Cuatro Puertas, la atalaya desde donde divisar la mitad de Gran Canaria y descubrir las 'ciudades' de los aborígenes

  • LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 24 (EUROPA PRESS)
Vista privilegiada de Gran Canaria desde el yacimiento de Cuatro Puertas
Vista privilegiada de Gran Canaria desde el yacimiento de Cuatro Puertas
EUROPA PRESS
Vista privilegiada de Gran Canaria desde el yacimiento de Cuatro Puertas

El yacimiento arqueoastronómico de Cuatro Puertas es un misterio por descubrir para muchos canarios y turistas, casi tanto como lo son para los arqueólogos muchos de los símbolos y acanaladuras que recorren su fisonomía. Desde lo algo de la 'atalaya' en que se erige Cuatro Puertas se puede -antes de descubrir las 'ciudades' de los aborígenes canarios, con sus carreteras, casas, habitaciones, graneros y lugares sagrados- ver casi la mitad de Gran Canaria en una vista que hipnotiza.

Desde lo que ahora es una visita turística, los trogloditas grancanarios oteaban todo su universo, desde el océano donde pescaban, las tierras donde cultivaban grano o recolectaban y los pastos donde pacía el ganado.

En Cuatro Puertas los aborígenes tenían a vista de pájaro todo el "horizonte que les servía para ordenar y controlar los recursos" de los que disponían: "Recolección, ganadería, pesca, plantaciones de cebada y otros granos", explica José Cuevas, arqueólogo del Cabildo de Gran Canaria y uno de los que ha invertido su tiempo en recuperar y tratar de comprender lo que ofrece este enclave.

Las zonas de santuario, de rituales, incardinan con el "celeste", con el cielo, con la observación de las estrellas y la luna, explica Cuevas, quien considera que ese mirar al cielo es precisamente no lo que hace distinta a la cultura aborigen canaria, sino lo que la integra con el resto de sociedades primitivas del mundo.

"El cielo es troncal para toda la humanidad, es común a todas las civilizaciones. Todos tenían su línea de cielo y la observación del espacio nos une como aldea global. Nos explica como comunidad", considera.

Caminando entre lo que a primera vista parecen simples rocas el visitante descubre un sistema de caminos que unen el 'almogarén' (el espacio de ritual), el granero y las zonas de vivienda. "Eran sus carreteras", explica Cuevas, para quien sin lugar a dudas existía todo un proceso de ordenación.

"LOS ABORÍGENES TENÍAN SUS PROPIOS PLANES DE ORDENACIÓN URBANÍSTICA"

"Contaban con un urbanismo vertical completamente ordenado, como un plan de ordenación urbanística actual. Nadie iba a poner una casa con orientación norte, donde el viento pega casi 11 meses al año. Se ponían al sur, igual que las zonas sagradas, azocadas del viento", remarca.

Cuatro Puertas, situada en Montaña Bermeja (Telde), fue descubierta por algunos a través de la película 'Tirma', protagonizada por Marcello Mastroianni, que narraba la conquista de las islas por las fuerzas castellanas. A esa cinta, según Cuevas, se le debe también gran parte del daño producido a este espacio protegido con la máxima categoría regional, la de Bien de Interés Cultural (BIC).

Pero no solo la película hispano-italiana causó desperfectos. También lo hicieron los pastores que con posterioridad habitaron en diferentes momentos las cuevas de Montaña Bermeja y que pintaron paredes o hicieron modificaciones en algunos puntos. Por fortuna gran parte de esos cambios se han podido revertir y tanto los arqueólogos como los visitantes pueden apreciar de forma bastante ajustada a la realidad cómo eran las estructuras previas a la conquista, que comenzó en 1402.

En las cuevas, como la de los Papeles, se pueden ver grabados, así como arquitectura religiosa o endiduras en los suelos y paredes en lo que se manifiesta como una de las "primeras páginas de la historia humana de Gran Canaria".

CONTROL DE LAS ESTACIONES

Todo apunta a que los aborígenes eran capaces de controlar la llegada de las estaciones, algo que hacían para gestionar mejor sus recursos naturales. En Cuatro Puertas se hacía a través de una gran sala con cuatro entradas que precisamente da nombre al yacimiento.

El solsticio de verano -cuando el sol llega a lo más alto- se puede observar allí a través del efecto que la luz crea en el interior de esta cueva artificial solo en esta época. El sol entra con forma de flecha, avanzando hacia una esquina de la sala hasta que la alcanza y desaparece.

Para divisar este fenómeno, que supone la llegada del verano en el hemisferio norte, se organizan de forma periódica excursiones por parte del Cabildo de Gran Canaria, aunque el yacimiento se puede visitar en cualquier momento del año previa concertación, incluso por grupos.

En el solsticio de este 21 de junio de 2016 coincidió además un fenómeno astronómico peculiar, siendo la primera vez en los últimos 70 años que el solsticio de verano coincidía con la luna llena, motivo por el que el grupo que lo visitó en esta ocasión terminó especialmente encantado.

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