Que las políticas gubernamentales sobre refugiados no sintonizan con la opinión pública en España ya se vio en septiembre del año pasado, cuando una oleada de solidaridad ciudadana, de ayuntamientos y autonomías sacó los colores al Ejecutivo de Mariano Rajoy tras la muerte del niño de tres años Aylan Kurdi, cuya foto de su cuerpecito ahogado frente a las costas turcas dio la vuelta al mundo. Eran los tiempos en los que el Gobierno se negaba a aceptar el reparto de solicitantes de asilo propuesto por Bruselas, a quienes el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, se refirió como "goteras".

Esa falta de sintonía ha vuelto a quedar en evidencia este jueves, gracias a una encuesta global sobre refugiados realizada por Amnistía Internacional (AI). La conclusión es que la población española, de los 27 países de todos los continentes que se han estudiado, es de las que más dispuesta está a aceptar personas necesitadas de asilo, un derecho reconocido por la Convención de Ginebra de 1.951. En concreto, ocupa el lugar número 6 con una puntuación de 71 sobre 100, por detrás de China, Alemania, Reino Unido, Canadá y Australia. Solo el 3% de los encuestados españoles se mostraron contrarios a que personas que huyen de la guerra o la persecución pudieran entrar en su país. Del 97% que sí están a favor de aceptarlos, el 18% declaró estar dispuesto incluso a acogerles en su propia casa, y el 31%, en su mismo barrio.

El 82%, además, siente que el Gobierno debería estar haciendo más por ayudar a los refugiados y consideran insuficiente su actuación. El Ejecutivo de Rajoy, empujado por la presión, cambió de discurso en cuestión de una semana, y pasó de las "goteras" y de decir que la "capacidad de acogida" estaba "muy saturada", según palabras de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, a afirmar que "España es solidaria" y aceptaría la cifra "sin reticencias".

Sin embargo, a día de hoy, de los 160.000 refugiados en total que días después la Comisión Europea pactó resdistribuir entre los Estados entre 2.015 y 2.016, solo se han repartido 1.145l. Y España, de los 16.000 que se comprometió a traer, solo ha acogido a 18, y según Exteriores está a la espera de otros 87 en breve. Para cumplir la previsión, tendría que trasladar a cerca de 1.800 personas al mes de aquí a diciembre.

En España, las personas con mayores niveles de educación e ingresos son las que más apoyan el derecho al asilo, mientras que las personas mayores y aquellos con menor nivel educativo son los más reacios a ver refugiados en su vecindario.

Globalmente, el estudio de AI, basado en una encuesta a 27.000 personas, concluye que la población "está dispuesta a dar la bienvenida a los refugiados hasta niveles asombrosos", y que "el discurso político en contra de los refugiados no se corresponde con la opinión pública". La inmensa mayoría de la gente (80 %) recibiría a personas refugiadas con los brazos abiertos, y uno de cada 10 incluso estarían dispuestos a acogerlas en su propia casa. El porcentaje se eleva hasta el 46 % en China, el 29 % en Reino Unido y el 20 % en Grecia, pero sólo es del 1 % en Rusia y del 3 % en Polonia. El 32 % dijo que aceptaría refugiados en su barrio, el 47 %, en su localidad, y el 80 %, en su país.

El Índice de Bienvenida a los Refugiados refleja que no hay señales de decaimiento de la aceptación en la población de varios países que ya acogen a un número elevado de personas refugiadas, como Grecia y Jordania. Ambos ocupan, junto a Alemania, uno de los 10 primeros puestos del ranking (7 y 8, respectivamente). En cambio, los países con menor puntuación fueron Rusia, Indonesia y Tailandia, por este orden.

"Estos números hablan por sí solos. La gente está dispuesta a dar la bienvenida a las personas refugiadas; las inhumanas respuestas de los gobiernos a la crisis de refugiados no tienen prácticamente nada que ver con las opiniones de la ciudadanía de sus países", ha afirmado el secretario general de Amnistía Internacional, Salil Shetty. El estudio se publica poco mas de dos meses depués de la firma del polémico acuerdo entre la UE y Turquía, muy criticado por la ONU y por las organizaciones internacionales, y que supone la devolución a Turquía de todos aquellos que entren irregularmente en Grecia desde el 20 de marzo.

"Los esfuerzos de los gobiernos para mantener alejadas a las personas que huyen de la guerra y la persecución chocan frontalmente con la humanidad y la solidaridad de la ciudadanía de sus países, por no mencionar las obligaciones que han contraído en virtud del derecho internacional. A los refugiados hay que ayudarlos, protegerlos y acogerlos en las comunidades, no recluirlos a distancia en campos de refugiados y centros de detención", dijo Salil Shetty. "Los políticosd eben solucionar el vergonzoso desequilibrio que hace que el 86 % de los refugiados del mundo sean acogidos por los países más pobres del mundo, mientras que los ricos renunciar a cumplir sus responsabilidades".