La extrema suavidad térmica de este invierno ha hecho avanzar la temporada de polinización de las plantas, que ha empezado fuerte, superando las concentraciones medias. Este es el caso del polen del “platanus” y la “parietaria”, que este mes de abril supondrán un nivel de riesgo máximo para las alergias respiratorias, según la Xarxa Aerobiològica de Catalunya (XAC). En Catalunya, un millón y medio de personas padecen alguna patología alérgica respiratoria que en un 40% de los casos está provocada por un polen. Los síntomas habituales suelen ser ahogo, tos, estornudos, picor en la nariz y en los ojos, obstrucción y mucosidad nasal, dolor de cabeza y pérdidas de horas de sueño.

Según la Societat Catalana d'Al·lèrgia i Immunologia Clínica (SCAIC), el perfil de la alergia a pólenes se ha modificado en los últimos años, y actualmente la mayoría de las personas son alérgicas a varios de ellos, lo que complica tanto el diagnóstico como el tratamiento. Así, la clásica alergia estacional se convierte en casi permanente, dado que los síntomas pueden comenzar en febrero y prolongarse durante los meses de verano.

Además, las enfermedades alérgicas se han duplicado estos últimos 15 años, especialmente debido a la contaminación, principalmente por la combustión de productos derivados del fuel, y al uso ornamental de especies alergénicas, como el plátano de sombra. La incidencia de alergia respiratoria es mayor en los medios urbanos, dónde los motores diésel aumentan la potencia alergénica de los pólenes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que haya al menos dos alergólogos cada 100.000 habitantes, lo que deja a Catalunya en una situación preocupante al tan sólo haber un alergólogo para 141.000 habitantes sin, además, equidad territorial. Especialmente alarmante es la escasa o nula atención alérgica sanitaria en los territorios del Alt Penedès, Osona o Girona, según la SCAIC. La falta de especialistas alergólogos implica una repercusión directa en el diagnóstico y en el diseño del tratamiento así como un aumento del gasto sanitario, con la multiplicación de visitas, hospitalizaciones y fármacos; y del coste social, debido al absentismo laboral y escolar.

Profesionales del Departament de Salut de la Generalitat y de la SCAIC elaboraron el Model d’atenció al·lergològica de Catalunya, presentado en noviembre de 2010, que definía cuál debía ser la actividad del alergólogo, planteaba diferentes posibilidades de organización territorial de la especialidad y también proponía el calendario de despliegue en Catalunya y cómo debía hacerse el seguimiento. No obstante, según explica a 20Minutos el doctor A. Valero, especialista en alergología en el Servicio de Neumología y Alergia Respiratoria de l'Hospital Clínic de Barcelona, "No se han tomado las medidas necesarias por parte de la administración para satisfacer las demandas de los pacientes, que tienen que esperarse entre seis y 18 meses para ser atendidos".

El tratamiento adecuado, siguiendo las indicaciones del médico, es el mejor método para combatir las alergias. Los medicamentos más utilizados para aliviar los síntomas respiratorios son los antihistamínicos orales y los corticoides nasales para la rinoconjuntivitis, y los broncodilatadores y corticoides inhalados para el asma.

En casos seleccionados se puede recomendar el tratamiento de inmunoterapia, también llamado de vacunas o inyecciones antialérgicas. Este tratamiento consiste en recibir inyecciones periódicas según lo determine el especialista, por un periodo de tres a cinco años. Las vacunas ayudan al sistema inmunológico a hacerse cada vez más resistente al alérgeno específico, al tiempo que disminuye los síntomas de alergia y la necesidad de futuros medicamentos. El objetivo es conseguir que el sistema inmunitario deje de considerar ese elemento como extraño y no se produzca la alergia. La inmunoterapia se utiliza especialmente para la alergia al polen, los ácaros, el pelo de algunos animales, las esporas de los hongos y las picaduras de avispa y abeja.

Mientras dura la polinización, otros estímulos como resfriados, lacas, insecticidas, perfumes, contaminación, esfuerzos físicos y sobretodo el tabaco pueden empeorar los síntomas. Estas son algunas de las recomendaciones para minimizar la exposición individual a los pólenes según el Departament de Salut de la Generalitat: