La estadounidense Margaret Boemer es la protagonista de uno de los embarazos más complicados, insólitos y milagrosos conocidos. Ya en el cuarto mes, los médicos  detectaron con la niña tenía "un teratoma sacrococcigeo", un tumor frecuente en neonatos y uno de los de mayor incidencia en la infancia.

Los médicos aconsejaron la interrupción del embarazo, pero el doctor Darrel Cass, del Hospital Infantil, propuso la posibilidad de una intervención quirúrgica parcialmente extrauterina, una operación que ya había con éxito siete años atrás.

De este modo, a las 23 semanas de embarazo, los cirujanos del citado hospital abrieron a la madre, sacaron parcialmente de su útero a la pequeña, que aún era un feto, y le extrajeron con éxito un voluminoso tumor. El tamaño del quiste era casi el mismo que el de la pequeña Lynlee, a quien le habían dado un 50% de posibilidades de sobrevivir. Sobrevivió.

Tras la delicada intervención, los médicos devolvieron a LynLee al útero de su madre. Cuando se completaron los nueve meses de gestación, el pasado 6 de junio, la pequeña volvió a nacer, por cesárea y en perfecto estado de salud.

Una semana después de nacer, la niña fue intervenida de nuevo para que le extirparan los restos tumorales que no pudieron ser extraídos en la primera operación.

Ahora, la niña tiene cuatro meses y está perfectamente. La madre ha compartido su historia en Facebook "para que otros padres que pasen por lo mismo tengan esperanza y sepan que hay posibilidades de curación".

"Estamos muy agradecidos por tener a nuestro milagro con nosotros", explica la madre, que ya tiene, junto a su marido Jeff, tres hijos más: Zach, de 18 años, Emery, de 9, Annabelle de 2 y la pequeña Lynlee,