El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha emplazado este lunes al gobierno español a tener "coraje político" para pactar la pregunta, la fecha y las condiciones del referéndum.

En un almuerzo en Madrid al que han asistido nueve embajadores (8 de países de la UE) pero ningún representante del PP o del gobierno español, ha defendido la necesidad de encontrar una "solución política" para poder hacer el referéndum en Cataluña y ha criticado la judicialización del proceso por parte del ejecutivo de Rajoy, que "lo fía todo al trabajo de los fiscales y jueces".

Ha asegurado que el Gobierno tiene abierta una "invitación permanente" a quienes comparten que "hay que esforzarse para encontrar una solución política a las demandas de Cataluña" y ha pedido que no haya restricciones para hablar de la fecha del referéndum "sin apriorismos", así como "la pregunta a hacer" y qué seria el resultado válido.

También si se establece un compromiso de moratoria antes de hacer un referéndum similar: "Esto se tendría que hablar y hay que hablarlo", ha dicho.

Puigdemont ha afirmado que el debate de la semana pasada en el Parlament tiene como resultado que el rechazo al referéndum no supera el 40% de la cámara y que la defensa de la reforma federal de la Constitución es "minoritaria". También ha recordado que los sondeos de opinión apuntan que ya hay un 5,3% más de partidarios de la independencia que contrarios.

En cambio, el número de diputados que apoyan al referéndum suman 73 diputados hecho que representa el 60% de la cámara. Además, ha recordado que el premio Nobel de Economía Joseph @E. Stiglitz avaló la viabilidad económica de una Cataluña independiente, mientras que "ninguno ha dicho que Cataluña vagaría por el espacio sideral".

"Puede gustar o puede provocar rechazo, pero sin duda es una realidad acreditada y sostenida en el tiempo que no cambiará hasta que se solucione", ha dicho.

A la conferencia de Puigdemont han asistido 300 invitados, entre los cuales la plana mayor de su partido así como representantes de ERC y En comú Podemo y el PSOE, pero ningún miembro del PP, C's o representante del gobierno español. En cambio, sí que ha asistido nueve embajadores: los de Francia,

Gran Bretaña, Holanda, Suecia, Dinamarca, Bélgica, Irlanda, Grecia y Egipto.

Entre otros, han estado presentes en la mesa presidencial la consejera de Presidencia, Neus Munté; el consejero de Relaciones Institucionales y Transparencia, Raül Romeva; los portavoces del PDC en el Congreso y en el Senado Francesc Homs y Josep Lluís Cleries; el portavoz de ERC al Congreso Joan Tardío, y el delegado del Gobierno en Madrid. Ferran Mascarell.

Por parte de En comú Podem ha asistido el secretario de Mesa del Congreso, Marcelo Expósito, y en representación del PDE la coordinadora general Marta Pascal; el presidente del grupo parlamentario al Parlamento, Jordi Turull, y el vicepresidente del Parlamento, Lluis Corominas. Por el PSOE el exministro Ángel Gabilondo.

También el embajador de Francia en el Estado, Yves Saint-Geours, el de Gran Bretaña, Simon Manley.

Puigdemont también se ha mostrado dispuesto a hablar con el Rey Felipe VI cuando él "considere oportuno", consciente de que tiene "un papel difícil", que está ejerciendo "con responsabilidad".

"Cuando él considere que es interesante hablar de la situación en Cataluña, con mucho gusto, no tendré ningún inconveniente", ha asegurado al ser preguntado sobre este asunto.

Respecto a la posibilidad de que se aplique el artículo 155 de la Constitución para suspender la autonomía, ha opinado que sería un recurso políticamente arriesgado, que conduciría a un callejón sin salida. Y que el Gobierno recurriera a la Policía lo ve de una "gravedad grande", que "conseguiría los resultados contrarios".

Puigdemont ha hablado asimismo de la formación de Gobierno y se ha mostrado convencido de que a corto plazo no se resolverá la inestabilidad ni la incertidumbre y de que habrá nuevas elecciones "en directo o en diferido", ya sea en diciembre o dentro de un año y medio, para "dar tiempo a los mercados y a los partidos a recuperarse del susto".

"Muy estable no parece la legislatura, muy fuerte no nacerá", ha vaticinado.

Ha aprovechado para negar que los independentistas catalanes hubieran acordado nada con Pedro Sánchez para facilitar su investidura, pese a que ha sido uno de los argumentos utilizados por el PSOE para intentar defenestrarle.

"No habíamos acordado nada porque no habíamos negociado nada (...) No ha habido rincones oscuros donde nos hemos sentado para urdir una estratagema", ha recalcado después de indicar que el requisito indispensable para empezar a hablar era que se aceptara el referéndum en Cataluña y Sánchez no era partidario.

Puigdemont se ha mostrado convencido este lunes de que podrá aprobar los Presupuestos para 2017 con el apoyo de la CUP, pero ha apelado también, aunque sin citarles expresamente, a Catalunya sí que es Pot, para que avale las cuentas públicas y contribuya a evitar que el ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro, "se quede con más de mi millones" de euros "en el bolsillo" y éstos se puedan invertir en políticas sociales en su comunidad,

Puigdemont ha dado por hecho que sus socios de la CUP son perfectamente conscientes de "donde erraron" el año pasado durante la negociación de los Presupuestos y de que, por tanto, no se volverá a "encallar" en este tema.

"Soy optimista, sí, pero hay que trabajarlo", ha admitido.

En este sentido, Puigdemont ha dejado claro que no está pidiendo "un cheque en blanco", pero ha apelado a quienes "dicen tener un interés prioritario en los problemas de la gente" para poder "impedir que más de mil millones de euros se queden en los bolsillos de Montoro" y puedan destinarse a financiar "políticas sociales de emergencia".

Respecto a las peticiones de la CUP de subir los impuestos a las rentas más altas, el mandatario catalán ha señalado que las "grandes fortunas no están en el tramo del IRPF" y que habría que buscar qué fórmula que "se corresponda con la realidad" se utiliza para esto. En este punto, ha explicado que "hay margen" para mejorar la lucha contra el fraude fiscal y que si va a desaparecer el impuesto de patrimonio habrá que buscar una figura impositiva que lo compense.

Sin embargo, ha hecho hincapié en que "la gran fortuna que hay hoy en Cataluña es el Estado español" y en que le problema no está en "la presión fiscal en Cataluña" que, a su juicio, es "muy alta" y no debe incrementarse a las clases medias porque, además, no tendría importantes efectos en la recaudación.

"En cambio -ha puntualizado-- con la parte de nuestra contribución al Estado que no regresa podríamos financiar cada año  los presupuestos de Educación, Salud y Servicios Sociales. Ahí es donde tenemos el problema y donde estamos trabajando para resolverlo".

Respectos a las eventuales consecuencias económicas de una Cataluña independiente, Puigdemont  ha subrayado que las empresas no sólo no se están yendo de su comunidad, sino que están "haciendo lo contrario" y que hay empresarios que le confiesan que no les importe el proceso independentista porque su único interés es "hacer negocio".

Según sus tesis, quien quiere invertir no se va a ir a un territorio "deprimido", sino a uno "dinámico" y bien conectado como es Cataluña. En cualquier caso, tras defender la candidatura de Barcelona para acoger la Agencia Europea del Medicamento, presidente catalán ha admitido que "toda transición tiene costes", pero ha remarcado que estos serán "perfectamente asumibles" porque el proceso "merece la pena" para que sea Cataluña la que pueda decidir, por ejemplo, sobre el Corredor Mediterráneo.

Después de este almuerzo el presidente de la Generalitat tiene previsto comer con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que ya ha avanzado que tiene intención de trasladarle su oposición a un referéndum unilateral en Cataluña. En una entrevista a La Sexta, Iglesias afirmó que es partidario de un referéndum acordado y "con garantías".