El pasado 29 de agosto, el padre del niño, Florin, de 50 años y nacionalidad rumana, aprovechó un descuido de la educadora que supervisaba la visita que le hizo a su hijo en un punto de encuentro del ente foral para raptarlo y huir con él.
Desde un primer momento, la Ertzaintza pensó en que podía haber salido del país, algo a lo que Cristina no se hace a la idea. «No puede haber salido, tiene que estar en España», dice.
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