Un obispo evangélico gobernará Río de Janeiro mientras la izquierda se hunde en Brasil

  • Su triunfo refuerza el proyecto político de la Iglesia Universal del Reino de Dios, fundada por su tío.
  • Tuvo que disculparse por calificar la homosexualidad como una "conducta maligna" y condenar a otras religiones por considerarlas "diabólicas".
  • Creacionista y contrario al aborto,fue investigado por sospechas de evasión fiscal.
  • La esperanza de la izquierda era un conocido activista por los derechos humanos.
  • Brasil, contra la propuesta de Temer de congelar el gasto público durante 20 años
Crivella, el obispo evangélico que gobernará Río de Janeiro.
Crivella, el obispo evangélico que gobernará Río de Janeiro.
EFE
Crivella, el obispo evangélico que gobernará Río de Janeiro.

La izquierda brasileña se levantó este lunes con un sabor amargo, tras los resultados de la segunda vuelta de las municipales en varios estados del país.

La derrota más emblemática ocurrió en Río de Janeiro, donde el poderoso obispo evangélico Marcelo Crivella salió elegido alcalde en detrimento de su rival, Marcelo Freixo, un conocido activista por los derechos humanos.

Mientras, el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y Dilma y otros grupos de izquierda se hundieron en la segunda vuelta de las elecciones municipales de Brasil durante una jornada marcada por la abstención.

Cerca de 33 millones de brasileños estaban llamados a las urnas para elegir alcaldes en 57 ciudades del país, aunque un alto porcentaje, más de un 26 por ciento en Río y alrededor de un 20 de media nacional, optó por no votar o hacerlo en blanco, en una muestra de rechazo a la desacreditada clase política tras un año de intensa crisis institucional y económica.

En Paraná, cientos de electores votaron en un supermercado porque su colegio estaba ocupado por estudiantes y en Belo Horizonte los candidatos depositaron su voto en una escuela tomada.

La Iglesia Universal gana en Río

En Río de Janeiro, se cumplieron las proyecciones de las encuestas con el triunfo de Crivella por un abultado 59 por ciento frente al izquierdista Marcelo Freixo, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), dos modelos antagónicos que representaban las dos caras de la ciudad.

El triunfo de Crivella, de 59 años, refuerza el proyecto político de la Iglesia Universal del Reino de Dios, fundada por su tío, el controvertido Edir Macedo, propietario también de la cadena Récord, una de las más importantes del país.

El nuevo alcalde de Río, del Partido Republicano de Brasil (PRB), considerado el brazo político de la Iglesia Universal, la tercera mayor congregación brasileña, es un obispo evangélico, conservador, ingeniero, escritor y conocido como cantante de gospel.

Fue el más votado en la primera vuelta, el pasado día 2, pero tuvo que recurrir a una segunda ronda para alzarse con la alcaldía de una ciudad de 6,3 millones de habitantes considerada una de las más peligrosas y violentas del mundo.

Durante la campaña, Crivella tuvo que disculparse por escritos en los que calificaba la homosexualidad como una "conducta maligna" y condenaba a otras religiones por considerarlas "diabólicas".

Casado y con tres hijos, es creacionista y contrario al aborto y, como su tío Edir Macedo,  fue investigado por sospechas de evasión fiscal en causas que terminaron cerrándose.

El apoyo del importante colectivo evangélico ha sido decisivo en la victoria de Crivella, que también ha contado con el voto de las clases populares y de baja instrucción, mientas que Freixo tenía el respaldo de la clase media, los profesionales y universitarios y el segmento católico o menos influenciado por la religión.

La esperanza de la izquierda

La candidatura de Freixo abrió expectativas entre la izquierda porque el PSOL, una escisión del Partido de los Trabajadores, aspiraba a ocupar el espacio perdido por el PT, que en este proceso electoral ha sufrido la mayor derrota en los últimos 20 años. A Freixo lo votaron parte de los sectores acomodados y la población con mayor nivel de estudios.

En la primera vuelta, perdió el 60 por ciento de las alcaldías que gobernaba y en esta segunda convocatoria ha acentuado su desplome, arrastrado por las denuncias de corrupción que salpican incluso al expresidente Luiz Inacio Lula da Silva y por la crisis que derivó en la destitución de su sucesora, Dilma Rousseff.

Ni Lula ni Rousseff acudieron a las urnas con distintos pretextos: el exmandatario porque a sus 71 años está excusado por ley -el voto no es obligatorio a partir de los 70- y la expresidenta porque se encuentra en Belo Horizonte visitando a su madre.

De la caída del PT se ha beneficiado al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el gran ganador de la primera vuelta, que se apuntó nuevos triunfos en grandes ciudades del país, como Porto Alegre y Belem.

El mayor triunfo del PSDB en este proceso electoral se produjo en Sao Paulo, la mayor ciudad del país, donde Joao Doria, un empresario millonario sin experiencia política, se impuso en una inesperada primera vuelta a principios de mes y barrió al actual alcalde y ex ministro Fernando Hadad, considerado un "visionario" por el New York Times pero a quien el electorado no ha perdonado su pertenenencia al partido de Lula.

El triunfo de Doria ha tenido un efecto en cadena a juzgar por las victorias conseguidas este domingo por el partido en el antes conocido como "cinturón rojo" paulista, en localidades como Sao Bernardo del Campo, bastión del PT y ciudad de residencia de Lula.

La jornada transcurrió "en un clima de paz y normalidad", según Gilmar Mendes, presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), pese a la detención de 88 personas por distintos tipos de infracciones electorales.

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