Tal y como consta en el escrito de acusación del Ministerio Público, desde el verano de 2011 hasta la denuncia en marzo de 2014, el acusado realizó "tocamientos" de forma habitual a una menor, aprovechando los encuentros frecuentes que tenían por la estrecha relación entre sus familias.

En concreto, el primero de los sucesos ocurrió en la piscina de la vivienda del hombre, donde supuestamente tocó a la menor por debajo del bikini, "llegando a introducirle los dedos en la vagina". Tras ello, aprovechaba los momentos en que estaban a solas para tocarle por debajo de la ropa o para besarla en la boca, y "era habitual" que le introdujese los dedos en la vagina.

Desde estos hechos, la menor presenta dificultades para dormir, dificultades de aprovechamiento escolar y de relación con sus iguales, y sufre de trastorno alimentario y sintomatología ansioso-depresiva; por lo que ha recibido tratamiento psicológico y farmacológico.

Por estas cuestiones, la Fiscalía considera al hombre autor de un delito continuado de abusos sexuales con prevalimiento de parentesco agravado, por lo que pide para él una pena de ocho años y seis meses de prisión, así como la prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima por un plazo de 10 años, y una indemnización para ella de 60.000 euros.