La FAO alerta de que agricultura y ganadería generan un 20% de las emisiones de tipo invernadero

  • Las emisiones de las actividades agrarias y forestales superan incluso al transportes y solo la industria energética supera la polución de este sector.
  • Se aconseja no consumir carne un día a la semana, comer pescados de especies abundantes o incrementar la ingesta de legumbres.
  • La FAO alerta en su informe anual que el cambio climático está afectando a la agricultura, los precios de la comida y a la seguridad alimenticia.
  • "Ya no podemos asegurar que vayamos a poder cosechar aquello que plantamos", ha destacado el director general de la FAO, Graziano da Silva.
  • Lee el informe anual de la FAO [PDF].
Explotación ganadera de leche.
Explotación ganadera de leche.
EFE / ARCHIVO
Explotación ganadera de leche.

La agricultura, la ganadería, la pesca y silvicultura tienen tarea por delante para reducir su huella contaminante. Según el informe anual de la FAO, publicado este lunes, generan más del 20% de las emisiones responsables del cambio climático y solo la industria energética tiene una responsabilidad mayor (47%) en el incremento de la temperatura del planeta por los gases de efecto invernadero.

"Tanto la agricultura, como la actividad forestal y el cambio de uso de la tierra tienen un papel fundamental en la reducción de emisiones", asegura la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura en su informe sobre el Estado de la Alimentación y la Agricultura en 2016.

Las cifras de la FAO estiman que la adopción de prácticas sostenibles en ganadería podría reducir hasta un 41% sus emisiones de metano, mientras que alternar las acciones para humedecer y secar los arrozales las disminuiría un 45%. Por eso, el texto pide una "acción rápida" sobre las cadenas alimenticias y en las actividades de granjeros y agricultores para orientar sus actividades en un "camino sostenible".

Frenar la deforestación y la degradación de los bosques constituye otra de las prioridades para reducir las emisiones, aunque se necesitarían compensaciones económicas a los agricultores que ven limitada su actividad, añadió la FAO. Además, la agencia pide transformar la fabricación de agroquímicos, el uso de energía fósil en la agricultura y el transporte, y la elaboración y venta al por menor de alimentos.

El 94% de todos los países que se han comprometido a actuar contra el cambio climático incluyen medidas para la adaptación y la mitigación en la agricultura, una de las bases del pacto internacional firmado el año pasado en París.

Una cuestión de dieta personal

¿Y qué se puede hacer desde los hogares para ayudar en la lucha contra el cambio climático a través de la alimentación? "Hay mucho en lo que se puede contribuir y todo empieza con un uso más sostenible de los recursos", explicó la jornada pasada la directora de Asociaciones de la FAO, Marcela Villarreal.

La dieta, por ejemplo, deja a diario una huella medioambiental. Según la agencia alimentaria de la ONU, se pueden "prevenir algunos de los efectos del cambio climático "a través de la dieta que elegimos consumir a diario", como sustituir una comida compuesta por carne por otra vegetariana una vez a la semana, teniendo en cuenta que la ganadería emite dos tercios de los gases de efecto invernadero del sector primario.

Villarreal aboga también por incrementar el consumo de legumbres en lugar de otros productos que requieren más agua y lo justifica por motivos de "huella hídrica": para producir un kilogramo de carne bovina se necesitan más de 15.000 litros de agua frente a los 4.000 que gasta un kilo de legumbres.

También se recomienda consumir especies de pescado que sean abundantes y no sufran riesgo de sobrepesca, y comprar productos orgánicos o con certificación ecológica para asegurar que se han obtenido de forma sostenible y no contaminan los suelos. También se recomienda elegir frutas y hortalizas en buen estado aunque no tengan forma perfecta y adquirir productos mínimamente envasado.

"Ya no podemos asegurar que vayamos a poder cosechar aquello que plantamos"

"No hay duda de que el cambio climático afecta a la agricultura y a la seguridad alimenticia. Ya no podemos asegurar que vayamos a poder cosechar aquello que plantamos", ha destacado el director general de la FAO, Graziano da Silva, durante la presentación del infome.

Una inseguridad que afecta asimismo a la volatilidad de los precios de la comida. "Sin una acción urgente, millones de personas más estarán en riesgo de hambre y pobreza", dice la FAO. Sin esta actuación rápida, asegura la agencia de la ONU, el número de pobres podría aumentar entre 35 y 122 millones para 2030 en comparación con lo que sería un futuro sin cambio climático.

Los efectos que el cambio climático tendría sobre la alimentación serían devastadores: la productividad agrícola disminuiría y la escasez de alimentos elevaría drásticamente el precio de los productos, afectando a las regiones que ya tienen altos índices de hambre y pobreza, sobre todo en África subsahariana.

La FAO llama a ayudar a los cerca de 475 millones de pequeños agricultores de bajos ingresos con vistas a erradicar la pobreza y el hambre en el mundo, dos de los objetivos que la comunidad internacional se ha marcado para 2030. Entre las formas de mejorar los ingresos agrícolas, el estudio aboga por diversificar la producción integrando, por ejemplo, los cultivos, el ganado y los árboles.

No solo es el tercer mundo: los efectos también llegan a Europa

El efecto del cambio climático en la alimentación no solo llegará a los países con climas más extremos, como el África Subsahariana. También impactará en Europa y en todos los subsectores primarios. Y entre ellos, a España.

Según las estimaciones de la FAO, el incremento de las temperaturas provocará mucha variabilidad en la producción de trigo en el sur de Europa, desplazamientos de especies pesqueras hacia el norte o hacia aguas más profundas, alteración de los ecosistemas costales por especies tropicales invasoras.

El cambio climático, además, elevaría el nivel del agua y su acidificación en los países con costa, como España —lo que impactaría en la acuicultura—, sustituiría la masa de árboles por arbustos bajos y elevaría la posibilidad de incendios forestales... lo que llevaría en un bucle al aumento de emisiones de gases de tipo invernadero.

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