El misterio sobre los restos de Cervantes en las Trinitarias, a la espera de un perfil genético

Antropólogos, arqueólogos, historiadores y forenses trabajaron casi un año analizando los restos de la cripta ubicada bajo la iglesia de San Ildefonso del convento de las Trinitarias Descalzas, donde se trasladó el cadáver de Cervantes hacia 1730.
Antropólogos, arqueólogos, historiadores y forenses trabajaron casi un año analizando los restos de la cripta ubicada bajo la iglesia de San Ildefonso del convento de las Trinitarias Descalzas, donde se trasladó el cadáver de Cervantes hacia 1730.
J. BALAGUER/AYUNTAMIENDO DE MADRID
Antropólogos, arqueólogos, historiadores y forenses trabajaron casi un año analizando los restos de la cripta ubicada bajo la iglesia de San Ildefonso del convento de las Trinitarias Descalzas, donde se trasladó el cadáver de Cervantes hacia 1730.

El azar quiso que los restos de Miguel de Cervantes Saavedra saliesen a la luz celebrando cuatro siglos de la publicación de la segunda parte de su celebérrima novela, y un año antes del también cuarto centenario de su fallecimiento, que se celebra este viernes 22 de abril.

El 17 de marzo de 2015, medios de comunicación de todo el mundo asistieron a una rueda de prensa en la que el equipo de investigación que había seguido durante diez meses la huella del alcalaíno más ilustre confirmó el hallazgo ateniéndose a la "certeza histórico-documental, arqueológica y antropológica".

La prudencia de los expertos ha sido máxima debido al estado de los restos (fundamentalmente esquirlas) y al hecho de que se encontrasen mezclados con los de otros difuntos (adultos y niños), entre los que podría estar su esposa, Catalina de Salazar, enterrada en el monasterio de las Trinitarias Descalzas diez años después que su marido.

El ritual funerario de Cervantes es uno de los pocos detalles biográficos perfectamente documentados, no obedece a especulaciones y, sin embargo, han pasado cuatro siglos hasta que un equipo multidisciplinar accediese a la cripta del convento de las Trinitarias en el Barrio de las Letras de Madrid.

Hasta 2015, solo José I Bonaparte mostró su interés a nivel institucional, si bien fue la Real Academia Española (RAE) la entidad que en 1870 logró gracias a su director, el marqués de Molins, crear una comisión para documentar la ubicación de los restos. Fue el año en el que se instaló la placa marmórea conservada en la fachada conventual.

La razón que históricamente se ha esgrimido para explicar este emplazamiento es que la orden trinitaria logró el rescate de Cervantes en Argel, además de ser esta la protegida por el conde de Lemos, al que dedicó el Quijote. Por otro lado, murió en su casa de la calle Francos (hoy Cervantes), muy próxima a la capilla primitiva donde recibió sepultura, en la calle Amor de Dios, y que fue demolida en 1672.

Sofisticadas técnicas de termografía y georradar localizaron los restos en la primera fase de la investigación, para dar paso al trabajo antropológico de una treintena de expertos que accedieron a la cripta, en cuyo suelo se produjo el hallazgo.

El traslado del cadáver a la segunda cripta en 1730 y la humedad subterránea han motivado que la conservación de Miguel de Cervantes no sea tan óptima como la de otros difuntos encontrados, como es el caso de momias de niños que, en sorprendente buen estado, han aportado datos antropológicos hasta ahora desconocidos. Los menores componen el grueso de los 300 esqueletos hallados junto a fragmentos de indumentaria litúrgica de la época y una moneda de 16 maravedís.

El 10 de junio de 2015, la iglesia conventual de San Ildefonso albergó un acto funerario con honores militares, encabezado por la exalcaldesa de Madrid, Ana Botella, quien descubrió un placa conmemorativa sufragada por la RAE.

Como epitafio, el anuncio obtenido tras las investigaciones, "yace aquí Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616)", y un fragmento de la última obra que el homenajeado remató días antes de morir, Los trabajos de Persiles y Sigismunda. En la actualidad, el monumento solo puede visitarse media hora antes de la misa diaria (a las 9.30 horas).

Con el cambio de Gobierno municipal sigue pendiente el inicio de la tercera fase de la investigación, que, en palabras del forense y director del proyecto, Francisco Etxeberría, se centraría en lograr un perfil genético que permitiese concretar más el hallazgo, dado que con los restos de las Trinitarias no se pueden cotejar las supuestas patologías de Cervantes o realizar una reconstrucción craneal y así comprobar los rasgos del autorretrato que escribió para el prólogo de las Novelas ejemplares ("rostro aguileño, frente lisa y desembarazada, de nariz corva [...]; la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y esos mal acondicionados").

¿Es su hermana Luisa la clave?

Su nombre salió a la palestra tras el hallazgo en el convento madrileño, ante la posibilidad de cotejar el ADN de ambos. Sor Luisa de Belén Cervantes ingresó con 18 años en el monasterio alcalaíno de las Carmelitas Descalzas de la Purísima Concepción. Aunque se da por hecho que está enterrada allí, se desconoce la ubicación de sus restos, si bien las religiosas afirman que comparte osario con otras difuntas.

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