Londres y Nueva York se dejan cautivar por el erotismo y la violencia de los 'caravaggistas'

  • Dos exposiciones simultáneas ahondan en la influencia del naturalismo salvaje de Caravaggio (1571–1610), el pintor de los momentos cruciales.
  • El MET de Nueva York explora la obra del francés Valentín de Boulogne (1591–1632), uno de los más notables imitadores del maestro lombardo.
  • La Galería Nacional de Londres presenta 'Más allá de Caravaggio', con 49 pinturas de relevantes 'caravaggistas' que siguieron la senda de claroscuros del italiano.
Cuadro del 'caravaggista' de los Países Bajos Dirck van Baburen
Cuadro del 'caravaggista' de los Países Bajos Dirck van Baburen
York Art Gallery, York Museums Trust © Image courtesy of York Museums Trust
Cuadro del 'caravaggista' de los Países Bajos Dirck van Baburen

De carácter violento y mal genio y actor de una vida demasiado corta —murió a los 38 años—, Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610) fue, en su tiempo y durante los años posteriores, uno de los más influyentes pintores de la historia. Llevó al extremo la expresividad del claroscuro —le llamaron con justicia inventor de la "forma de las sombras"— y se entregó a un naturalismo salvaje al dar entrada a la sensualidad erótica y la violencia pintando momentos cruciales, sostenidos en el tiempo con una exactitud que predice a la fotografía.

El caravaggismo fue una fiebre que recorrió Europa y llevó a viajar a Italia a artistas que deseaban adoptar el estilo del maestro lombardo. Fue de tal intensidad la llamada, que Roma se pobló de dos mil aspirantes a caravaggistas, la tercera parte de ellos noreuropeos. No eran meros copistas, sino artistas de una pieza que buscaban seguir avanzando por la senda de la pintura ad vivum, ajena a los dogmas de los talleres cerrados y cercana a la luz mortificada de la naturaleza y la gesticulación dramática de las situaciones límite.

En ambas márgenes del Atlántico

Un par de exposiciones casi simultáneas pueblan de caravaggistas ambas márgenes del Atlántico. Incluso repiten parte del título: se trata de Valentin de Boulogne, Beyond Caravaggio (Valentín de Boulogne, después de Caravaggio) y Beyond Caravaggio (Después de Caravaggio).

La primera, dedicada a uno de los más notables seguidores del italiano, se celebra en el MET de Nueva York del 7 de octubre al 16 de enero. La segunda es una antología de 49 imitadores relevantes y está en cartel entre el 12 de octubre y el 15 de enero en la National Gallery de Londres. Ambas son ineludibles en la temporada artística de otoño-invierno.

Poco conocido y muerto a los 41 años

En el caso de la muestra neoyorquina, está protagonizada por el mejor seguidor francés de Caravaggio, Valentín de Boulogne (1591-1632), nacido veinte años después de la muerte del primero. Se trata de un artista notable pero inmerecidamente poco conocido —al igual que Caravaggio, vivió poco, sólo 41 años, y dejó pocas obras: se tiene conocimiento de solamente 60, 41 de las cuales han sido reunidas por el MET con cesiones que proceden de Roma, Viena, Múnich, Madrid, Londres y, sobre todo, París, ya que el Louvre ha prestado todas las pinturas que atesora del Boulogne—.

De Boulogne fue un pintor destacado en el siglo XVII, pero la historia no ha sido justa con él. En un poético paralelismo con la vida de su admirado maestro, fue olvidado durante dos siglos, y sólo volvió a merecer el interés de los historiadores y el público a partir de 1910, cuando el crítico Roberto Longhi sacó a Caravaggio y los caravaggistas del absurdo ostracismo en el que habían caído por ser demasiado fieles a la realidad.

Primera monográfica

La exposición del MET es la primera monográfica dedicada a De Boulogne y se convertirá, en opinión de los organizadores, en "un evento de referencia no sólo para los estudiosos, sino también para los amantes del arte, que descubrirán a uno de los gigantes de la pintura francesa". Valentín, como suele ser llamado en ambientes artísticos, fue admirado por Courbet y Manet, que se asombraron de la puesta en escena con que acometía la representación de acontecimientos dramáticos y la profunda humanidad y melancolía de sus figuras.

Unos años después de la repentina muerte de una feroz malaria de Caravaggio, Valentín viajó a Roma, donde pasó el resto de su vida y falleció tras unas fiebres sin diagnóstico, otra circunstancia que le emparante con el primero. Poco se conoce de su vida anterior: nació en la pequeña ciudad de Coulommiers, no lejos de París y era hijo de un pintor y vidriero. Al igual que muchos artistas jóvenes del norte de Europa y España, llegó a Roma con poco entrenamiento, pero con un fuerte deseo de hacerse un nombre.

Trasfondo existencial

En su vocabulario realista, en directa relación con el de Caravaggio, introdujo un trasfondo existencial para imágenes convencionales como Sansón, datado en torno en 1630 y una de las joyas de la muestra. Otras son la monumental Alegoría de Italia (1628), quizá la obra de naturalismo más extremo anterior a Coubert; el retablo Martirio de los Santos Proceso y Martiniano, encargado por el Vaticano para uno de los altares de San Pedro, y El juicio de Salomón, donde el espectador se convierte en un participante activo del drama bíblico del bebé a punto de ser troceado.

En Beyond Caravaggio, la muestra londinense, se muestran ejemplos de la rapidez en que fueron emuladas las técnicas de Caravaggio, sobre todo la importancia capital de las zonas de sombra o semisombra, por los artistas de su tiempo, imantados hacia Italia, sobre todo desde el norte de Europa —el Thyssen organizó en Madrid, en julio de 2016, una expresiva antología sobre la cuestión: Caravaggio y los pintores del norte para ver en persona los cuadros y obras del pintor.

Los organizadores quieren mostrar la "sorprendente modernidad" de este movimiento. Para la curator de la muestra, Letizia Tréveris, Caravaggio y los caravaggistas influyeron con "extraordinaria amplitud y alcance sobre toda una generación de pintores".

La valiente pintora Artemisa Gentileschi

Entre las obras expuestas destacan Éxtasis de San Francisco, pintada en 1601 por  Giovanni Baglione y considerada la primera pintura verdaderamente caravaggista de otro artista, y dos piezas de Artemisia Gentileschi, hija de un amigo del maestro y una de las valientes mujeres que, pese a la discriminación, lograron éxito en la época: Susana y los viejos (1622) y Cristo mostrando sus heridas (entre 1625 y 1635).

El mayor legado de Caravaggio, concluyen desde la galería inglesa, fue el "poder perdurable de su narración", ya que "inyectó nueva vida a los relatos bíblicos, a menudo borrando los límites entre los temas sagrados y profanos". Recuerdan también que el maestro y sus seguidores fueron rechazados en favor de un estilo más formalista y "se necesitarían casi trescientos años para que la reputación de Caravaggio fuese restaurada y sus logros artísticos plenamente reconocidos". Hoy en día estos cuadros son admirados "por su imaginería inolvidable, inventiva y sorprendente modernidad".

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