Los españoles confían en sí mismos, pero su entorno los hunde

El Índice de Ánimo Ciudadano de octubre 2016 no llega al aprobado.
El Índice de Ánimo Ciudadano de octubre 2016 no llega al aprobado.
HENAR DE PEDRO
El Índice de Ánimo Ciudadano de octubre 2016 no llega al aprobado.

Los españoles se sienten bien consigo mismos y confían en su potencial como individuos, pero el entorno social y la marcha general del país lastran de forma considerable su optimismo. Es la conclusión principal que arroja el primer Índice de Ánimo Ciudadano (IAC), que con una nota de 46,93 sobre 100 no llega, por poco, al aprobado.

Este indicador trimestral de nueva creación, que pretende pulsar el estado de ánimo de la sociedad y reflejar su evolución en el tiempo, es una de las grandes áreas de Ulises, el estudio sociológico permanente de 20minutos elaborado por MyWord que esta semana se estrena con la ola de otoño de 2016. El IAC resulta del promedio de tres índices parciales: el Índice de Ánimo Personal o IAP (65,47), el Índice de Ánimo Social o IAS (39,06) y el Índice de Satisfacción con el País o ISP (36,26).

El punto de partida, a priori, es alentador. El autodiagnóstico emocional de los españoles (IAP) es bueno y roza el notable (65,47 sobre 100). A esta nota se llega analizando seis estados muy concretos de los que luego se obtiene una media aritmética. Todos superan el aprobado salvo uno, el que pregunta a los encuestados sobre el tiempo del que disponen para hacer cosas con las que se disfruta: 49,62. La falta de ocio o de momentos en los que desconectar de la rutina y las obligaciones diarias, por tanto, es el mayor lamento ciudadano en el terreno estrictamente personal.

Otros dos estados, aunque ambos están por encima de los 50 puntos, contribuyen a rebajar el indicador. Por un lado, el no sentirse desanimado y deprimido (58,91) en el momento actual; por el otro, el optimismo sobre el futuro (64,27), que se revela moderado. Los últimos años de crisis económica y la complicada tesitura –con el paro como la gran preocupación global– en muchos hogares españoles han contribuido, sin duda, a que las expectativas no sean halagüeñas, a pesar de las ligeras señales de recuperación.

En el extremo más optimista, los españoles otorgan un 69,12 al hecho de sentirse seguros y sin miedo, y un 75,11 a no considerarse despreciados por los demás. Por último, el estado que más valoran, con un 75,79, es la confianza en sí mismos y en sus capacidades. De esta forma, a pesar de que echan en falta motivaciones, estímulos extra y más oportunidades para airearse, los españoles se ven en una situación estable y tienen la autoestima muy cuidada, que no es poco.

El primer tropiezo surge con el examen al resto de la sociedad (IAS), que baja la nota hasta un 39,1 sobre 100. La percepción del entorno, con los mismos seis estados como base, desinfla el ánimo ciudadano como si fuera un globo. Los españoles colocan una vez más en el último lugar el tiempo libre, esta vez con un 36,11; en una sociedad que se mueve a velocidad de vértigo, la sensación de agobio global es patente. Inmediatamente por encima (38,86), y de forma sorpresiva, se coloca la confianza. Los encuestados perciben que las personas no se fían las unas de las otras, solo de sí mismas, como ha quedado patente.

En cuanto al futuro, los españoles consideran que el optimismo reinante solo se merece una nota de 38,99, observan que las personas que los rodean y la sociedad en general creen poco en que la situación vaya a mejorar en los años venideros. Los otros tres estados restantes, que contribuyen a elevar la media, son, de menor a mayor, la sensación de seguridad y ausencia de miedo (39,30), el no desprecio al diferente (39,47) –España está considerado uno de los países más tolerantes del mundo por organizaciones y centros internacionales como la OIM o Pew Research– y, por último, la ausencia de desánimo y depresión (41,65). La sociedad, opinan los encuestados, no ha tocado fondo y mantiene unos valores mínimos intactos, aunque no aprecia margen de maniobra suficiente para poder avanzar como conjunto.

En tercer lugar se sitúa el ISP. La satisfacción con el país se mide, en este caso, a partir de una docena de apartados específicos, desde la sanidad hasta la política, pasando por el empleo o la inmigración. Solo hay una cuestión, en todo caso, que merece para los españoles un aprobado: los logros en el deporte de élite (61,70), una declaración muy cercana en el tiempo a las 17 medallas obtenidas en los recientes Juegos Olímpicos de Río de Janeiro (Brasil), en los que han brillado figuras como Mireia Belmonte, Carolina Marín o Saúl Craviotto.

En la otra punta de la lista se encuentra la política, que se lleva un 14,03. Un suspenso en toda regla al panorama actual, pendiente de la formación de Gobierno o, según los más pesimistas, de unas terceras elecciones que se celebrarían en vísperas de Navidad. Tras el deporte, el segundo sector que aporta más regocijo a España, según los encuestados, es el que tiene que ver con la creatividad, como la alta cocina o la moda (49,10), disciplinas en las que nuestro país es puntero. El tercer puesto se lo lleva, a pesar de los duros recortes del Gobierno de Mariano Rajoy en la pasada legislatura, la calidad de la sanidad (48,12), que los españoles valoran casi con el aprobado. Y el cuarto, el papel de las empresas españolas en la economía global (40,23), algunas con gran influencia, según Forbes, como Inditex o Telefónica.

Por debajo de los 40 puntos, y en plena crisis de los refugiados en Europa, los españoles colocan la forma en la que se trata a las personas que llegan de otro país (39,59). También, la contribución a la cultura (38,54), la calidad de la educación (34,68), el cuidado del medioambiente (33,20) y el acceso a la vivienda (29,14). Y, en los penúltimos puestos, la situación económica (25,47) y la calidad y la oferta de empleo (21,34). El paro y la precariedad laboral, por tanto, vuelven a emerger, esta vez como problema no solo personal, sino que hiere de muerte a toda la sociedad.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento