Las escenas drámaticas se siguen sucediendo en los campos de refugiados en Grecia mientras que el país heleno, falto de medios para facilitar la puesta en marcha del pacto entre la UE y Turquía que contempla expulsar a los migrantes a suelo turco, sigue recibiendo un flujo incesante de llegadas por mar.

La desesperación de los migrantes atrapados en los campos de refugiados —convertidos ahora de facto en campos de detención— llega a tal punto que un refugiado se ha prendido fuego este martes en Idomeni. En un vídeo difundido por las redes sociales se puede ver cómo un grupo de hombres lo transportan envuelto en una manta hasta una ambulancia.

El suceso tuvo lugar en medio de la protesta de un grupo de unos 50 migrantes y refugiados que desde ayer mantienen ocupadas las vías del tren para exigir la apertura de las fronteras. Según los periodistas presentes en el campamento, los refugiados dicen estar determinados a continuar ocupando la línea férrea hasta que logren su objetivo.

Tras el incidente muchos refugiados se concentraron en el lugar donde ocurrió el suceso y se unieron a la protesta, relatan testigos en las redes sociales.

En las últimas semanas las protestas de refugiados y migrantes se han multiplicado, no solo en Idomeni, sino también en el puerto del Pireo, donde cerca de 5.000 personas se agolpan en los pabellones habilitados como centros de acogida y en tiendas de campaña.

El Gobierno griego ha reprochado a Turquía no estar cumpliendo su parte del acuerdo con la Unión Europea (UE) al no frenar las llegadas de nuevos migrantes a suelo heleno. "Creemos que Turquía no esta cumpliendo el acuerdo, hasta hoy no han bajado las llegadas", dijo la portavoz del Gobierno, Olga Yerovasili, en rueda de prensa.

Por ese motivo, añadió, el primer ministro, Alexis Tsipras, ha iniciado una serie de contactos, entre ellos con la canciller alemana, Angela Merkel. "Pedimos la reducción de las llegadas inmediatamente. Por ese motivo el primer ministro inició hoy los contactos", subrayó.

Yerovasili afirmó que Grecia dará un plazo de diez días para que se reduzca el número de los que entran en el país, pero no señaló qué hará el Gobierno en caso de que esto no se cumpla. Al mismo tiempo reconoció que durante un tiempo transitorio "ninguna de las partes" puede cumplir sus compromisos.

Según los datos publicados este martes por el centro de gestión de crisis del Gobierno griego, desde el pasado lunes llegaron a las islas del mar Egeo 600 personas. Al igual que el lunes, la mayor parte (281) llegó a la isla de Quíos, mientras que a Lesbos arribaron 181 personas. El resto se distribuyó entre las islas de Kos y Leros.

Actualmente hay en las islas 5.775 migrantes y refugiados, entre los que estaban antes de entrar en vigor el acuerdo y que no podrán ser expulsados y los que llegaron después. El número total de migrantes y refugiados repartidos por toda Grecia asciende ya a 52.207, siendo el campamento fronterizo de Idomeni el que —con 13.250— más personas alberga.

La ONU y distintas agencias humanitarias expresaron este martes su "profunda preocupación" por el acuerdo alcanzado entre Turquía y la Unión Europea para frenar el flujo de refugiados e inmigrantes hacia el continente.  El Alto Comisionado para los Derechos Humanos, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y Unicef mostraron su estupefacción por las contradicciones que, apuntaron, contiene el acuerdo.

"Hay una falta total de claridad. No se explica cómo se van a respetar los derechos de las personas y especialmente de los niños que deben ser especialmente protegidos y por ahora nadie explica cómo", denunció en rueda de prensa Rupert Colville, portavoz del Alto Comisionado.

"Nosotros no operamos en centros de detención. Los refugiados están retenidos, no se les permite irse y nosotros no operamos en centros de detención, es contrario a nuestra política, con lo que no ayudaremos a identificarlos y registrarlos", advirtió Melissa Fleming, portavoz jefe de ACNUR.