JAVIER MOLTÓ. PERIODISTA Y FUNDADOR DE KM 77
OPINIÓN

La crónica de la movilidad: Un motor para la humanidad

Javier Moltó, periodista y fundador de KM. 77.
Javier Moltó, periodista y fundador de KM. 77.
JORGE PARÍS
Javier Moltó, periodista y fundador de KM. 77.

Cuando Eva mordió la manzana, creó el primer principio de la termodinámica y acabó con la posibilidad de que existiera el paraíso. Desde ese momento, la energía ya no se crea de la nada y tenemos que transformarla. "Ganarás el pan con el sudor de tu frente" significa que el cuerpo humano se transforma en motor e ingiere energía a través de los alimentos para transformarla en movimiento y perseguir a las gacelas. La energía que le da la carne de gacela tiene que ser mayor que la que consume para perseguirla. De lo contrario no hay negocio.

Después de utilizar su cuerpo, el hombre utilizó también las corrientes de agua para moverse, y el cuerpo de otros animales. Las corrientes de agua son un motor limpio, que recibe la energía directamente del sol, a través de la lluvia. El cuerpo de los otros animales es un motor sucio, como el del hombre, que consume energía con átomos de carbono y produce excrementos.

Con el descubrimiento del petróleo y los motores de combustión interna, los humanos copiamos el modelo del cuerpo humano. Un motor que transforma la energía de los alimentos (del petróleo) en calor y movimiento y produce gases de escape. Imitamos lo que teníamos más cerca.

El cambio climático, la superpoblación mundial, la contaminación de las ciudades y el previsible agotamiento del petróleo han hecho que este motor de combustión interna haya caducado. No conocemos, de momento, otro sistema que permita abastecer de tanta energía y riqueza al ser humano, pero sí tenemos claro que es un sistema insostenible.

Necesitamos un motor con un sistema parecido al de los ríos o al del viento. Los sustituimos por el petróleo porque daba mucha más riqueza. Con el petróleo se disparó la natalidad, el transporte y la riqueza mundial. El ahorro del planeta, el ahorro de millones de años que estaba acumulado en su interior en forma de petróleo, lo vamos a consumir en dos siglos. A partir de ahora tendremos (tendrán) que vivir al día, con la energía que nos llegue del sol, o deberemos aprender a transformar la energía nuclear de forma limpia y segura.

Todas estas transformaciones energéticas son capitales para el transporte. Estos edificios altísimos son transporte. ¿Cómo subimos las vigas hasta la planta 200? ¿Y las personas? Era imposible antes de disponer de tantísima energía barata. Estas ciudades infinitas no son imaginables sin la capacidad de traer diariamente millones de kilos de comida de forma barata.

¿Cómo invertir en educación para encontrar alternativas al petróleo si no somos capaces de llevar a los hijos al colegio de forma barata? ¿Cómo trabajar y producir si hemos llevado las oficinas y centros de trabajo a lugares lejanos porque lo caro era el suelo urbano y lo barato era el transporte?

Lee uno Fortunata y Jacinta y se imagina el centro de Madrid, con los talleres productivos en la trastienda, y sin otra posibilidad que ir a pie hasta tu puesto de trabajo. Ciento cincuenta años después, ir a trabajar a pie es un lujo en las grandes ciudades.

Con el cambio climático y la segura escasez del petróleo, nos vemos obligados a cambiar de nuevo la organización del mundo. No parece cercano un combustible tan rico como el petróleo, y el transporte es intensivo en el uso de petróleo.

El futuro

Un transporte que tenemos que reinventar: motores eléctricos, almacenamiento de electricidad, pilas de combustible, hidrógeno, fuerza humana, vehículos autónomos por tierra, mar y aire, que harán desaparecer muchos puestos de trabajo, y obtención y análisis de datos de nuestras necesidades para organizar el transporte de forma eficiente y flexible. Para los humanos, el teléfono móvil, o su sustituto, será un elemento imprescindible para movernos de forma eficiente por el mundo.

Estaremos pendientes en estas crónicas de 20minutos de todas estas transformaciones que ocurrirán en los próximos 20 años, para analizarlas con detenimiento

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