«Cada vez que consigo hacer un salto nuevo me siento pleno. No hay nada en el mundo que supere esa satisfacción. Es casi místico». Así define Alí la esencia del Parkour, una disciplina que consiste en desplazarse por el medio urbano sorteando los obstáculos que se presentan durante el recorrido mediante saltos, acrobacias o volteretas.
Junto a Alí entrenan a diario en el Parque de Delicias Dani, Aitor, Adrián y Puma. Son cinco amigos, de entre 14 y 18 años, que forman el grupo de los Grasshoppers (saltamontes). Ellos fueron los pioneros del Parkour en Zaragoza, hace más de dos años, y sirvieron de modelo a los casi veinte grupos que se han formado desde entonces.
«Lo fundamental es concentrarse antes de cada salto y visualizarse uno mismo en el aire», afirma. Y es que un buen Traceur (la persona que hace Parkour) sólo se arriesga lo necesario y nunca inicia una acrobacia si cree que no la va a poder ejecutar.
Una disciplina con origen militar
El Parkour, o arte del desplazamiento, nació en Francia basándose en la disciplina del Ejército consistente en superar los obstáculos naturales usando sólo el cuerpo. Su idea fundamental es la de la autosuperación diaria. Esta particular disciplina radica en su sencillez: sólo es necesario ropa cómoda, y calzado flexible con buena amortiguación. La edad ideal para comenzar es a partir de los 12 años, cuando ya se tiene fuerza suficiente.
Los protagonistas
Adrián Citoler, 17 años. «Hago Parkour en cada cosa cotidiana».
Comenzó haciendo break dance y de ahí pasó al Parkour cuando conoció a los Grasshoppers, hace un año. Cuando va a trabajar lo hace dando saltos sorteando los obstáculos de la calle.
Aitor Esteban, 17 años. «Conocí el Parkour por Internet y sentí que estaba hecho para mí».
Cursa un módulo de educación física y quiere estudiar INEF. Procede de una familia de deportistas y ha hecho ejercicio desde niño. Es hermano de Daniel.
José Ramón Fernández (Puma), 16 años. «Hay que aprender a hacer Parkour al aire libre y sin colchonetas».
Estudia 4º de la ESO y es un profesional del judo. Considera que el Parkour debe hacerse en un entorno natural para poder sentirlo de verdad.
Alí Bilal, 18 años. «Desde que vi la película de Spiderman deseé ser como él».
Alí vino hace 4 años de Pakistán. Allí ya daba volteretas y trepaba sin saber que eso era Parkour. En su país su tío y su primo fueron campeones de karate y judo.
Daniel Esteban, 14 años. «Entreno de cuatro a cinco horas diarias».
Estudia 3º de la ESO y quiere ser informático o biólogo. Le encanta el deporte y ha hecho gimnasia deportiva, capoeira, karate, kung fu, break dance y patinaje, pero prefiere el Parkour.
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