Carmelo Gómez: 'He sucumbido ante mujeres ante las que no hay que sucumbir'

  • Actor leonés de 45 años ha tocado todos los palos en el mundo de la interpretación.
  • Ahora encarna a Coy, un marinero de la vieja escuela pero sin barco en La Carta Esférica , adaptación de la novela de Pérez-Reverte de la mano de Imanol Uribe.
  • Además, se rinde a los encantos de una pérfida sirena (Aitana Sánchez-Gijón).
  • Hablamos con Carmelo Gómez sobre su papel, la novela y el rodaje.

En La Carta Esférica es Coy, un marinero sin barco, varado en tierra. Como actor, ¿se ha sentido alguna vez así?

Si, desgraciadamente si, muchas veces, porque si realmente para lo que estás es para interpretar y te ves en paro tres años te sientes como un marinero sin barco...

Pero más que un marinero venido abajo por no tener barco, Coy es un personaje que se ha ido ablandando...

Coy es un personaje ambiguoo, tanto en la novela como en el guión. En la novela es un macarra con coleta, aunque luego se pone a mirar las estrellas porque conoce las constelaciones; ama el mar, pero tiene una relación tórrida con él, de amor-odio. Al ser un personaje cargado de datos contradictorios lo acerqué a mi tanto que lo primero que hice fue cortarle esa coleta (risas).

Coy ama el mar, pero tiene una relación tórrida con él, de amor-odio

Coy sucumbe al canto de sirena de Tanger, aun sabiendo que sufriría... ¿Carmelo lo haría también?

Hombre claro, de hecho he sucumbido ante mujeres ante los que no hay que sucumbir, pero que sucumbes porque no te queda más remedio. Lo que pasa es que esto del amor cada uno estamos en nuestro desierto y nos creamos nuestro propio espejismo.

Al tratarse de la adaptación de una novela de Reverte: ¿cómo hace la lectura del guión en relación a la lectura de la novela?

Creo que guión y novela tienen poco que ver, la verdad. Es erróneo pensar que de una novela se puede llegar a hacer una adaptación directa al cine, porque el cine utiliza un lenguaje completamente distinto, y tiene un ritmo diferente, hasta el punto de que el lenguaje del cine es la imagen, y el del libro es la imaginación y tu, como lector, te lo vas haciendo todo.

El lenguaje del cine es la imagen, y el del libro es la imaginación

¿Y qué se dejó Uribe de la novela que usted hubiera incluído?

Pues el libro encierra otra historia increíble, que aquí en España si se hubiera podido contar: cómo era posible que todos los barcos españoles que venían cargados de la Américas fueran interceptados. Nadie entendía cómo era posible que siempre se supiera por dónde y cuándo iban a pasar esos buques, y es que ya había corrupción por entonces, ya que los piratas tenían informadores dentro de la Corte.

¿Cómo fue trabajar de nuevo con Imanol Uribe?

Yo me entiendo cada vez mejor con él, y cada vez nos peleamos más, porque ya se ha establecido una relación de forma que nos lo decimos todo a bocajarro. Y creoq ue el resultado es bueno, y eso me gusta mucho. Lo que tengo claro es que si vuelve a decirme que tiene un proyecyo yo iré como loco: que me de un talón en blanco, que yo se lo firmo.

Uno de los aspectos más fuertes del personaje de Coy es cómo refleja sus sentimientos hacia Tanger. ¿Le resultó muy difícil?

No, no fue nada difícil enamorarme de Aitana (risas). En serio, lo que pasa es que esto es en torno a lo que giran todas las historias, al final siempre hay una historia de amor, tanto en el cine como en la vida. Y en ese sentido cada vez soy más consciente de que, como actor, cada experiencia que vivo algún día lo tendré que contar. Por eso para encarnar a alguien que está tan enamorado como Coy bastaba con mirar a Tanger como miraría cualquiera a alguien a quien desea, a quien admira, a quien ama. Y ya está.

Con lo difícil que es que en España se ruede un largo de aventuras... ¿cómo ha sido la experiencia?

Uribe siempre dijo que quería hacer una película de piratas... pero aquí no hay presupuesto para hacer una gran película de aventuras. En nuestro caso hemos hecho un esfuerzo ímprobo todo el equipo... por ejemplo, rodando todos los días había alguien que se iba por la borda. Normal, porque estás trabajando once horas seguidas en un barco que no para de moverse, al que había que recolocar para tener la luz adecuada, con un sol implacable y tremendamente duro para un grupo de gente que no somos marineros... Quizá por eso en el mar no rueda nadie, sólo lo hacemos los locos de los españoles; el resto lo hacen en piscinas. Ha sido muy duro, pero la verdad es que me ha encantado.

En el rodaje en el mar todos los días había alguien que se iba por la borda
¿Y las tomas submarinas?

Me ha encantado bucear y me dieron un curso para que hiciera las tomas cortas a cuatro muertos. Al principio Uribe estaba reticente a que yo buceara, pero le dije que quería hacerlo y al final bajé a 40 metros. Aunque me impresionó mucho la primera vez que bajé porque la corriente era brutal, tanto que no podía avanzar.
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