Este domingo culminará otra carrera, también a contrarreloj. Hace menos de dos meses era un completo desconocido para la mayoría de gallegos y, 51 días después de presentarse ante los medios y confirmar lo que era un secreto a voces, se someterá al escrutino de la ciudadanía con la idea de, tras haber colgado la toga, buscar cambiar las leyes "injustas" desde la Xunta.

Luís Villares se convirtió en el "candidato de consenso" avalado por los 'alcaldes del cambio' -Xulio Ferreiro (A Coruña), Jorge Suárez (Ferrol) y Martiño Noriega (Santiago)-, los mismos que encabezaron los movimientos a través de un manifiesto para agrupar a las fuerzas de la "izquierda rupturista" con el objetivo de conformar una candidatura de confluencia.

No fue un camino fácil. La inclusión de Podemos Galicia en En Marea se resolvió en el último momento luego de semanas de tira y afloja entre la coordinadora de la 'marea gallega' -salida de su asamblea constituyente del 30 de julio en Vigo- y la formación morada. Una vez que Podemos se sumó al partido instrumental, Villares recibió el respaldo del 86% del censo en unas primarias a las que se presentó como único candidato para liderar En Marea en la lucha por desbancar al PP de la Xunta y trasladar a las urnas el 'sorpasso' al PSdeG que auguran gran parte de los sondeos.

Villares ha tenido que enfrentarse a las acusaciones lanzadas desde el PP por su -dicen- "imposición" como candidato desde incluso antes de posicionarse públicamente. Estaba en las quinielas para liderar 'la marea gallega' desde la pasada primavera, cuando en discretos comenzaron los contactos hasta que se filtraron. Él niega el 'dedazo', indicando que los primeros contactos se produjeron en julio a través de Martiño Noriega.

Sin ese descanso vacacional y con menos de dos meses por delante, Villares, tras pedir la excedencia, inició una carrera en la que su principal obstáculo ha sido el desconocimiento sobre este juez lucense del TSXG que dio el salto a la política porque "hay injusticias que una sentencia no puede remediar".

INFANCIA Y UNIVERSIDAD EN SANTIAGO

A los padres de Villares no les gustaba que su hijo" anduviese en política". De hecho, como confesó, en el año 1993 se tuvo que escapar de casa para ir a escuchar al "maestro Beiras", el histórico dirigente del nacionalismo gallego que, tras dar un paso a un lado y anunciar que no optaría a escaño en el Pazo do Hórreo, se ha dejado "la piel" en campaña arropando a Villares, como prometió en una de sus primeras apariciones públicas junto al magistrado.

Estudió en la Escuela de los Maristas en Lugo y, en sus años de instituto, fue redactor de una revista escrita en gallego, del que es un gran defensor e impulsor en el ámbito judicial. De hecho, una de sus promesas electorales es anular el decreto del plurilingüismo en la enseñanza en cuanto pise San Caetano con los zapatos de su padre, el amuleto del que no se separa esta campaña.

Desechó estudiar Arquitectura, su vocación frustrada, para trasladarse a Compostela e iniciar la carrera de Derecho. Allí se enroló en los Comités Abertos da Facultade (CAF), donde coincidió con la candidata del BNG, Ana Pontón, y estrechó lazos con el actual alcalde de la capital gallega, Martiño Noriega.

JUEZ DESDE 2005

Juez desde 2005, ejerció como titular del juzgado de instrucción de A Fonsagrada (Lugo) entre 2007 y 2010, antes de su destino en Madrid a la Audiencia Nacional. Tras esto, obtuvo la plaza como titular en el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, donde ejerció un año y dos meses.

De su paso por Euskadi rescata una de las sentencias de las que más orgulloso se siente. La localidad guipuzcoana de Hondarribia celebra cada 8 de septiembre el 'Alarde', un desfile tradicional que se remonta al siglo XVII y que conmemora la resistencia de los hondarribiarras al asedio de dos meses de las tropas del monarca francés Luis XIII en el año 1683. No podían participar las mujeres, pero los movimientos ciudadanos y la sentencia de Villares en 2011 cambió esta situación.

ESPÍRITU CONCILIADOR Y CARÁCTER

Villares se pone como tope ocho años en la política antes de volver a la judicatura, situación que Feijóo cuestionó en campaña electoral, poniendo en duda la independencia de un juez que se introduce en la política. Este músico que toca la zanfona y la gaita en Os Frebudos, presume de su afán conciliador, aunque su círculo de allegados indica que no está falto de carácter para tomar decisiones.

De la articulación de ambas virtudes dependerá buena parte de que En Marea no reviva en los próximos años los episodios sucedidos en AGE durante la última legislatura, que vio como tres de sus nueve diputados finalizaban en el Grupo Mixto.

Los sondeos apuntan a que En Marea está en disposición de aumentar considerablemente los escaños que obtuvo la formación de la que hereda su espíritu, AGE. Grupo parlamentario en el que compartirán bancada miembros de Anova, Esquerda Unida, Cerna -grupo escindido de Anova-, mareas municipalistas e inscritos de Podemos Galicia que, a su vez, se encuentran divididos en dos bandos como evidenció el proceso de negociaciones para su inclusión en el partido instrumental y el posterior proceso de primarias.

Un espíritu conciliador que, además, deberá sacar a relucir a partir del lunes si el PP de Alberto Núñez Feijóo no consigue revalidar su mayoría absoluta, algo que no prevén las encuestas, pero que, de suceder, también pondrían en situación de liderar la alternativa, si se confirma el pronóstico del 'sorpasso'. Con todo, Villares ha prometido que Galicia no vivirá los problemas que protagonizaron Podemos y PSOE en Madrid tras las elecciones generales de diciembre de 2015.

CONOCE A PONTÓN Y LEICEAGA

De hecho, parte de ese trabajo ya está hecho, pues ya conoce personalmente a las dos personas con las que deberá sentarse a negociar si el PP pierde la Xunta. Con Pontón, como ya se ha apuntado, coincidió en su etapa universitaria. Con el candidato del PSdeG, Xoaquín Fernández Leicega, tiene buena relación y, de hecho, fue compañero de uno de sus familiares en un juzgado lucense.

Como anécdota, Villares relata que se encontró en Santiago con Leiceaga el mismo día que éste presentó el programa electoral de los socialistas y prometió que, si se convertía en presidente de la Xunta, renunciará a vivir en Monte Pío, la residencia oficial del titular del Gobierno gallego. "Tú, porque vives en Santiago; pero los que no somos de aquí, en algún sitio tendremos que vivir", cuenta el lucense que le dijo al socialista en tono de broma.

Al hombre al que quiere obligar a hacer a las maletas de Monte Pío también lo conoce. Villares coincidió con Alberto Núñez Feijóo el pasado 17 de mayo en Outeiro de Rei (Lugo) en el homenaje al poeta lucense Manuel María, al que se le dedicó el Día das Letras Galegas en 2016. Ese día, la hermana del candidato formaba parte del grupo musical que amenizaba el acto y el magistrado había sido invitado como miembro de una plataforma en defensa del gallego en la judicatura.

Por aquel entonces, el nombre de Luís Villares ya circulaba en mentideros y filtraciones para convertirse en candidato de la "izquierda rupturista". Feijóo, siempre bien informado, se acercó a Villares y lo saludó en lo que el lucense definió como un gesto "formal pero tenso".

El próximo domingo, Luís Villares sabrá si opta a convertirse en presidente de la Xunta sólo 51 después de presentarse ante los medios y pasar de no tener ni su propia foto en el perfil de Facebook a ver su cara empapelando muros de media Galicia.