Una veintena de artistas jóvenes recupera y renueva el poder rebelde de las máscaras africanas

  • Más de veinte creadores de una decena de países participan en Nueva York en la exposición 'Disfraz: la máscara y el arte global africano'.
  • Fotos, cuadros, esculturas, vídeos e instalaciones presentan una visión fresca, con referencias raciales, feministas, la opción 'queer', la corrupción gubernamental...
  • Cuando las máscaras fueron adoptadas como inspiración por las vanguardias, perdieron el carácter crítico que los nuevos artistas desean recuperar.
Obra del nigeriano residente en los EE UU Abdejoke Tugbiyele
Obra del nigeriano residente en los EE UU Abdejoke Tugbiyele
© Abdejoke Tugbiyele. Brooklyn Museum. Photo: Sarah DeSantis
Obra del nigeriano residente en los EE UU Abdejoke Tugbiyele

A comienzos del siglo XX, las vanguardias artísticas, se dejaron seducir por la sencillez perturbadora de las máscaras africanas, tan viejas como el mundo, pero nuevas para los europeos, deseosos de encontrar países sinceros, sin imposturas, alejados las guerras mundiales que amenazaban entonces a la integridad continental europea y, sobre todo, a las sociedades civiles. La máscara se convirtió entonces en un icono visual para el mundo occidental y está presente en las obras de Picasso, Matisse, Modigliani y expresionistas como Grosz.

La llegada de las máscaras rituales o populares a los museos desvirtuó su función original como pieza totémica y mágica. La exposición Disguise: Masks and Global African Art (Disfraz: la máscara y el arte global africano), en el Museo de Brooklyn (Nueva York, EE UU) hasta el 18 de septiembre, quiere "imaginar las posibilidades futuras" y artísticas del elemento folklórico-religioso proponiendo a 25 artistas jóvenes, todos nacidos en África o descendientes de padres del continente, que recuperen y renueven el poder transgresor de la máscara como instrumento de rebeldía.

Más de 225 grupos étnicos

La muestra, con fotos, cuadros, esculturas, vídeos e instalaciones, presenta una visión fresca de las caretas presentes en prácticamente todas las culturas y grupos étnicos africanos. Referencias raciales, demandas sobre los derechos de la mujer o la opción queer y la corrupción gubernamental son temas insertados por los creadores contemporáneos en esta vuelta de tuerca a un elemento crucial y repleto de simbolismos en un continente donde viven 1.100 millones de personas en 54 países, 25 grupos étnicos con más de diez millones de personas cada uno y el cuádruple, unos 200, con menos.

Las máscaras han sido durante siglos "herramientas" usadas para "exponer los problemas ocultos y desafiar el status quo", explica uno de los coordinadoras de la muestra, Kevin Dumouchelle. "Sin embargo, una vez que las máscaras se retiraron del uso cotidiano y se transformaron en objetos de museo, sus mensajes críticos y  artísticos más directos comenzaron a perderse en el mundo saturado de hoy en día. Los artistas de la exposición presentan obras contemporáneas, innovadoras y provocadoras que nos introducen en un espacio de percepción más profunda", añade.

Europa, un toro homínido

Con la intención de "inventar el futuro reinventando el pasado", los artistas reunidos en la colectiva apuntan hacia objetivos muy diversos: el fotógrafo sudafricano Nandipha Mntambo (1982) transforma a Europa en un toro con rasgos humanos, y Leonce Raphael Agbodjélou (Benín, 1965) presenta un reportaje sobre los complejos trajes ceremoniales de la tribu Egungun.

Otras propuestas son las del estadounidense William Villalongo (1975), que construye collages en los que inserta máscaras tradicionales sobre estampas de arte clásico del barroco europeo, y la de Brendan Fernandes (nacido en Kenia en 1979 y residente en Canadá) opta por la propuesta de máscaras de neón

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