Ni un mes queda para las elecciones generales del 26J. Los partidos afrontan una nueva campaña electoral con ilusión renovada y las estrategias bien definidas. Carmelo Encinas y Mirentxu Mariño analizarán cada martes toda la actualidad que rodee a Ciudadanos en su carrera por llegar a la Moncloa.

Valencia, tierra de las flores y del desencanto con el PP. No fue casual elegir Valencia para arrancar la precampaña de Ciudadanos, los desencantados del PP son su prioridad. Rivera reclama el centro cargando contra los extremos. "Conservar lo bueno y mejorar lo mejorable", proclama. "Quiero un presidente con las manos limpias", ha dicho, "no un gobierno chantajeado por la corrupción de su propio partido". Una apuesta de campaña bajo el lema "Tiempo de acuerdo, tiempo de cambio". Cuando dice acuerdo habla del PP, cuando habla de cambiar se refiere a Rajoy.

Preparados (Grecia), listos (Venezuela), ¡ya! (la clase media). Rivera ha empezado fuerte la no campaña electoral. Ha escogido posición y ya está corriendo. ¿En qué dirección? No en línea recta, sino imitando a las motos de luz de la película Tron (1982): primero, recuperar a los votantes del PP que pudo apartar de su lado al pactar con el PSOE; segundo, poner cruces rojas a Podemos; y tercero –redoble– tender la mano a los que «opinan diferente». No parece que nada haya cambiado, aunque, de mo-mento, el aspirante naranja, casi teja, ha conseguido algo: que todo el mundo ha-ble de él. Y que todos los del bar dejen lo que están hacien-do para escucharle, incluido el émulo de Joaquín Reyes y el señor del décimo de la lotería. Ah, no, que ese es otro anuncio.