hacer su ejercicio de responsabilidad. Si no entiende que no puede gobernar como cuando tenía mayoría absoluta, la legislatura será fallida por su culpa.

A las ofertas de diálogo del PP siempre le sigue una frase rotunda: no admitirán que se abolan sus reformas. ¿Se fía del Gobierno?

El diálogo no se practica diciendo "voy a dialogar", que ahora lo han cogido como latiguillo y está todo el día con la misma palabra, el diálogo se hace. La derecha española tiene la oportunidad de demostrarlo, por España. Y, si no, que cada uno aguante su vela, porque nosotros hemos aguantado una muy importante.

¿Teme una legislatura corta? El último CIS, realizado justo después de la dimisión de Pedro Sánchez, pero antes de la abstención, les dejaba por detrás de Podemos y con la mitad de escaños que el PP.

El PSOE no tiene miedo a nada. El gobierno de Zapatero pagó duramente la gestión de la crisis en las urnas. El 20-D bajamos a 90 diputados; el 26-J, a 85 escaños; y las elecciones gallegas y vascas nos dejaron muy tocados. Y ahí estábamos, con el 'no es no' [frase que popularizó Pedro Sánchez para negarse a dar el Gobierno a Mariano Rajoy] y sin soluciones.

¿Entenderán sus votantes alguna vez lo que han hecho?

Estoy absolutamente convencida de que hay una parte de los votantes que lo entiende perfectamente, porque no veían lógico el hecho de ir a unas terceras elecciones. Después del 26-J, no éramos alternativa y tampoco podíamos bloquear el país. Por eso nos abstuvimos. Quien toma esa decisión, pierde el miedo.

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