Miami, amplia oferta turística al alcance de todos los bolsillos

No son pocos los tópicos que tradicionalmente han acompañado a la ciudad de Miami, casi siempre ligados al lujo y a una supuesta superficialidad de su estilo de vida, quizás derivada del hecho de que se trate de la más joven de las principales ciudades de Estados Unidos.

Pero, como en la mayoría de los casos, los tópicos suelen casar muy mal con la realidad. Y es que viajar a Miami y disfrutar de su animadísima vida -diurna y nocturna- no es territorio reservado para celebrities ni bolsillos cargados de dólares.

Ya en el primer paseo por sus calles, a uno le llama la atención la multiculturalidad de sus gentes. Las raíces de la población de Miami penetran en todos los rincones del mundo: eso aporta un carácter cosmopolita al miamense y una sensación acogedora al visitante, logrando así una sinergia aún más acentuada entre los hispanos, que representan más del 60% de sus habitantes.

Desde el Greater Miami Convention & Visitors Bureau (GMCVB), uno de los organismos de referencia del condado a nivel turístico, resaltan que "cada vez está más asentado el concepto de calidad en el sector servicios del condado. El motor económico de Miami es el turismo y nuestra prioridad es que los visitantes tengan una maravillosa experiencia, tanto con los atractivos turísticos de este lugar como con los profesionales de este sector que, al fin y al cabo, son los que ejercen de intermediarios entre la propia ciudad y las personas que la visitan".

Hagamos pues un recorrido por este Miami acogedor, accesible, que se puede disfrutar viajando en solitario, en pareja, con amigos o en familia. Todas las opciones son válidas y para todos los perfiles se ofrecen multitud de alternativas… sin necesidad de dejarse la cartera en el intento.

Lo primero que buscamos, cuando elegimos destino para visitar, es dónde dormir. No va a ser ese el problema en una ciudad que cuenta con 51.583 habitaciones repartidas en 400 hoteles, de todos los tipos y para todos los bolsillos. En la playa o en el centro. Sencillos, con encanto, futuristas o de lujo. Cualquier opción es posible, pero el propósito de nuestra visita era encontrar el equilibrio entre confort, ubicación y precio. Y a fe que lo conseguimos.

En Brickell, el distrito financiero de la ciudad, se alza el Atton Brickell, un hotel que aún huele a nuevo, pues fue inaugurado en julio tras una inversión de 70 millones de dólares. Sus habitaciones amplias, cómodas y luminosas tienen un precio medio que oscila entre los 149 y los 209 dólares. Mención aparte merece su imponente piscina en la azotea, un gimnasio de última generación y el restaurante Lima, dirigido por el chef Kyriacos Petrou, inspirado en la cocina tradicional peruana.

En la segunda parte de nuestro viaje, quisimos conocer otro concepto de alojamiento, y así llegamos al EB Hotel Miami, cercano al aeropuerto, a menos de quince minutos en coche del centro de la ciudad. La mayoría de sus habitaciones, perfectamente insonorizadas, son suites de lujo con dos ambientes. Por una parte, el dormitorio con camas ajustables y un espectacular baño con ducha para dos personas; y por otra, una amplia zona de estar con sofás, escritorio y grandes ventanales. Sus instalaciones también ofrecen piscina, sala de fitness y centro de negocios. Los precios varían desde los 150 hasta los 280 dólares en función de la temporada.

Miami es una ciudad que invita al paseo. En sus calles y avenidas bañadas por el sol encontramos animadas terrazas ambientadas con música latina, bailes... y muchas sonrisas.

Uno de los barrios emblemáticos de la ciudad es, sin duda, Little Havana. Allí conviven más de 50.000 personas, en su inmensa mayoría cubanos, que trasladaron el aroma de su país de orígen a esta ciudad, con sus artesanos, su música, sus puros y, sobre todo, su carácter. Sus calles se extienden en torno a la Calle Ocho, donde es de imprescindible visita el Parque Máximo Gómez, con sus gentes jugando al dominó y al ajedrez. Si puede ir el último viernes de mes, disfrutará del Viernes Cultural, una gran fiesta al aire libre entre las avenidas 13 y 17.

En el extremo sur de South Beach encontramos el Distrito Art Deco de Miami, que habrá visto en series de televisión como Miami Vice o CSI Miami, e innumerables películas. Este distrito se levantó entre 1920 y 1940, y acoge cientos de edificios con este peculiar estilo arquitectónico con una imagen festiva, alegre y desenfadada, que era uno de los grandes objetivos de su creación tras el paso de un devastador huracán en 1926 y la gran depresión económica del 29.

Imprescindible es la visita al Wynwood Arts District, un barrio que alberga más de 70 galerías y una exposición al aire libre: el Wynwood Walls, con 12 murales de 15 artistas de prestigio internacional.

Pero como no todo es andar, y ya nos hemos adentrado en el mundo cultural, no está de más visitar centros como el Pérez Art Museum, el Adrienne Arsht Center y el History Miami Museum. Y si va con niños, no deje de conocer el Miami Children’s Museum.

Si lo que prefiere es un paseo, pero en barco, desde el Bayside Marketplace se accede al Thriller Miami Speedboat Tour. A bordo de sus lanchas, a toda velocidad, se pueden ver las mansiones de las celebridades en Star Island, Fischer Island, Miami Beach y hasta el barrio de Art Deco. El precio es de 38 dólares por adulto y 24 por niño, aunque hacen descuentos especiales para grupos.

Para los indecisos a la hora de elegir un sitio para comer daremos un dato: Miami cuenta con cerca de 10.000 restaurantes, cuyas cocinas reflejan el carácter internacional de la ciudad. Así, podrá elegir entre la gastronomía local o decantarse por viajar culinariamente hasta lugares como Cuba, Colombia, India, Japón, Argentina…

Nos referiremos a tres que nos gustaron especialmente, cada uno por un motivo.

El café Books&Books, junto al Adrienne Arsht Center, supone un innovador concepto que bien podría exportarse a otros lugares del mundo. Se trata de unir libros y cocina. Cerebro y paladar. Su deliciosa carta, elaborada por el prestigioso chef Allen Susser, se puede consultar al mismo tiempo que las más variadas obras de literatura, perfectamente ordenadas por estilos y categorías.

En Little Havana disfrutamos como unos cubanos más en Versailles, en plena Calle Ocho de este emblemático barrio latino. Aviso: su carta es extensísima, pero es fácil acertar. Puede optar por dejarse aconsejar por el servicio y probar diferentes platos. Las raciones son muy generosas, así que compartir puede ser una buena opción.

Para el postre, muy recomendables las tartas de queso de The Cheesecake Factory, con cerca de 40 variedades, en un amplio local situado en el emblemático Cocowalk, en pleno corazón del barrio de Coconut Grove.

Por supuesto, para coronar cualquier comida o cena, nada mejor que un cóctel. Son cientos las variedades que nos ofrecen los locales miamenses, pero, sin duda, el rey de todos es el mojito. Para degustarlo no hace falta complicarse demasiado: los podemos encontrar deliciosos en la mayoría de restaurantes, coctelerías y cafés de la ciudad.

Teniendo en cuenta que Miami es la séptima ciudad más grande de Estados Unidos, es muy importante saber cómo moverse entre sus barrios. En este sentido, hemos de decir que el transporte público puede dar una respuesta eficaz y económica a nuestras necesidades.

Sin duda, el medio más utilizado es el autobús, allí denominado Metrobus. Existen 82 rutas diferentes interconectadas, de manera que se puede desplazar cómodamente por toda la ciudad. El precio del viaje es de 2$.

Otra opción es el Metrorail, un sistema de trenes elevados con parada en los puntos más importantes de Miami, que conecta también con el aeropuerto. Igualmente existe el Metromover, una especie de tranvía, pero que solo circula por el centro de la ciudad.

En cuanto al transporte privado, además de los clásicos taxis, cada vez está más extendido el sistema de transporte alternativo Uber. Allí es perfectamente legal y se puede ahorrar una buena cantidad de dólares.

Si anda corto de ropa, puede que ahorre dinero si aprovecha para comprarla en Miami. En sus centros comerciales más conocidos, como Dolphin Mall, Lincoln Road Mall o el archifamoso Sawgrass Mills Mall –éste último especializado en outlets- puede encontrar interesantes ofertas que le tienten a volver con la maleta más llena.

Por lo que se refiere a las comunicaciones, ha de saber que las llamadas telefónicas a Europa son carísimas. Por no hablar de los datos móviles: imprescindible desactivarlos antes de bajar del avión. La buena noticia es que la mayoría de establecimientos públicos cuentan con redes abiertas de wifi, por lo que podrá comunicarse con los suyos aprovechando esta conexión a través de Whatsapp (recuerde que permite llamar utilizando la red de datos), FaceTime, Skype…

No olvide llevar un buen protector solar. En Miami va a pasar gran parte del tiempo expuesto/a al sol, independientemente de si va a visitar o no sus playas. Porque no hemos hablado de los más de 15 kilómetros de costa de Miami Beach… Eso lo dejamos para otra ocasión.