Fiona Barton: "Me he basado en muchas mujeres casadas con psicópatas y asesinos en serie"

  • La periodista, especializada en sucesos como el de Madeleine McCann, publica su primera novela y se convierte en un fenómeno editorial.
  • "He usado muchas cosas que vi y oí a las mujeres que entrevisté".
  • "Algunas emociones que sentí en el caso Madeline me han servido en esta obra".
Fuina Barton
Fuina Barton
Justyn Wilsmore
Fuina Barton

Antes de llegar a su primera novela, La viuda (Planeta), ya número 1 en EE UU e Inglaterra y camino de ello en España, Fiona Barton había dedicado media vida a cubrir buena parte de los sucesos más importantes para el Daily Mail y Daily Telegraph, además de haber sido jefa de redacción del The Mail on Sunday, donde recibió el premio al reportaje del año en los National Press Awards. Ha trabajado en muchos juicios, entre ellos el de Madeleine McCann.

¿Muy complejo pasar de la escritura de sucesos reales a la ficción de sucesos que bien podrían ser los que cubrió?

Es muy difícil pasar del periodismo a la ficción, porque el periodismo es corto y claro: 500 palabras y se basa en otra persona que proporciona el contenido. Tuve que desaprender a escribir como periodista. Tuve que permitirme imaginar e inventar cosas.

¿Se sentía tramposa al hacerlo?

Sí, un poco, porque suelo lidiar con hechos.

¿En qué momento surge esta novela y cuantos casos reales de los que ha seguido hay en ella?

Muchas de las mujeres a las que entrevisté las he usado para el personaje principal. He empleado muchas cosas que vi y escuché.

¿Pero en alguna más que en otra?

Sí, sobre todo en dos, ambas casadas con asesinos en serie, muy distintos. Uno era el destripador de Yorkshire (Peter Sutcliffe), que asesinaba prostitutas. El otro era el doctor Harold Shipman, que mataba a sus pacientes. En el caso del doctor me preguntaba qué sabía ella, que le apoyaba y  decía que era inocente pese a que era obvio que había matado a más de cien personas.  Yo la miraba y me preguntaba qué sabía ella y qué había elegido saber. Cuando miras a tu marido y oyes hablar de estos casos te preguntas: ¿lo conozco realmente? ¿Cómo puedes conocer de verdad a alguien? Todos tenemos secretos, pequeños, pero los tenemos.

¿Qué sensación tenía usted, que sabían o que elegían no saber?

Es difícil saber, piensas ¿cómo es posible que no lo supiera? Por ejemplo, el destripador era muy violento. Mató a ocho mujeres y piensas cómo es posible vivir con alguien y no saber qué eso pasaba. Pero puede pasar. Cómo podemos ocultar el yo verdadero ante los demás es fascinante.

¿La parte más difícil de la novela para usted?

Escribir de él, el marido. Como periodista escribí mucho de abuso infantil y he entrevistado a varios hombres que usaban pornografía infantil y son entrevistas que jamás olvidaré.

¿Cómo las hizo?

Es importante intentar comprender por qué esta gente emplea estas imágenes. Soy madre y no puedo entenderlo, casi todos decían que no eran culpables, que les habían robado su tarjeta de crédito, que lo había hecho otra persona.  Me interesaban las excusas que se ponen para justificarse.

¿Se puede entender?

Es imposible. Se me ha preguntado mucho por Madeleine McCann y yo he dicho a la gente que este libro no es de ella sino de un matrimonio con secretos pero que necesitaba un crimen imperdonable. Y ese es el de un niño.

¿El caso Madeline fue uno de los más complejos duro para usted?

Fui a Portugal a cubrirlo y he usado en la novela los sentimientos que tuve como periodista, las emociones.

¿Cuáles?

Soy madre y sentí mucha empatía por los McCann y también mucha frustración. Era alarmante que se les hiciera sospechosos. En Portugal la policía pensó que fueron ellos, y eso fue una locura.

¿Estuvo con ellos?

Sí, los entrevisté. Y me gustaron mucho. La gente decía que Kate era muy plana, que no tenía emoción alguna y en el segundo libro que escribo he usado eso: cómo juzga la prensa las emociones de la gente cuando no son las esperadas. Creo que la gente cuando está en shock no puede soltar las emociones, asusta demasiado hacerlo, no puedes parar en una situación como ésa. Todo tu mundo está siendo destruido. Kate McCann estaba totalmente destrozada.

¿Ha tenido que sujetarse mucho para no defenderla?

Eso le corresponde a ella, no soy columnista. La gente dice que los periodistas necesitan una piel más gruesa y es al revés: un periodista necesita una piel más fina, porque si no somos capaces de empatizar y entender de verdad, no podremos contra sus historias.

Igual ya no puede volver al periodismo tras la libertad de la ficción...

No podría volver al periodismo. Creo que no. Desde 2008 no soy reportera.

¿Seguro? ¿Qué le podría hacer volver?

Una gran historia.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento