De afilador de lápices a probador de camas de lujo: los trabajos más curiosos del mundo

  • En EEUU llegan a pagar 1.500 dólares al mes por probar camas de lujo.
  • Guardar fila para otros es un trabajo muy popular en China y se está comenzando a implantar en Estados Unidos.
  • En Australia te pagan por cuidar a un marsupial; en Taiwán por llorar en el entierro.
Imagen de archivo de una mujer durmiendo.
Imagen de archivo de una mujer durmiendo.
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Imagen de archivo de una mujer durmiendo.

Todo el mundo aspira a encontrar un empleo que le guste, con buen ambiente y que le haga feliz. Internet se ha convertido en la mayor fuente para la búsqueda de empleo. Se pueden encontrar trabajos convencionales pero también podemos descubrir empleos muy peculiares. Aquí te presentamos algunos de ellos.

Probador de camas de lujo

El empleo consiste en acudir a una tienda de camas de lujo y dormir en uno de sus colchones de 10 de la mañana a 6 de la tarde. Tras el descanso, los probadores tan solo tendrán que contar su experiencia y sus opiniones en un blog. Por realizar este trabajo, en Estados Unidos llegan a pagar 1.500 dólares al mes.

Afilador de lápices

De momento sólo existe una persona en el mundo que se dedique a este empleo. Su nombre es David Rees. Este afilador de lápices artesanal residente en Estados Unidos trabaja con solo un objetivo: asegurar que la punta del lápiz no se rompa y con eso garantizar su autenticidad. Por cada lápiz afilado cobra desde 11 hasta 35 dólares.

'Filero' profesional

Este trabajo es muy sencillo, tanto como que tan solo consiste en estar de pie esperando en un fila. Cuando contratas a un 'filero', éste espera por ti en un cola para lo que necesites: conseguir entradas para un concierto, adquirir el último modelo del Iphone o comprar unas entradas de cine. En China este trabajo es muy popular y, actualmente, se está comenzando a implantar en Estados Unidos.

Catador de alimentos para perros

El empleo consiste en degustar este tipo de comida para asegurarse que se cumplen todos los requisitos de calidad de las marcas, midiendo ciertas características como la consistencia, el sabor o la dureza. Una vez saboreada no suelen ingerirla.

Catador de helados

Algunas marcas contratan a una persona para que viaje alrededor del mundo probando helados y captando nuevos sabores y fragancias, para así crear gustos nuevos. Una de las curiosidads de este empleo, es es que la cata la suelen realizar con cucharas de oro, ya que este elemento no tiene sabor alguno.

Probador de toboganes

La persona encargada de ello se dedica a comprobar la velocidad, la rapidez, la altura, el aterrizaje y el nivel de diversión de los toboganes y, por ello, puede llegar a cobrar hasta 32.000 dólares al año. A pesar de todo, las personas que se dedican a este oficio también se ponen en riesgo, ya que pueden quedar atascados o dañarse en aquellos toboganes que estén rotos.

Cuidar a un wombat

Derek es una pequeña cría de wombat, un marsupial que recuerda a una mezcla entre un oso y un roedor, residente en Australia que actualmente ha adquirido una gran fama. Lo encontraron abandonado y, por ello, ahora la junta de turismo local de Tasmania ha organizado un concurso con el objetivo de encontrar al mejor cuidador para Derek durante unos días –hay que ser residente en Australia–.

Inspector de patatas fritas

La persona encargada de este empleo deberá supervisar las cadenas de producción de una fábrica de patatas fritas para comprobar que están crujientes y bien hechas para así poder ponerlas a la venta. Los requisitos son tener una edad los 18 y los 45 años, ser muy meticuloso y un peso entre los 90 y los 120 kg. El salario es de unos 2.000 dólares al mes.

Testeador de olores

Ser testeador consiste en probar y oler durante un tiempo los desodorantes, ya aplicados en el cuerpo, hasta conseguir el olor deseado. Como no todo el mundo sirve para este oficio, se configura como un empleo bastante bien pagado, llegando a cobrar hasta 50.000 dólares al año.

Luto profesional

En Taiwán es muy común organizar un funeral dramático para los familiares del fallecido y es aquí donde entra la figura de las llamadas "hijas arrendadas". Su trabajo consiste en asistir a los funerales de aquellas familias que las contratan para llorar, cantar y retorcerse en el suelo para lamentarse de la pérdida del difunto y así otorgar el mayor dramatismo posible a la situación.

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