Sergi López, que lleva a gala ser de Vilanova y la Geltrú, y que conoció el éxito hace diez años en Francia gracias a su trabajo con Manuel Poirier "Western" ha seguido fiel a su colega, y ahora trae a competición al festival donostiarra su novena película juntos, "La maison".

La película

"Es un personaje muy de hoy. Antes los roles de hombres y mujeres estaban muy marcados, al igual que era muy profunda la estructura familiar, y la de familia dentro de la sociedad", comenta Sergi.

Y añade: "Éste hombre, a punto de divorciarse, está sumido en la confusión del hombre de hoy. Es el personaje más vulnerable que he encarnado nunca, tocado por esa terrible confusión que provoca la pérdida, la soledad, el dolor y la duda".

Manuel Poirier siempre ha plasmado "sus miedos, observaciones y fantasmas que arrastra en la pantalla", cuenta Sergi, quien así lo recuerda en "Western", donde hablaba de "la amistad de dos jóvenes sin compromisos"; o en "La curva de la felicidad" sobre la crisis de los 40. "Lleva al cine lo que le ocupa la mente y el alma", comenta.

¿Llegará un momento en que le diga que no?. "Algún día puede que lo haga, o a él le apetezca trabajar con otro, o la protagonista sea una niña.

Pero, más allá de la amistad, los lazos cinematográficos que nos unen son muy fuertes. Hace un cine audaz, de riesgo, que se salta todos los formatos".

La interpretación y el cine de su amigo

"Su cine es naturalista y deja que todo fluya, algo que nadie se permite, pues los directores tienen la obsesión de tener todo medido y si no, se mueren de miedo", señala Sergi, a quien no le cuesta entrar de lleno en el contexto de Poirier, al ser un actor que ha hecho de la intuición su mejor arma.

"La interpretación es algo tan frágil y difícil de definir y acotar, que todos necesitamos agarrarnos a algo. Cada uno se agarra a lo que puede; de hecho, todos los métodos son eso, lugares donde agarrarse. Pero yo creo que no hay respuesta, nunca hay seguridad, y hay que convivir con las incertidumbres".

"No creo que la suma de método y actor sea igual a magia perfecta; porque no existe la perfección. La vida no es redonda ni cuadrada, está llena de formas imprecisas", añade.

Hace años, Sergi López se quejaba de que sólo le ofrecieran papeles de buen chico y mostraba su preferencia por los malos. Ahora ya ha tenido ocasión de hacer una galería de malvados, el último de ellos en "El laberinto del fauno".

"¡Es el ogro del cuento de hadas!", exclama un Sergi López todavía sorprendido por el talento de Guillermo del Toro.

Si te cuentan la historia de monstruos y hadas en la Guerra Civil piensas que no va a ningún sitio. Pero Guillermo posee un talento brutal y un universo visual inmenso. Es súper lúcido, divertido, exigente, enorme...".