La Fiscalía portuguesa negó este miércoles que esté previsto realizar nuevos interrogatorios a los padres de Madeleine, ni que se les vaya a aplicar nuevas medidas cautelares, tal y como habían afirmado diversos medios lusos y europeos.

Luís Bilro Verao, el fiscal del distrito de Evora que lleva el caso, indicó en un comunicado que no hay nuevos elementos de prueba que justifiquen volver a interrogar al matrimonio británico, al que la Policía considera sospechoso de la desaparición de su hija el pasado 3 de mayo en el Algarve luso.

Los McCann, por su parte, ven "alentador" el anuncio de la Procuraduría lusa, según ha informado su portavoz, Clarence Mitchell. "Esta información tendrá que ser estudiada con mucho cuidado por el abogado portugués de Gerry y Kate, pero, a primera vista, parece alentadora", afirmó.

Indicios no concluyentes

En los últimos días surgieron numerosas especulaciones sobre supuestos interrogatorios a los padres ordenados por la justicia portuguesa y que, según diferentes versiones, se iban a realizar en territorio luso, británico o mediante cuestionarios o comisiones. Berao, no obstante, ha señalado que no se consideran necesarios, por ahora, tras los ya practicados hace 12 días, cuando Kate y Gerry McCann pasaron en total más de 20 horas en la sede policial de Portimao.

El hecho de que el fiscal reconozca que no ha propuesto cambiar la situación legal del matrimonio se interpreta en fuentes jurídicas como muestra de que los indicios en contra de los McCann aportados por la investigación policial no son concluyentes.

Según fuentes policiales anónimas, la Policía portuguesa tiene pruebas, basadas en el ADN de restos biológicos de la niña, de que su cuerpo estuvo en el maletero de un automóvil alquilado por los padres 25 días después de su desaparición. Sin embargo, las autoridades policiales negaron oficialmente que los análisis realizados hasta ahora sean concluyentes y los padres han atribuido la presencia de dichos restos en el coche al hecho de que transportaran en él ropa y juguetes de Madeleine.

Los investigadores sospechan que Kate y Gerry McCann pudieron estar involucrados en la muerte accidental de su hija porque, además, unos perros especialmente entrenados por la policía británica detectaron olor a cadáver en su automóvil, apartamento y efectos personales. Los padres consideran un despropósito las acusaciones y dicen estar seguros de que su hija fue raptada.