Málaga en Feria, la excusa para degustar lo mejor de su cocina

Espetos en la Feria de Málaga.
Espetos en la Feria de Málaga.
GTRES
Espetos en la Feria de Málaga.

De Málaga, los boquerones, y los boquerones, de Málaga. Porque esta tierra es especialista en dicha modalidad de pescado azul, que incluso ha llevado a sus vecinos, los malagueños, a llamarse popularmente boquerones.

Y es que este delicioso manjar es la estrella de cualquier plato de fritura malagueña, ese pescaíto frito, reclamo culinario en cualquier punto de la provincia, más aún en verano.

Los múltiples chiringuitos dispersos por la Costa del Sol permiten saborear el arte del buen freír con el sonido de las olas del mar de fondo. Málaga en verano sabe a espeto, a esas sardinitas curiosamente ensartadas y que, durante los meses que no tienen r, llegan a las mesas aún más jugosas.

Solo aquí se puede disfrutar de ese rico pescado que bien se puede mezclar con una sabrosa y refrescante porra antequerana, con su poquito de jamón y huevo duro. Porque en Málaga, aunque sí se saborea el gazpacho, este plato compuesto por tomates, pan cateto, pimientos, ajo, vinagre y sal, hace las delicias de cualquier paladar y resfreca como pocos las calurosas jornadas malagueñas.

Otra opción es una ensalada malagueña, con la patata, la naranja y el bacalao como ingredientes, a la que si incluimos unas cuantas aceitunas aloreñas, las únicas con denominación de origen, mejor aún. Sin olvidar el ajoblanco, esa sopa fría malagueña donde las almendras, acompañadas por pan, aceite de oliva, vinagre y ajo, dan sabor a un plato tradicionalmente servido con uvas.

Más casero y popular, a la vez que barato y saludable, es el gazpachuelo, con pescado o sin él, se trata de un plato muy malagueño donde la mayonesa mezclada con caldo se vuelve un manjar.

Málaga potencia la materia prima local, animando al consumo de los productos de la tierra, aglutinando ya a más de 350 variedades.

Entre ellas, el tomate ‘huevo de toro’, una variedad con sabor intenso, textura carnosa y propiedades para la salud que lo hacen único, y que cada 15 de agosto, después de su campaña, celebra en Coín un tradicional concurso para pujar por el mejor de la cosecha.

El verano pasado, el mejor se subastó por 1.400 euros, después de una cata desarrollada con restauradores y críticos. Y es que la riqueza agroalimentaria de la provincia le da un extra a la gastronomía. Molletes, piquitos, quesos de cabra malagueña, aceites de Oliva Virgen Extra, vinos, pasas o frutas subtropicales, como el aguacate o el mango.

Todos ellos, sin olvidar la riqueza del mar o el auge de una carne criada en la tierra, la del chivo malagueño, son buena muestra de la cantidad de productos propios ricos y sabrosos, que residen a pocos metros de nuestra casa.

Buenos productos, buenos platos y buenas manos para cocinarlos. Málaga cuenta con ocho estrellas Michelin este 2016 repartidas en siete restaurantes, cuatro ubicados en Marbella, uno en Málaga capital, otro en Casares y otro en Fuengirola. Se incorporaron a este listado tres restaurantes con una distinción, siendo esta provincia la que más obtiene en dicho apartado este año.

El joven Diego Gallegos con su restaurante Sollo en Fuengirola; Mauricio Giovanini, con su restaurante marbellí Messina; y el chef Luis Olarra con Kabuki Raw, de cocina nipona-occidental, en Casares, son los tres debutantes.

José Carlos García lucirá otro año más una estrella en su establecimiento situado en el Muelle Uno del puerto de Málaga; Dani García repite con dos estrellas en su restaurante ubicado en el hotel Puente Romano; el chef Diego del Río retiene una estrella para El Lago de Marbella, y Jaume Puigdengolas mantiene también este reconocimiento por su sabrosa creatividad en el marbellí Skina, el restaurante con una estrella más pequeño del mundo, pues atiende solo a 14 comensales en su interior.

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