La hipertensión arterial y una mala alimentación aumentan el riesgo de tener piedras en el riñón

El 30 por ciento de los que los padecen necesitan tratamiento para expulsarlos

"La hipertensión arterial y el abandono de la dieta mediterránea son las principales causas del aumento de los casos de piedras en el riñón. Cada año se detectan 300.000 casos nuevos", según el doctor Tomás Fernández Aparicio, jefe de urología de Hospital Quirónsalud Murcia.

Más de dos millones de personas sufren cálculos renales en España, de los cuáles un 30 por ciento necesita tratamiento para expulsarlos. El 6 por ciento de la población tendrá un cálculo renal a lo largo de su vida. Es una enfermedad caracterizada por la formación de piedras en el aparato urinario, en concreto en el riñón, aunque ocasionalmente pueden aparecer de modo primario en la vejiga o en divertículos (dilataciones) uretrales.

El primer episodio suele aparecer entre los 30 y 50 años, tras ello, la probabilidad de recurrencia es del 50 por ciento en los cinco años siguientes, porcentaje que aumenta en los casos con historia litiásica familiar.

El cólico nefrítico es la forma más frecuente de detectar una piedra en el riñón. El diagnóstico habitualmente se realiza a través de un estudio de imagen.

La ecografía ofrece una gran rentabilidad diagnóstica; no obstante el procedimiento diagnóstico de elección es la tomografía axial (TAC), que ofrece datos anatómicos muy precisos, además de aportar información sobre la "dureza" del cálculo, lo que ayuda a orientar el tratamiento.

Muchos de los cálculos urinarios serán expulsados espontáneamente. Sin embargo es muy frecuente tener que recurrir a un tratamiento activo.

Prevención y tratamiento

Para reducir su incidencia, el doctor Fernández Aparicio recomienda seguir una serie de medidas higiénicas y dietéticas como una alimentación variada, una dosis adecuada de calcio, no abusar de los hidratos de carbono refinados, las proteínas y la sal, y la ingesta abundante de líquidos.

Una de las opciones es el láser. Algunos pueden aplicar en puntos de diámetros de hasta un tercio de milímetro energías de 30 watios o superiores. Ello ha permitido miniaturizar los instrumentos de trabajo y alcanzar el propio riñón desde la uretra (empleando por tanto los orificios naturales) con la intención de fragmentar y pulverizar cálculos de hasta 3 cm de diámetro, situación impensable hace tan solo unos años.

De igual modo, se ha facilitado el acceso a litiasis renales ubicadas en localizaciones que antes únicamente eran accesibles desde el exterior (por ejemplo, divertículos caliciales).

La cirugía endoscópica, que genéricamente es como llamamos a este tipo de técnicas, ha ganado notablemente en eficacia, permitiendo tratamientos de éxito con una mínima invasión, escasas complicaciones y rápidas recuperaciones.

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