La decisión de cerrar 450 oficinas en España que anunció Banco Santander la semana pasada ya tiene una estimación en número de trabajadores: serán 1.200 empleados como ajuste máximo, tal y como la compañía ha planteado este miércoles a los sindicatos. La cifra supone una reducción del 5% en el número de trabajadores.

Según fuentes sindiciales citadas por Europa Press, la cifra podría ser rebajada antes de alcanzar un acuerdo definitivo en la negociación con los representantes de los trabajadores.

El gigante financiero que preside Ana Botín ha considerado cerrar el 13% de su red de sucursales y afectará principalmente a las oficinas de menor tamaño, aquellas que tienen entre uno y tres empleados, aunque fuentes de la compañía aseguran que no van a dejar de estar presentes en ninguno de los más de 2.000 municipios en los que tiene presencia.

El plan prevé incorporar personal de las sucursales cerradas a otras oficinas, así como resolver con prejubilaciones el futuro de los trabajadores que no puedan ser recolocados. La entidad también considera redimensionar los servicios centrales, lo que afectaría al personal que trabaja en la Ciudad Financiera de la localidad madrileña de Boadilla del Monte.

La federación de servicios de UGT, sin embargo, sospecha que el banco busca aprovecharse de la situación "favorable" que facilita la actual legislación laboral para iniciar "un proceso de destrucción de empleo".

Los escenarios de bajos tipos de interés y el auge de las nuevas tecnologías en el sector financiero —que hace menos necesaria la atención física en la gestión de las cuentas de los clientes— plantea a los bancos un nuevo escenario de recortes de personal para incrementar su productividad. Caja España-Duero dijo este martes que podría despedir hasta 1.120 empleados, mientras que el BBVA estima que a largo plazo podrían sobrar 2.800 de sus 3.800 oficinas actuales.