Tomás Redondo, español de 59 años, casado y con tres hijos, era oficial de primera de fontanería y trabajaba en la construcción de un bloque de viviendas de la EMVs en el centro de Madrid. Ayer, mientras colocaba un tubo en la fachada del edificio de la calle Amparo, perdió el equilibrio y se precipitó desde una altura de seis metros y de espaldas. La caída fue mortal.

Los sindicatos denunciaron ayer que la falta de medidas de seguridad está detrás de esta muerte, que eleva la negra cifra de accidentes mortales en el tajo a 116.

Según UGT y CC OO, la barandilla de seguridad cedió porque no estaba bien anclada. El trabajador no llevaba arnés. Los sindicatos culpan a los empresarios de la muerte, por no garantizar la seguridad de sus empleados.

Según datos oficiales, hasta agosto habían fallecido en la región 112 obreros, uno más que en el mismo periodo del año anterior.

En septiembre han fallecido, de momento, cuatro trabajadores: el día 4, un operario murió en Getafe tras quedar atrapado en una prensadora de plástico. El día 7, un joven de 26 años perdió la vida electrocutado en San Lorenzo de El Escorial. Una semana después, un trabajador fallecía en las obras del nuevo hospital de Vallecas. Y este fin de semana, un taxista murió al impactar su vehículo contra una rueda desprendida de un camión.

Más vigilancia y penas de cárcel

Los sindicatos volvieron a reclamar a la Comunidad más recursos humanos en la vigilancia de la seguridad en el trabajo y mayores penas contra los empresarios que no cumplan la ley, como única fórmula para reducir la alta siniestralidad. El lunes, por su parte, la consejera de Empleo, Paloma Adrados, avanzó que el próximo día 28 de septiembre comenzará a funcionar el Observatorio para la Prevención de Riesgos Laborales, un foro de estudios y propuestas para asesorar en materia de prevención.