Un nuevo caso de violación en grupo de una menor ha conmocionado esta vez a Argentina. La víctima es una  joven de 13 años que estaba internada en coma tras haber sido atropellada cuando intentaba huir de una fiesta en la ciudad de Tandil.

La niña logró despertar y, en un estado de shock que requirió la intervención de las enfermeras, gritó repetidamente: "¡Me violaron todos, no quiero vivir más!", informan medios locales como Clarín o La Nación.

Aunque la menor presenta lesiones genitales compatibles con un abuso sexual, como sangrado anal y vaginal, la causa aún no está siendo considerada oficialmente como "abuso sexual"  y se está investigando a los que estuvieron presentes en la fiesta cuando ocurrió el supuesto ataque sexual.

Solo uno de los jóvenes, Lucas, reconoció que tuvo relaciones sexuales con la menor esa noche pero asegura que "fueron consentidas". Por el momento no hay imputados.

Sin embargo, fueron los médicos del hospital, al que la niña llegó inconsciente tras ser atropellada, quienes presentaron una denuncia por la presencia de “lesiones compatibles con un abuso sexual”.

Lejos de la hipótesis de una relación sexual consentida a la que se estaría abrazando el fiscal Gustavo Morey, a cargo de la investigación, los familiares de la víctima creen que hay elementos suficientes como para probar que hubo abuso sexual con uno o más culpables, cuenta La Nación.

"En la historia clínica consta que la menor presentaba himen edematizado, excoriaciones y sangrado anal y vaginal", confirmó a La Nación el abogado Maximiliano Orsini, que representa a la familia de la niña.

El hecho sacudió a todo el país la semana pasada. La menor casi muere atropellada por la Mercedes-Benz Sprinter que la arrastró mientras escapaba caminando de la casa. Según indica Clarin, el choque fue presuntamente intencionado por parte de los violadores.

El abogado de la familia critica el desempeño del fiscal. Plantea la falta de un médico legista que constatara de inmediato los rasguños que la menor tenía en el cuerpo. "Tenía arañazos en los muslos, el abdomen y el pecho", afirma.

Antes había apuntado a Morey por el retraso en la toma de medidas. Por ejemplo, el allanamiento a la casa donde se hizo la fiesta. Se hizo cuatro días después del hecho. "Hubo tiempo para limpiar toda evidencia", advierte Orsini.

Según cuenta La Nación, en la fiesta había unas  30 personas, en su mayoría hombres y casi todos mayores de 20 años. Y alentada por el citado Lucas, con quien había compartido buena parte de la noche, optó por quedarse cuando sus amigas decidieron partir. "Cuando nos fuimos sólo quedaban ella, el que pasaba música y ocho o diez muchachos", contarían horas después.

El caso ha causado gran indignación y ha motivado multitudinarios actos de protesta, tanto en las calles como en las redes.