La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha activado este miércoles los mecanismos para que le sea posible someterse a una cuestión de confianza, pero ha llamado a evitarla con un acuerdo con la oposición que permita aprobar finalmente la propuesta de presupuestos para 2017 que este martes tumbaron todas las fuerzas políticas del Ajuntament en bloque en comisión.

Colau ha explicado que ha firmado el decreto para llevar las cuentas al pleno del 23 de diciembre y ha asegurado que hasta entonces "hay margen para llegar a un pacto". "Estamos plenamente dispuestos a seguir hablando con los grupos municipales y abiertos a que se pueda modificar la propuesta presupuestaria", ha dicho.

Sin embargo, ha apuntado que si este acuerdo no es posible, se abrirá un periodo de 30 días para que la oposición presente un alcalde alternativo, y que si no lo hace, las cuentas quedarán aprobadas automáticamente, como prevé el proceso de la cuestión de confianza. "Yo no estoy aquí para preocuparme por mi silla, sino porque la ciudad funcione", ha afirmado, y ha añadido que ponerse en manos de los grupos no es su opción pero que no le da "ningún miedo".

Asimismo, ha recordado que en situaciones similares, otras administraciones podrían convocar elecciones y ha asegurado que si ella pudiera "estaría dispuesta a hacerlo".

La alcaldesa ha insistido en que "la ciudadanía está muy harta de las peleas" entre grupos municipales y de que se pongan los "intereses partidistas" por encima de los vecinos. "Barcelona no se puede permitir el lujo de pararse y necesita presupuestos", ha apuntado, y ha defendido que su propuesta de cuentas es "buena". "Son las más sociales que ha tenido la ciudad, amplían la inversión y no prevén recortes y atienden las necesidades básicas y urgentes", ha subrayado Colau.

Además, ha criticado que se han dado cambios de actitud en algunos partidos "no vinculados a políticas de ciudad, sino a otros intereses" que se le "escapan". "Desde CiU dicen que no hay diálogo cuando hemos llegado a varios acuerdos con ellos durante todo este año y medio", ha dicho, y ha añadido que también han logrado "muchos ententes" con ERC. "En el Área Metropolitana seguimos gobernando juntos sin ninguna gran discrepancia. No entiendo que allí podamos ponernos de acuerdo y que en Barcelona sea imposible", se ha quejado.

La respuesta de los distintos grupos municipales no se ha hecho esperar. Justo después de que haya hablado la alcaldesa, el portavoz del CiU en el consistorio, Joaquim Forn, ha afirmado que "si Colau es incapaz de gobernar es evidente que las fuerzas políticas municipales tienen la responsabilidad de que la ciudad no se pare" y ha insistido en la necesidad de articular una mayoría alternativa a la alcaldesa.

Ha criticado, además, la "parálisis" y la "política de gestos y no de abordar los problemas reales» del equipo de gobierno, que no ha logrado aprobar «cuestiones clave" para Barcelona, como por ejemplo "el Plan de Actuación Municipal, el Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos o la ordenanza de terrazas".

Por su parte, la líder de C's, Carina Mejías, ha pedido a Colau que releve al teniente de alcalde Gerardo Pisarello como interlocutor para negociar los presupuestos, porque considera que no es la persona más idónea al haber usado "actitudes, expresiones y comentarios que nunca deberían darse en un debate municipal".

Desde el grupo de ERC, su presidente, Alfred Bosch, ha reclamado a la alcaldesa que valore las exigencias de los republicanos para negociar las cuentas y que "se tome en serio" sus propuestas "en lugar de menospreciarlas".

Por otro lado, el líder del PP, Alberto Fernández, ha criticado que Colau "ha pasado de venderse como la alcaldesa del diálogo y la participación a querer gobernar por decreto", mediante la aprobación automática de los presupuestos por medio de una cuestión de confianza.