Adiós, Parmenia y Frumencio; hola, Arya y Neymar

  • España está viviendo una transformación nominal en la que los nombres bíblicos dejan paso a otros menos arraigados en la tradición española.
  • Desde 2010 hubo más niños a los que sus padres le pusieron Hugo, Marc o Izan que Antonio, que es el nombre más común en España.
  • En el caso de las niñas, nombres como Lucía, Paula, Daniela, Sara o Martina están supliendo a clásicos como María Carmen.
Escolares.
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Antonio y María Carmen siguen siendo los nombres más frecuentes en el censo español, pero cada vez menos padres optan por llamar a sus hijos de esa manera. En lo que va de década, según datos del Instituto Nacional de Estadística, los nombres más comunes entre los recién nacidos son Daniel y Lucía.

Entre 2010 y 2014, casi 27.000 niños fueron inscritos en el registro civil con el nombre de Daniel. La segunda elección predilecta de los nuevos padres a la hora de nombrar a sus vástagos es Hugo, un nombre que sólo dos décadas atrás ni siquiera se encontraba entre los cincuenta más comunes.

Detrás de el se sitúa Alejandro, que fue el preferido de los padres en los 90 y los 2000. Otros nombres que se consolidan en la lista de los más utilizados son Álvaro y Adrián. En el sexto lugar del ranking se sitúa David, que en los 70 y los 80 fue el nombre más utilizado.

Entre los infantes nacidos en la década actual, el nombre de Antonio, que es el más común entre los españoles al ser utilizado por 715.215 personas, se ve relegado al puesto 25 por detrás de nombres con menos arraigo en la tradición nominal española como Izan o Marc.

En el caso de las niñas, en ese mismo periodo, 28.431 nuevas criaturas recibieron el nombre de Lucía, que rompe la hegemonía de María, reinante en las dos décadas pasadas y ahora relegado al segundo lugar. Detrás de María se sitúan Paula, Daniela, Sara, Carla y Martina.

María Carmen, el nombre más común entre las nacidas en las décadas de 1960 y 1970, no está entre los cincuenta más frecuentes desde la entrada del nuevo siglo. Por su parte, Laura, que fue el nombre más utilizado en los 80 y que en las dos décadas posteriores se mantuvo entre las posiciones de cabeza del ránking, cae hasta el puesto número 15.

En España hay 715.215 personas con el nombre de Antonio y 669.693 con el nombre de Maria Carmen. La edad media de la gente que se llama de esa manera ronda los 54,5 años mientras que nombres pujantes como Daniel (287.431) y Laura (253.818) se cuelan en la lista de los más repetidos pero con edades medias mucho menores que superan por poco los 25 años.

Prepedigna y Progreso, los nombres con más años de media

Entre los nombres femeninos más comunes, los más envejecidos son Josefa (66 años), Dolores (65), Juana (64) y Francisca, Antonia y Concepción (63). Destacan por ser opciones frecuentes entre la gente joven los nombres de Paula (18 años de media), Alba (14) y Claudia (14).

En el ámbito masculino, los nombres más comunes entre las personas longevas son José (60 años de media), Francisco (56), Juan (55) y Manuel (54). Entre los jóvenes, algunos de los nombres más repetidos son David (28), Pablo (26), Sergio (26), Alejandro (24), Ivan (22) y Álvaro (20). Por debajo de la minoría de edad se encuentran Adrián (17) y uno de los nombres más en alza en lo que va de década: Hugo, cuya media es sólo de nueve años.

Los nombres masculinos poco comunes y más envejecidos y por tanto con más posibilidades de desaparecer son Progreso, Frumencio y Eusiquicio. En los tres casos, la edad media es de 76 años. Por su parte, los nombres femeninos más envejecidos son Prepedigna (82), Afrodisia (82) Parmenia (80) y Fraternidad (79).

Padres que buscan nombres en su televisor

De todos los nombres que aparecen en la lista, el que menor edad media tiene entre los masculinos Neymar. El nombre de la estrella del F.C. Barcelona ha sido otorgado en España a 101 niños con una media de edad de 1,9 años. Que los padres busquen los nombres de sus hijos en las alineaciones de sus equipos de fútbol se está convirtiendo en una práctica habitual.

Por ejemplo, hay 32 chicos que se llaman Zidane. Entre ellos, la media de edad de 17,8 años, una cifra que coincide con el tiempo transcurrido desde su fichaje por el Real Madrid. Desde la entrada del nuevo siglo, coindiendo con la eclosión de las carreras deportivas de Casillas y Gasol, los nombres de Iker y Pau siempre han estado presentes en la lista de nombres más comunes.

La influencia nominal de la televisión y el deporte no se limita únicamente al ámbito masculino. En España hay 124 niñas con una media de edad de 1,5 años que recibieron el nombre de Arya, una de las protagonistas de la serie Juego de Tronos. Además, en los últimos años se puso el nombre de Daenerys, otro pesonaje de esa misma serie, a 23 niñas. El mundo de la canción tambien tampoco se queda fuera y, por ejemplo, ejerció su influencia para que ahora 107 niñas españolas se llamen Rihanna.

"La elección del nombre no es una decisión libre"

El sociólogo Roberto Barbeito explica a 20minutos que los padres no gozan de libertad plena a la hora de decidir el nombre de su progenie. "El nombre no es una decisión libre, su elección está profundamente condicionada por el contexto social", explica.

El hecho de que pierdan peso nombres eminentemente bíblicos como José o María que muchas veces eran impuestos por los sacerdotes evidencia, según explica Barbeito, que la iglesia católica ha perdido parte de su influencia en la vida de los españoles.

A ojos de este sociólogo, otros factores que explican la transformación nominal que vive España son la incorporación de varios millones de personas procedentes de países menos comprometidos con los nombres españoles tradicionales, la gran influencia de los medios de comunicación y el individualismo imperante.

"Los nombres se utilizan para marcar la individualidad de la persona y distinguirse de los demás". Por ello, muchos padres eligen los nombres de fútbolistas o cantantes para sus vástagos. "Se toman como referentes ante la vida, es como decirle a tu progenie que te gustaría que compartiera las cualidades que diferencian a la persona de la que toma el nombre", explica Barbetio.

"Ese reflejo mimético no es nuevo. En la antigua Roma era habitual que se pusiera de moda el nombre de ciertas personalidades", cuenta el profesor. Ahora ese reflejo mimético se encuentra, sobre todo para las clases populares, en las televisiones.

En su afán por diferenciarse, explica Barbeito, también es común que los padres escojan el nombre de sus hijos basándose en la eufonía efecto acústico agradable— o, si tienen un nivel de formación mayor que la media, intenten demostrar su "sofisticada influencia" dándole a sus hijos nombres sacados de "lecturas minoritarias".

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