La dificultad para conciliar la vida laboral y la familiar ha hecho que la mayoría de los menores alicantinos tengan que comer fuera de casa. En total son 47.378 escolares (últimos datos de que dispone Conselleria) los se quedan a comedor cada día, la mitad más de los que lo hacían hace cinco en años.

En total son 47.378 escolares (últimos datos de que dispone Conselleria) los se quedan a comedor cada día en la provincia, la mitad más de los que lo hacían hace cinco en años. En algunos centros prácticamente todos los alumnos comen en el comedor: en una clase del Colegio Don Bosco con 27 escolares sólo dos van a casa a mediodía.

María es una de ellas. A ella no le gustaría comer en el colegio «porque hacen cosas que no me gustan y también por descansar en casa», sin embargo, también echa de menos quedarse algún día «para comer con las amigas».

Su compañera Sara, en cambio, come todos los días en el centro porque sus padres terminan de trabajar a las tres de la tarde. «No me gusta mucho pero también me lo paso muy bien con mis amigos» comenta la niña. Lejos de la anécdota, el comedor ha dejado de ser una elección de los padres para convertirse en una necesidad. Para el representante de la FAPA Gabriel Miró, JoaquínGarcía, este servicio «es determinante para la escolarización de los alumnos».

García exige la implantación de esta prestación en todos los centros, también en los de secundaria, y lamenta que colegios como el de Bacarot o el de Petrer carezcan de este servicio y tengan que reagruparse en otros centros cercanos al suyo. En la ciudad, por ejemplo, se ha anunciado que el colegio de San Nicolás de Bari contará a partir de octubre con comedor, tras años de reivindicaciones.