Muere el director Abas Kiarostami, defensor del arte y de la libertad en Irán

  • Fallecido a los 76 años, el cineasta fue un defensor de la libertad de expresión y del pueblo iraní.
  • Ganó en 1997 la Palma de Oro por 'El sabor de las cerezas' y triunfó en el festival de Venecia con 'El viento nos llevará'.
El director iraní en 2010 durante la presentación de su película 'Certified copy'.
El director iraní en 2010 durante la presentación de su película 'Certified copy'.
EFE
El director iraní en 2010 durante la presentación de su película 'Certified copy'.

El director de cine iraní Abás Kiarostami murió este lunes a los 76 años de edad en un hospital de París, a donde había viajado para someterse a un tratamiento medico, informó la agencia local iraní de noticias ISNA.

Entre el pasado mes de febrero y el mes de abril Kiarostami estuvo internado debido a varias cirugías intestinales y en los últimos meses tuvo que acudir otras tantas veces al hospital debido a sus dolencias.

Pero ante las dificultades del proceso de cura, finalmente el pasado 28 de junio decidió partir a París para seguir su tratamiento con especialistas médicos. El cadáver de Kiarostami será trasladado a Irán, indicó la agencia de noticias.

Kiarostamí ganó varios premios internacionales como la Palma de Oro de Cannes en 1997 por su película El sabor de las cerezas, así como el gran premio del jurado del festival de Venecia en 1999 por su película El viento nos llevará.

Palma de Oro del Festival de Cannes por "El sabor de las cerezas" y autor de joyas del cine como "A través de los olivos", "¿Dónde está la casa de mi amigo?", "Close-up" o "Y la vida continúa..", el iraní Abbas Kiarostami fue, por encima de todo, un defensor del arte, de la libertad de expresión y de su pueblo.

Aplaudido fuera, prohibido en su país

Para poder seguir trabajando, algo que las autoridades de Irán impedían e impiden a él y a la mayoría de los cineastas y artistas, Kiarostami tomó una decisión salomónica: residía en su país pero trabajaba en París, donde gozaba de la libertad que se le negaba en su tierra.

"Las limitaciones no son agradables, pero lo más importante es qué hacemos con este descontento: ¿Dejamos de trabajar o buscamos soluciones para seguir en el camino como artistas y poder conseguir éxitos?", se preguntó en una rueda de prensa en Murcia (España) en 2012.

Unas limitaciones que no consiguieron parar su trabajo como cineasta, que presentaba puntualmente en los festivales internacionales de cine más prestigiosos, como Cannes o Venecia o en la Seminci de Valladolid, una de las paradas habituales de su cine -consiguió la Espiga de Oro por A través de los olivos en 1994, y por "Copia certificada" en 2010-.

A Kiarostami se le reconoció internacionalmente -además de los premios de Cannes o Valladolid también ganó el Gran Premio Especial del Jurado de la Mostra de Venecia por "El viento nos llevará" (1999)-, un éxito que no se reflejó en una mejor de su situación y la del resto de los cineastas en Irán.

Incluso prohibieron la exhibición de películas suyas como "Copia certificada" con la excusa de la vestimenta de la protagonista, la francesa Juliette Binoche, no era adecuada para la moral islámica que rige en la República Islámica.

Por eso, y desde su privilegiada posición en el panorama cinematográfico internacional, Kiarostami no desaprovechó ninguna oportunidad para denunciar la represión cultural en su país y defender a otros cineastas como el detenido Jafar Panahi.

Estilo propio

A través de su investigación técnica, Kiarostami encontraba la mejor forma de narrar unas historias que en su mayoría se centraban en la vida y en la muerte, algo que se ve especialmente en la denominada 'trilogía Koker', compuesta por como "¿Dónde está la casa de mi amigo?" (1987), "Y la vida continúa.." (1992) y "A través de los olivos" (1994).

Siendo una de las figuras más prestigiosas de la nueva ola del cine iraní, forjó un estilo propio con gran atención a los detalles;

Un estilo de cine que, como él reconoció en varias ocasiones, estaba desapareciendo. "En las películas actuales se impone el mercado y se ha perdido la vinculación del cine con la realidad, se hace un cine que expresa emociones falsas en distintas dimensiones".

"El cine es básicamente una industria que de vez en cuando produce una obra de arte", sentenció hace un par de años en Barcelona. Pero él se resistía a dejar de hacer arte y siguió fiel a su estilo en todos sus trabajos.

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