República Checa, un viaje entre castillos, palacios y viñedos

  • Bohemia y Moravia son las regiones checas con mayor tradición vitivinícola.
  • De los más de 2.000 castillos y palacios checos, unos 200 están abiertos al público.
  • Se puede dormir en la misma habitación del castillo de Zidlochovice en la que nació María Cristina de Habsburgo-Lorena, esposa de Alfonso XII, reina consorte.
Castillo de Valtice, sede del Salón Nacional de Vinos de la República Checa.
Castillo de Valtice, sede del Salón Nacional de Vinos de la República Checa.
JULI AMADEU ÀRIAS
Castillo de Valtice, sede del Salón Nacional de Vinos de la República Checa.

Praga es uno de los destinos favoritos de los turistas españoles. La monumentalidad de la capital checa, unida a su oferta de ocio, cultural, gastronómica o artística son algunas de las razones que justifican la elección. Sin embargo, el país ofrece un conjunto de rincones, parajes y experiencias –menos conocidas, pero con el mismo encanto– que permiten ampliar el horizonte del viajero.

Al tomar Praga como el inicio de una ruta por las regiones de Bohemia Central, Bohemia del Sur, Moravia-Silesia y Moravia del Sur, es imprescindible dedicarle un tiempo a la ciudad. Aunque no sea la primera vez que se visite, viajar a Praga sin atravesar el puente de Carlos –que une el castillo, la ciudad vieja y las zonas colindantes– es pasar de puntillas.

El histórico puente –que comenzó a erigirse durante el reinado de Carlos IV– irradia vida y actividad. Además de la propia construcción, la posibilidad de interactuar con artistas callejeros, parejas de enamorados y gentes de todo el mundo, mientras se contempla el río Moldava, es un auténtico espectáculo... Pero lo cierto es que en Praga hay tanto que ver y hacer que merece un capítulo aparte.

A una media hora en coche hacia el sudeste de la capital, en la misma región de Bohemia Central, llegamos al castillo de Konopiste. Se trata de la última residencia del archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero al trono del Imperio Austrohúngaro. Su asesinato y el de su esposa en Sarajevo –Bosnia-Herzegovina– en 1914, a manos de un revolucionario serbio, desencadenó el inicio de la Primera Guerra Mundial.

Ubicado en las cercanías de la ciudad de Benesov, Konopiste fue concebido como un conjunto gótico, si bien sería barroquizado en el siglo XVIII y reconstruido según el estilo historicista a finales del XIX. El castillo, entre otras muchas cosas, guarda una de las mayores colecciones de armas de toda Europa Central. Aunque a lo largo de su historia fue cuna de familias nobles, la fama internacional le llega con el archiduque de Austria.

El gusto refinado y por la modernidad de la familia real queda patente tras visitar estancias como el cuarto de baño o las habitaciones de los niños. Además, en Konopiste se instaló el primer ascensor de la región. El elevador comenzó funcionando mediante un sistema hidráulico, hasta que se realizó la electrificación unos años después.

Claro que, con la tecnología de la época, los ascensos y descensos no concluían en segundos como ahora. Por este motivo, pensando siempre en la comodidad de los distinguidos moradores, el ascensor está dotado de sofás para hacer más agradable la espera. El castillo es uno de los monumentos más visitados de Chequia. Sus jardines y alrededores son igualmente apreciados y un agradable lugar por el que perderse.

El movimiento husita, una inspiración para Lutero

En una colina bañada por el río Luznice, en Bohemia del Sur, se halla la ciudad real de Tábor. Fue sede de la facción radical del antiguo movimiento militar y religioso de los husitas, muy críticos con los excesos y la doble moral del poder eclesiástico católico (siglo XV). Los radicales, finalmente, serían vencidos por los moderados. Asimismo, la iglesia Husita es predecesora de la Reforma de Martín Lutero (siglo XVI).

La religión Husita bebe de la figura de Jan Hus, religioso y rector de la Universidad de Praga, que propugnaba reformas y una mayor coherencia en el seno de la jerarquía católica. Acabó condenado en la hoguera por "herejía". Sus últimas palabras fueron: "vas a asar un ganso, pero dentro de un siglo te encontrarás con un cisne que no podrás asar".

La ejecución de Hus fue considerada como una gran ofensa para Bohemia y se acabó iniciando un movimiento crítico con el sistema del catolicismo y su doctrina social.

La Iglesia Católica estudia en la actualidad su rehabilitación. En junio del año pasado, con motivo del 600 aniversario de su muerte en la hoguera, el Papa Francisco celebró una liturgia de reconciliación con la Iglesia Husita y con los Hermanos Checos, en la que pidió perdón por la muerte de Hus, ya que "hirió de gravedad a toda la Iglesia Católica".

Del castillo mediaval de Tábor (siglo XIII) se conserva la torre mirador. Asimismo, los restos de las murallas posteriores se reparten por toda la circunferencia urbana. Muy interesante también es bajar al subsuelo de la ciudad. Como parte de la exposición del Museo Husita se puede acceder a los pasillos subterráneos interconectados.

Originariamente, eran independientes entre ellos y constituían una parte más de las casas, que sus dueños empleaban como almacén –principalmente para conservar frescos los alimentos–.

Dado que las casas eran antiguamente de madera, los incendios podían acabar, fácilmente, con la práctica destrucción de la ciudad. Tener un resguardo bajo tierra significaba la diferencia entre la supervivencia o la desaparición. Hasta tenían la utilidad de ser un lugar temporal en el que vivir en casos de emergencia, incluso con animales.

Tábor cuenta con más atractivos: la plaza Zizkovo namesti –dominada por la estatua del general husita Jan Zizka–, el ayuntamiento, la iglesia del deanato y su torre, la capilla de San Felipe y Santiago (siglo XIV) o el salto de agua de Jordán.

Hacia el sureste de Moravia, llegamos hasta el municipio de Telc. La magnífica plaza principal, con sus famosas casas renacentistas del siglo XVI, es de obligada visita. El centro histórico de este municipio está catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Cuenta también con un castillo que se remonta a la segunda mitad del siglo XIV.

Zidlochovice, origen de una reina española

Como en más casos en todo el país, el castillo de Zidlochovice (siglo XIV) pasó por manos de varias familias distinguidas y acabó remodelado en palacio, sufriendo varias transiciones estilísticas. Durante la Segunda Guerra Mundial, incluso, fue utilizado por los nazis como lugar de esparcimiento en el que cazar.

Convertido en un hotel entre los años 60 y 70 del siglo XX, hoy se puede pasar la noche en la misma habitación en la que nació María Cristina de Habsburgo-Lorena, esposa de Alfonso XII, reina consorte y regente de España hasta que Alfonso XIII alcanzó la mayoría de edad. Este hecho histórico está muy presente en Zidlochovice.

Según el responsable del establecimiento, ningún miembro de la Casa Real española ha visitado el castillo en las últimas décadas. Quien lo desee, en cualquier caso, tiene la oportunidad de pasar la noche a partir de 120 euros –la suite de Mª Cristina desde 280–. Por cierto, una de las actividades del recinto es la cría de faisanes –parte de los ejemplares se destinan a la caza, una actividad popular en la zona–.

Otro conjunto imprescindible es el de Lednice-Valtice –como Zidlochovice también en la región de Moravia del Sur–, al que le acompaña el sobrenombre de "el jardín europeo". Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996. El palacio de Lednice fue hogar de la familia ducal de Liechtenstein entre los siglos XVII y XX.

Al palacio le acompañan un gran invernadero y un minarete. Este último, con sus 60 metros y sus 302 escalones, no fue concebido con un fin religioso sino que se trató de un regalo por amor. Hasta el minarete se puede llegar en barca, desde el embarcadero del palacio.

En los alrededores destacan otros monumentos como el castillo de Juan, el Templo de Apolo, el de Tri Gracii, el obelisco o el monasterio de monjes de Novy dvur –el único masculino que la Orden de la Trapa tiene en la República Checa–.

La cultura del vino en Chequia

La República Checa es tremendamente cervecera –en Bohemia se dice que "si llega un gobierno que encarezca la cerveza: ¡lo echamos!"–. Con sus más de 142 litros de media ingeridos por persona al año –frente a los 80,6 de España–, lidera la clasificación mundial de consumo de cerveza per cápita.

No obstante, la población checa en su conjunto cada vez aprecia más la cultura del vino. La vid hasta forma parte de la bandera y del escudo oficial de la región de Moravia del Sur –cuya capital es Brno–.

En muchas poblaciones checas, de hecho, el vino es el centro de la vida. Una circunstancia que también se está explotando para atraer al turismo: desde la posibilidad de recorrer en bici o a paseo los viñedos, hasta degustaciones. Se contabilizan 34 variedades de vino blanco –entre ellas, Hibernal, Chardonnay, Pinot o Sauvignon– y 27 de tinto –como André, Cabernet o Merlot–.

Una buena forma de adentrarse en el mundo del vino es visitando el Salón Nacional de Vinos, ubicado en las bodegas del castillo de Valtice. Se puede escoger entre 6 tipos de degustaciones que oscilan entre las 160 y las 500 coronas –entre 6 y 18,50 euros–. Los 100 vinos que forman parte de la selección del salón son el resultado de la mayor competición vitivinícola de la República Checa, en la que intervienen más de 700 bodegas.

No te puedes perder...

  • Brno, la segunda ciudad del país, también se merece otro capítulo independiente. La fusión entre historia y modernidad hace muy atractiva a la urbe. Se la conoce como el 'Silicon Valley de Europa', por su desarrollo industrial y tecnológico.
  • Visita el palacio acuático de Cervena Lhota, la histórica ciudad de Znojmo y no dejes de ver los preciosos pueblos de Mikulov y Karlstein, con sus respectivos castillos.
  • El Karst de Moravia, en el valle Pusty Zleb, es un imponente desarrollo geológico que combina zonas secas y húmedas. Caminarás entre estalactitas y estalagmitas iluminadas, verás el impresionante abismo de Macocha de 140 metros y montarás en barca y en teleférico.
  • Si te gusta el folclore y el encuentro intercultural, el festival de Straznice es el lugar para disfrutar de la música tradicional, conocer los distintos tipos de indumentaria regional de la República Checa y admirar las demostraciones de grupos de todos los rincones del mundo.
  • Alquila un kayak en los alrededores de Znojmo para navegar por el río Dyje o una bici para recorrer los viñedos en Velke Pavlovice.
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