Los unos aseguran que todo está yendo sobre ruedas. Los otros, que las cosas no podrían ir peor. Así de dispares son las opiniones del Ajuntament de Barcelona y los vecinos sobre la nueva playa para perros que se puso en marcha en la ciudad el pasado 19 de julio y que cerrará su temporada el día 25 de este mes.

Coincidiendo con el ecuador de su periodo de apertura, el gobierno municipal de Ada Colau ha hecho este miércoles una primera valoración del funcionamiento de este espacio, por el que habían pasado 10.398 canes hasta el pasado domingo 28 (3.468 en julio y 6.930 en agosto), una media de 253 al día.

"El balance es positivo", ha afirmado el gerente municipal de Medi Ambient i Serveis Urbans, Jordi Ribas, y ha asegurado que hasta ahora no se ha dado "ninguna incidencia" y que "en absoluto" hay malestar entre los bañistas ni quejas de los vecinos.

Desde la organización vecinal Moviment Diagonal Mar, sin embargo, han denunciado que la playa para canes, que está situada en la de Llevant y ha costado cerca de 50.000 euros, "es un fracaso de organización" y que "hace muy difícil la convivencia".

El gerente municipal ha señalado, por su parte, que el único incoveniente fue que hubo colas para entrar durante el primer fin de semana que estuvo en marcha este espacio de 1.250 m2, pues "por la novedad", en algunos momentos se superó el aforo máximo permitido de 100 perros. Ha destacado, además, que las necesidades de limpieza se han mantenido dentro de las previsiones.

Pero aunque todo hayan sido palabras, ha apuntado que no se decidirá sobre la continuidad de la playa para canes el próximo verano hasta que cuando esta cierre a finales de mes, se haga una valoración definitiva, en la que participarán vecinos, entidades, técnicos municipales y Guàrdia Urbana.

El Ajuntament no descarta ampliar este espacio ni cambiarlo de ubicación ni no volverlo a abrir, aunque Ribas ha apuntado que si las valoraciones son positivas "no sería verosímil que se cerrara".

Tras conocer el balance municipal, los vecinos se han echado las manos a la cabeza. "Que no vengan con que la playa es un éxito", ha espetado la portavoz del Moviment Diagonal Mar, Maria Carmen García, que ha contado que cuando los informadores que controlan este espacio terminan su jornada laboral sobre las siete de la tarde, los dueños de los canes aprovechan para poder entrar sin respetar el aforo máximo permitido y la obligación de que los animales estén censados y "no se juntan 100 perros, sino 200".

También ha asegurado que "los accesos a la playa están hechos un asco de pises y cacas porque aunque se recogen queda en el suelo la gran mancha" y que lo mismo ocurre con los arenales próximos a este recinto para mascotas, pues sus dueños los usan para acercarse.

Ha dicho, asimismo, que los animales "se escapan porque el recinto no está bien vallado y eso crea problemas de convivencia". "El otro día un perro le robó la pelota a un niño", ha apuntado, y ha agregado que algunos perros se suben al espigón cercano aunque está prohibido y "quedan excrementos metidos entre las rocas" y que muchos de los que tienen la obligación de llevar bozal por su raza, no lo llevan.

"Además, hemos pedido seis veces el análisis de la arena al que se comprometió el Ajuntament y no nos lo proporcionan", ha remarcado la portavoz de los vecinos.

La última decisión sobre el futuro de la playa la tiene el consistorio, que se ha comprometido a pronunciarse el próximo octubre.

Preguntado por la presencia de ratas en el espigón cercano a la playa, el gerente ha asegurado que esta no tiene relación con la presencia de perros. "Hay ratas en toda Barcelona", dijo, y ha destacado que "tres días por semana se limpia la arena hasta una profundidad de 30 centímetros".