Descubren un planeta similar a la Tierra en la órbita de la estrella más cercana al Sol

  • Orbita la enana roja Próxima Centauri, a más de 4 años luz de la Tierra.
  • Tiene superficie rocosa y un tamaño similar a nuestro planeta.
  • Aún se desconoce si tiene atmósfera.
Ilustración de cómo sería la superficie del planeta Próxima b.
Ilustración de cómo sería la superficie del planeta Próxima b.
ESO/M. Kornmesser
Ilustración de cómo sería la superficie del planeta Próxima b.

Los científicos han encontrado un planeta similar a la Tierra en la órbita de la estrella más cercana al Sol, Próxima Centauri, según un estudio publicado por la revista científica Nature.

No es el primer planeta similar a la Tierra que los astrónomos identifican. Pero éste es el más cercano, posiblemente al alcance de los telescopios terrestres.

El planeta ha sido llamado Próxima b. Es 1,3 veces más grande que la Tierra; tiene superficie rocosa, como nuestro mundo, y está a una distancia de su sol que hace prever una temperatura adecuada para permitir que el agua se deposite sobre la superficie, siempre que el planeta también tenga atmósfera.

Próxima Centauri está a 4,2 años luz de la Tierra. No se puede ver a simple vista, pero los científicos ya la han estudiando largamente al ser la estrella más cercana al sistema solar.

"Mundo rocoso"

Los resultados del estudio de este planeta se publican en la portada de Nature, en un artículo cuyos dos primeros autores son españoles: Guillem Anglada-Escudé, de la Universidad Queen Mary de Londres, y Pedro J. Amado, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA).

"Este mundo rocoso es un poco más masivo que la Tierra y es el exoplaneta más cercano a nosotros y también puede ser el planeta más cercano que pueda albergar vida fuera del Sistema Solar", afirma en una nota de prensa el Observatorio Europeo Austral (ESO), y desde cuyos telescopios los expertos han logrado identificar al planeta.

Próxima Centauri, una enana roja, que es la estrella más cercana al Sol. La posibilidad de que exista vida en los planetas en torno a este tipo de estrellas es, a día de hoy, objeto de debate entre la comunidad científica internacional.

Posibilidades existen pero para verificarlas queda mucho trabajo por hacer y muchas horas de observación con instrumentos, incluso, que aún están por construir, explica a Efe Pedro J. Amado.

"Hablar de vida en el nivel de conocimiento que tenemos del planeta es ir demasiado lejos" porque, entre otras cosas, para que un planeta tenga una temperatura sobre su superficie que permita agua líquida -lo que posibilita la aparición de vida, al menos como la conocemos- se necesita una atmósfera que lo proteja y caliente".

Si el nuevo planeta tuviera atmósfera con gases que produjeran efecto invernadero "sería suficiente para calentar ese poquito más que necesitaría su superficie para que el agua estuviera en estado líquido", según Amado, quien puntualiza que también hay que demostrar, por tanto, que existe hielo en este cuerpo celeste.

"Esto son dos pasos fundamentales", aclara Amado, para quien el hallazgo de Próxima b es "super excitante" porque el planeta está, a escalas del universo, "ahí al lado, en el rellano de nuestra casa".

Su estrella es muy fácil de alcanzar para el estudio, y para este trabajo se observó durante el primer trimestre de este año, además de usar datos públicos tomados en los últimos 16 años.

Hallazgo de Próxima b

Las observaciones se hicieron con el espectógrafo HARPS del telescopio de 3,6 metros de ESO en La Silla (Chile) y la estrella fue monitorizada simultáneamente con otros telescopios del mundo.

Esto se hizo dentro de la campaña Pale Red Dot, en la que un equipo de astrónomos, dirigido por Anglada-Escudé, buscaba el pequeño bamboleo que por la fuerza de la gravedad provocaría en la estrella la existencia de un planeta en órbita, explica el ESO.

"Seguí revisando la consistencia de la señal todos los días durante las 60 noches de la campaña Pale Red Dot: los 10 primeros fueron prometedores; con 20 ya fueron consistentes con las expectativas y a los 30 días el resultado era bastante definitivo, ¡así que empezamos a redactar el artículo!", relata Anglada-Escudé.

Las primeras señales de un posible planeta se vieron en 2013, pero tal y como explicó Anglada-Escudé en una teleconferencia organizada por Nature, es ahora cuando la señal es convincente.

Los datos revelan la existencia de un planeta con al menos 1,3 veces la masa terrestre que gira en torno a Próxima Centauri cada 11,2 días a una distancia de unos 7 millones de kilómetros, según una nota del CSIC.

Se piensa que en torno al 70 % de las estrellas de nuestra galaxia son enanas rojas, como Próxima Centauri, más débiles y pequeñas que el Sol. Este tipo de estrellas presentan, además, períodos de actividad repentinos cuya señal puede confundirse con la de un planeta, según Cristina Rodríguez, del IAA y también autora.

Para excluir esta posibilidad fueron claves las observaciones hechas por el telescopio ASH2, en el observatorio SPACEOBS en San Pedro de Atacama (Chile), y operado por el IAA, agrega Rodríguez.

Desde el CSIC también se recuerda que el proyecto Starshot, apadrinado por el físico británico Stephen Hawking, plantea el envío de una flota de naves minúsculas al sistema estelar triple Alfa Centauri, del que forma parte Próxima Centauri, para buscar planetas potencialmente habitables.

"En el marco de este proyecto, Próxima b constituye el único planeta que se podría visitar en el plazo de una generación", concluye Amado.

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