Nunca fue un debate clausurado. Pero ahora, a menos de dos semanas de que se convoquen elecciones si un acuerdo de Gobierno no lo evita antes, la idea de una alianza electoral entre Podemos e Izquierda Unida vuelve a estar sobre la mesa con más fuerza que nunca. Y también con más posibilidades que nunca de convertirse en realidad, pese a los escollos.
La pelota está, una vez más, en el tejado de la formación morada. "Hay que ser prudentes, pero deseo de corazón que Alberto [Garzón] y nosotros podamos estar a la altura. Eso no implica generar expectativas, pero el momento requiere una conversación política de altura", ha dicho este miércoles al respecto el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, en los pasillos del Congreso.
Él, que el año pasado se mostró muy crítico con la federación de izquierdas y que lideró unas negociaciones con Garzón para el 20-D que acabaron en portazo, ha cambiado totalmente de tono y de registro. El miércoles pasado admitía que buscaría un diálogo y una negociación con el líder de IU, y un día más tarde, en una entrevista en Cuatro, se mostraba dispuesto a un entendimiento "desde el reconocimiento", y no desde la mera absorción, algo a lo que Garzón se niega en redondo. "IU es una organización con personalidad. Lo que queremos es una colaboración (...) Podemos jamás querrá integrar las siglas de nadie”, aseguró Iglesias entonces.
El debate dentro del partido morado, que siempre ha defendido la transversalidad frente a un frente de izquierdas y se ha distanciado de IU como organización, es delicado. Especialmente porque esta tesis ha sido construida y alimentada por el número dos y secretario político de la formación, Íñigo Errejón, cuya relación con Iglesias se vio sacudida recientemente por la crisis del partido en Madrid y la destitución de su mano derecha, Sergio Pascual, como secretario de Organización.
El terremoto que se produjo entonces puso de manifiesto las distintas sensibilidades dentro de la organización, encarnadas para muchos en Iglesias y Errejón, y que viene a traducirse, principalmente, en un debate estratégico sobre el eje arriba-abajo (pueblo-élite) frente al tradicional de izquierda-derecha.
En ese debate, Errejón sigue defendiendo esa transversalidad, que no considera compatible con IU, y no quiere un pacto electoral bajo la fórmula de una coalición estatal, que califica de "sopa de siglas". El número dos desconfía de que este tipo de alianza, la única que aceptaría IU, dé como resultado una suma de los votos que ambas formaciones obtuvieron en los últimos comicios, 5 millones y 1 millón, respectivamente, lo que habría supuesto superar al PSOE. "Los cuentos de ábacos no funcionan casi nunca", dijo este martes en el Congreso, e insistió en que los acuerdos que "se hacen bien multiplican" y los "que se hacen mal", dividen.
Superando recelos
Pero lo cierto es que, pese a los recelos de Errejón, muchos de los que comparten sus tesis han ido convenciéndose en los últimos días de la necesidad de llegar a un acuerdo, conscientes de la importancia del "momento histórico". "No nos fascina la idea, pero el momento lo pide. Toca ser generosos; es la oportunidad de ganar", afirma un dirigente de Podemos partidario de la transversalidad. "Es una oportunidad histórica", afirma otro destacado miembro del partido muy próximo a Errejón.
La presión es mucha, dentro y fuera de la formación morada. Las encuestan reflejan un desgaste de Podemos y un empuje de IU, y voces como la de la alcaldesa de Barcelona y líder de Barcelona en Comú, Ada Colau, y la de la líder de Compromís, Mónica Oltra, cuyas formaciones son socias territoriales de Iglesias, han insistido públicamente en los beneficios de un entendimiento. Y aunque ni Podemos ni IU descartan la posibilidad de un milagro de última hora que permita un pacto y evite nuevas elecciones, ambos son conscientes de que se encuentran en tiempo de descuento.
Oficialmente, nada se ha movido. Ambas organizaciones respetan el escenario de formación de Gobierno y no harán ningún movimiento hasta que, de no conseguirse, se convoquen oficialmente las elecciones el 2 de mayo. Para entonces, IU espera que sea Iglesias quien de el primer paso. Entretanto, miembros del entorno del líder de Podemos han mantenido conversaciones informales con gente cercana a Garzón para hacerle saber que una alianza no es solo posible, sino deseable, según han confirmado a 20minutos fuentes de ambos partidos, informa Angel Calleja.
Buscando la fórmula mágica
Pablo Iglesias ha tomado nota y parece dispuesto a ceder, pero aún hay escollos por salvar. Al debate de las siglas y al del arriba-abajo frente a la lógica tradicional de izquierdas se suma la deuda de IU, que atraviesa una delicada situación financiera. Antes del 20-D debía a los bancos más de 9 millones de euros, una situación que se vio agravada al conseguir solo dos diputados, pese a su millón de votos, y no poder así lograr grupo parlamentario propio, con lo que no ha podido recibir las subvenciones destinadas a cubrir gastos de la última campaña electoral.
Otro asunto no menos será la elaboración de las listas electorales, ya que en caso de coalición habría que hacer hueco a los de Garzón, con los consiguientes corrimientos de puestos. Este es un debate, el de las listas, que aún no se ha cerrado en Podemos, aunque tanto Iglesias como Errejón, más allá de la confluencia o no con IU, se han mostrado favorables a, si se convocan comicios, concurrir con las mismas listas con las que se presentaron al pasado 20D, sin celebrar primarias.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios