Las secuelas políticas del 'brexit': los 'tories', Cameron en la cuerda floja, reformas en la UE...

Miles de ciudadanos británicos acuden a las zonas de ocio de la costa levantina, como las de la ciudad de Benidorm, en Alicante, mientras en el Reino Unido se debate sobre el Brexit.
Miles de ciudadanos británicos acuden a las zonas de ocio de la costa levantina, como las de la ciudad de Benidorm, en Alicante, mientras en el Reino Unido se debate sobre el Brexit.
EFE/Manuel Lorenzo
Miles de ciudadanos británicos acuden a las zonas de ocio de la costa levantina, como las de la ciudad de Benidorm, en Alicante, mientras en el Reino Unido se debate sobre el Brexit.

No son pocas las voces en Europa que definen el referéndum del brexit, que se ha celebrado este jueves en el Reino Unido con una victoria del 'sí', como un jardín espinoso en el que el primer ministro, David Cameron, se metió y del que ha intentado salir como podía.

Tras el triste parón de campaña por el asesinato de la diputada Jo Cox a una semana de la votación, los mensajes cruzados volvieron a subir el tono en la recta final. Porque no solo se trata de la economía: una salida de la UE traerá bajo el brazo consecuencias políticas de todo tipo.

Lío en casa: partidos enfrentados, país dividido

Diego López Garrido,presidente del panel de Asuntos Europeos en la Fundación Alternativas y exsecretario de Estado para la UE, explica a 20minutos que la consulta ha sido una "idea nefasta" de Cameron y sitúa su origen en las tensiones internas del partido conservador y en una "aparición muy fuerte del (euroescéptico) UKIP". "Tenía que salir mal", apostilla.

Fuera cual fuera el resultado, el exdiputado auguró hace cuatro días, cuando tuvo lugar la entrevista para este artículo, que saldría "un Reino Unido dividido, unas fuerzas políticas enfrentadas y un problema muy serio en la configuración y estructura constitucional" del país.

Avanzó, además, que probablemente en Inglaterra ganaría una mayoría favorable al brexit (irse), mientras que en Escocia, Irlanda del Norte y Gales apostarían por el bremain (quedarse), tal y como ha sucedido en el caso de las dos primeras. Otro rompecabezas que resolver a medio plazo. Si Reino Unido no se hubiera ido, añadía, "el precio a pagar" habría sido el pacto firmado entre Cameron y los Gobiernos europeos, a su juicio una "involución"; en caso de brexit, como ha sucedido, el primer ministroqueda en la cuerda floja. "Me da la impresión de que su carrera política se va a terminar", dice. Cameron no lo creía en campaña (o eso decía), aunque este viernes ha anunciado que en octubre habrá un nuevo primer ministro.

El futuro no pintaba bien para el tory desde hace meses. La consulta ha dividido profundamente al partido conservador —una situación no salvable en días y que empezó a presentar algunas fugas días antes de la consulta— y solo una victoria holgada de la permanencia habría salvado de la quema, argumenta Pol Morillas, politólogo e investigador principal para Europa en el CIDOB. La renuncia del primer ministro, en todo caso, apostilla, no será automática. Para empezar, por el propio sistema de elección del partido.

Así, aunque hay quien espera ya a su rival Boris Johnson con los brazos abiertos, "no es evidente" que esto ocurra. "Lo que sí puede hacer (Cameron) —avanzaba Morillas— es dejar en manos del sucesor la negociación con la UE, consciente de que va a ser un tema muy difícil" para su formación. ¿Y el partido laborista? "Está dividido", dice el experto, aunque sus dirigentes, "poco amigos de la UE tradicionalmente", fueron "virando" hacia lo que se creía que el electorado demandaba, la permanencia. Se refiere a Jeremy Corbyn, que no quería ni por asomo que lo asociaran "a lo que Cameron ha ido defendiendo dentro de la Unión", de ahí su campaña de bajo perfil.

Negociaciones o quién tendrá la sartén por el mango

No serán cosa fácil y durarán al menos dos años. Así consta en el artículo 50 del Tratado de la UE, que regula un proceso que nunca antes se ha puesto en marcha. También está escrito que el país saliente, en este caso Reino Unido, "no puede participar" en la discusión y que quien tiene "la sartén por el mango" es la Unión, explica Morillas. Según dijo el lunes pasado el ministro de Exteriores español, José Manuel Margallo, se están manejando "tres posibles fórmulas" para articular las relaciones Reino Unido-UE.

La primera es una integración "con Noruega e Islandia"; la segunda es el modelo suizo, sin aportación al presupuesto comunitario pero sí con libre circulación de personas, mercancías, servicios y capitales; y la tercera es un acuerdo similar al que tiene la UE con Canadá. Lo deseable, de hecho, es que el brexit fuera "suave" —de conformidad— y no "abrupto", dice Morillas, algo que implicaría una pérdida total de confianza entre ambas partes.

Entre los políticos británicos hay diferentes visiones sobre cómo ejecutar la salida. "Algunos dicen que Cameron tiene que pedir enseguida la activación del artículo 50; otros, en cambio, que para tener más bazas hay que revocar unilateralmente el acta del 72 de adhesión a las Comunidades Europeas". El líder del UKIP, Nigel Farage, llegó a afirmar que no tenía "ni idea" de qué pasaría si ganaba el brexit, solo que la delegación de su partido en el Parlamento Europeo "tendrá un importante trabajo" en los próximos meses".

"Si la campaña del brexit algo ha tenido es que ha jugado sobre temas muy emocionales como la inmigración y la soberanía, pero no tiene una hoja de ruta clara", analiza Morillas. La incertidumbre, en cualquier caso, no solo está en el lado británico, hay que tener en cuenta otras cosas. Por ejemplo, que Alemania y Francia celebran elecciones en 2017 y que puede que estos países "no quieran tomar decisiones muy arriesgadas" hasta entonces. O que la presidencia de la UE va rotando.

La multicrisis en la UE y la "tormenta perfecta"

Los expertos, no obstante, recuerdan que el brexit no es el único desafío que afronta hoy la Unión. Hay, en palabras de López Garrido, una "tormenta perfecta" de retos que incluyen a la crisis de refugiados, el refuerzo del mercado interior o la gobernanza económica, entre otros. El ex secretario de Estado no cree que haya que esperar a que Alemania y Francia pasen por las urnas —"Los europeístas tenemos que mostrar músculo"— y sí que esos comicios —a los que, dice, podrían sumarse los de Italia tras los resultados de las municipales— son una "oportunidad".

Fuentes europeas aseguraban antes del referédum que se barruntaba una "reformulación" del proyecto europeo incluso si ganaba el bremain, con dos núcleos de países (más allá de las dos velocidades), uno en torno al euro y Schengen, y el otro, una corona de satélites que formarían parte del mercado único. Morillas considera que con el brexit esta reformulación podría acelerarse. Alemania y Francia, asimismo, configurarían un eje principal sobre el que "ronda" ya una revisión de los tratados que, según las fuentes, no se produciría antes de 2019.

No hay que perder de vista tampoco la cuestión nacional. Desde la adhesión de nuevos países hasta la resistencia a ceder soberanía de los que ya están, pasando por la escalada de los nacionalismos denominados populistas. Morillas recuerda que "hay un repliegue nacional muy fuerte" en países como "Hungría y Polonia" y la prensa británica ya empieza a mencionar el "swexit", por Suecia.

¿Quiere esto decir que después de Reino Unido habrá más? "A corto plazo yo no veo un contagio inmediato", dice López Garrido, que sí auguraba un fortalecimiento del euroescepticismo en los países donde ya existe (Marine Le Pen en Francia y Geert Wilders en Holanda, entre otros, ya han pedido consultas en sus países). Y recuerda: "En todos los Estados hay una mayoría proeuropea en la opinión pública". Para Morillas, una salida del Reino Unido es un "gran golpe" para la UE, "a nivel de perspectiva histórica es un cambio de concepción muy fuerte". Y no solo en el terreno simbólico, también en el "práctico".

La geopolítica y el peso internacional

Reino Unido, explica Morillas, "no deja de ser la segunda economía de la UE, el partner con más proyección global, con mayor capacidad en defensa y seguridad y con más conexiones internacionales". Además, "es el puente" entre EE UU y Europa; "El Reino Unido es mejor cuando trata de liderar una Europa fuerte, la UE magnifica la influencia británica en el mundo", dijo Barack Obama. Morillas cree que con el brexit será más complejo para el país ser un actor de peso "si se toman en consideración las dinámicas geopolíticas más globales". "No les conviene el aislacionismo", apunta, por no hablar de que tendrían que renegociar un TTIP.

López Garrido está de acuerdo. "Desde la llegada de Obama a Estados Unidos y el importante desarrollo de los llamados países emergentes, como China e India, la geopolítica mundial se ha trasladado más bien al Pacífico y queda desguarnecido el ámbito euroatlántico", argumenta. Por eso, a su juicio, es "negativo" que el Reino Unido se descabalgue, no solo por su propio interés, sino porque eso "debilitaría a la UE". También cita al TTIP, "sería bueno que se firmara, salvaguardando todas las conquistas sociales del Estado del bienestar, por supuesto". El impulso europeo ha ido a la baja en los últimos años, dice, y "hay que recuperarlo".

'Love Spain', la influencia del 26-J

España y el Reino Unido están muy conectados. Una de las primeras cosas que Cameron dijo en campaña es que con una salida de la UE las vacaciones a nuestro país les saldrían más caras a él —veranea en Lanzarote— y a sus compatriotas. Para Morillas, esto seguirá siendo, sin duda, un aspecto muy importante de la relación bilateral, a la que se sumarán otras cuestiones clave que "habría que renegociar" porque "se vehiculan a través de la pertenencia mutua a la UE", como la movilidad de trabajadores, los servicios sociales de los británicos que viven aquí y viceversa, etc. Gibraltar también seguirá siendo un asunto bilateral.

López Garrido cree que con el brexit las relaciones entre el Reino Unido y España se debilitarán —y con todos los países de la UE—, y habrá que intentar aplacar daños. Los dos problemas, continúa, para que haya un acuerdo entre el PSOE y Unidos Podemos —que, por cierto, considera "bastante natural que se produjera"— son Cataluña y Europa. "Hasta hace muy poquito, Podemos estaba proponiendo que nos saliréramos de la Unión, la OTAN y todo; ahora ya parece que no, pero ha formado una coalición con IU, y esa parte lo sigue diciendo", concluye.

* Este artículo ha sido modificado para adaptarlo al resultado del referéndum, aunque solo en los aspectos estrictamente imprescindibles.

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