Miedo, desesperacion y treinta y un horas en el mar para venir a Gran Canaria

A media noche los montaron como pudieron en 6 Land Crusier rumbo al mar. No sabían donde estaban pero si a donde iban.

¿Qué pasó al llegar a la playa?

Ayudamos a echar la patera al agua. Montamos los depósitos de gasolina, 5 de 60 litros cada uno. El patrón monto el motor (de 25 caballos) y el aparato para saber donde esta uno (GPS). También una mochila pesada que, por la conversación, creo que se trataba de hachís.

¿Ya habían pagado?

No. Cada uno saco 1800 € y los entregó. Nos montamos como pudimos. El patrón nos dijo que estuviéramos callados y quietos.

Los coches se fueron nada mas ver que el motor había encendido y que ya estábamos en rumbo

Cinco horas después no veían las luces de la costa. Se quedaron a oscura totalmente hasta que el sol comenzó a despuntar. El bamboleo de la patera hizo estragos en casi todos. Las nauseas se hicieron incontenibles y repetidas durante el viaje. Las provisiones que llevaban ni las tocaron.

Las ballenas, otro peligro. Si topaban la patera se iban al fondo con todas sus ilusiones. Achicaban el agua que entraba. Surgió el calor del verano. Nadie hablaba. Todos oraban. Se sentían perdidos. De nuevo la noche y el frío mas palpable por la brisa.

¿Qué pasaba por sus cabezas en esos momentos?

Solo las oraciones. Cuando dejábamos de orar, miedo. Cuando vimos la primera luz en el horizonte nos volvió la vida al cuerpo. El patrón dijo que todavía faltaban casi 5 horas. Que nos quedáramos tranquilos.

El patrón seleccionó el lugar donde varar la patera. Cambió el rumbo hacia donde no había luces. El amanecer mostró su destino. Saltó en todos otro temor: que los descubriera las patrulleras españolas.

Se hubieran lanzado al agua para ganar la costa, a no ser por que el patrón no paraba de decirles: "todavía no... todavía no" mientras miraba en todas direcciones.

Finalmente, después de 31 horas de travesía, la patera topó en la orilla y todos saltaron dispersándose con toda la rapidez que sus disminuidas fuerzas le permitieron. Algunos ayudaron al patrón a devolver la patera al mar con el motor encendido y con rumbo desconocido. Corrieron hacia los riscos en busca de un refugio, de un lugar que les permitiera esconderse hasta la noche cuando buscarían un teléfono para llamar a sus familiares y avisarles donde estaba.

Desembarcaron sus sueños, sus ilusiones, su hambre... ahora son un número más en las estadísticas. Suerte que llegaron vivos y no hicieron el viaje para terminar enterrados en una tumba sin nombre de las más de 300 que ya existen.

CONSULTA AQUÍ TODAS LAS NOTICIAS DE LAS PALMAS.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento