Franco en el ataúd y otros líderes retratados por Leon Golup, pintor del trauma, visitan Londres

  • Los descarnados retratos políticos del pintor grotesco-figurativo estadounidense (1922-2004) se exponen en la National Portrait Gallery.
  • Además de la serie sobre el dictador español, Glub pintó a otros autócratas y gobernantes: Castro, Kissinger, Breznev, Pinochet, Nixon, Pablo VI...
  • 'Los veo como marionetas aunque ellos crean que manejan el espectáculo', dijo Golub sobre los personajes, a los que presenta como 'máscaras vacías'.
El cadáver de Franco en el ataúd en uno de los retratos de Leon Golub
El cadáver de Franco en el ataúd en uno de los retratos de Leon Golub
Ulrich Meyer and Harriet Horwitz Meyer Collection. Photograph by Michael Tropea, Chicago
El cadáver de Franco en el ataúd en uno de los retratos de Leon Golub

Pintó torturas e interrogatorios, mercenarios a sueldo, alegorías sobre las armas químicas que el ejército de los EE UU usó en Vietnam y otras escenas de dominación, opresión y violencia salvajes. El estadounidense Leon Golub (1922-2004) salió del servicio militar, que cumplió entre 1943 y 1946, en torno a la II Guerra Mundial, convencido de que el poder conlleva la corrupción y la extensión de la maldad. Como artista se encargó de airear la sensibilidad del trauma colectivo durante una época en que sus contemporáneos preferían desvincularse mediante la abstracción o el estilo pop.

Uno de los imaginarios que el pintor de Chicago prefirió fue el retrato de líderes mundiales: desde dictadores o políticos con enorme influencia hasta jerarcas religiosos. A partir de fotografías de prensa, Golub pintó la arrogancia y la gestualidad del poder en una serie que ahora se presenta por primera vez en el Reino Unido. Leon Golub Powerplay: The Political Portraits (El juego de poder de Leon Golub: los retratos políticos) reúne 18 piezas de 13 personajes en una exposición que permanecerá en la National Portrait Gallery de Londres hasta el 25 de septiembre.

Cuatro retratos de Franco: desde África al ataúd

La muestra constata que el artista tenía como especial objetivo al dictador español Francisco Franco, del que se muestran cuatro retratos en diferentes etapas de la vida del militar y jefe de Estado: desde su muy famoso perfil cuando era el joven responsable de la Legión en el norte de África, desde donde comenzó a planear planes golpistas contra la República, hasta el rostro del cadáver de cuerpo presente en el ataúd que fue exhibido públicamente en Madrid tras la muerte del político.

La otra docena de personajes a los que Golub prestó atención incluye a políticos como Henry Kissinger, John Foster Dulles, Valery Giscard D'Estaing, Richard Nixon, Nelson Rockefeller y Michael Foot; revolucionarios como el argelino Houari Boumediene y el vietnamita Ho Chi Minh; el alcalde y jefe de policía estadounidense Frank Rizzo; el autócrata cubano Fidel Castro; el líder soviético Leonid Brézhnev; el sanguinario militar chileno Augusto Pinochet, y el Papa Pablo VI.

'Máscaras de goma'

Cuando en 1982 le preguntaron al artista por su ideal al firmar la serie de retratos, Golub dijo con cierta sorna: "Pienso en los retratos políticos como pieles o máscaras de goma, realistas pero sin expresión. Están vacías, no existen, carecen de huesos y tendones. Ante un retrato del renacimiento vemos a una persona  que es también un organismo vivo y tiene poder político, pero mis retratos representan a individuos que cuando actúan lo hacen de manera irracional. Son marionetas en una cadena, aunque a ellos les guste pensar que dirigen el espectáculo".

Pintados en la crispada década de los años setenta del siglo XX —en 1967 el artista había participado en la acción colectiva The Collage of Indignation (El 'collage' de la indignacion), donde 150 creadores reclamaron el retorno del compromiso social y el desenmascaramiento de la abstracción estadounidense como operación mercantil—, Golub afrontó los retratos políticos con un ardor bautismal.

'Mascarada del poder'

Antes de empezar a pintar los cuadros, que alcanzaron la cantidad de un centenar, destruyó casi todas las obras anteriores que almacenaba. Aspiraba a comenzar de nuevo mostrando la "mascarada del poder" mediante representaciones artísticas del eco mediático de estadistas y otras figuras corporativas, militares y religiosas. Quería mostrar cómo se forma la imagen del poder a través de las lentes de las cámaras, un proceso que veía como servil hacia los los intereses políticos, económicos o militares.

Uno de los coordinadores de la muestra, el profesor Jon Bird, de la Universidad de Middlesex, resalta que la serie de Golub es una forma de "mirada pública" que permite a los espectadores "proyectar nuestras propias fantasías y ansiedades sobre el poder y la autoridad". El segundo curator, Paul Moorhouse, responsable de las colecciones del siglo XX de la National Portrait Gallery, añade que el "interrogatorio sobre el poder" de Golub es el "más penetrante" de los últimos cien años. "Estas pinturas fascinantes exponen una reveladora y crítica mirada de la verdadera cara de la política".

El espectador como 'verdugo'

Golub solía indicar que su obra era "la invitación a un lugar en el que nadie querría estar". El artista, ajeno a la experimentación que producía tan buenos resultados críticos y económicos en la segunda mitad del siglo pasado, deseaba colocar al espectador en un lugar incómodo como testigo y cómplice del dolor. "El vínculo entre verdugo y espectador transforma todo acto violento en el cuestionamiento de la incapacidad de acción que se asume en la retórica visual contemporánea", señalaba el Museo Reina Sofía de Madrid en 2011 al presentar una recordada antología del artista.

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